Por todo esto no deberías contratar una tarjeta «revolving»

La Voz REDACCIÓN

ECONOMÍA

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Un vecino de Narón compró una secadora por algo menos de 500 euros y generó una deuda de 12.000. ¿Cómo funcionan este tipo de préstamos al consumo? ¿En qué debemos fijarnos?

16 mar 2023 . Actualizado a las 11:34 h.

Compró una secadora de 489 euros en el año 2014 en Narón y generó una deuda cercana a los 12.000 euros. Es uno de los muchos llamativos casos que tienen que ver con las tarjetas «revolving». En realidad, con la consecuencia de contratarlas. 

Este cliente naronés acudió a los tribunales, pero la Audiencia Provincial de A Coruña acaba de condenarle a abonar casi la mitad de la deuda que le reclama Cofidis: 5.418,46 de los 12.000 euros.

¿Qué son las «revolving» y cuáles son sus riesgos?

Las tarjetas «revolving» son una forma de financiación rápida con una cuota elegida por el cliente, pero con unos intereses desproporcionados. 

Dinero en solo unas horas

Este tipo de financiación permite al cliente acceder a la cantidad solicitada en horas, para dedicarla preferentemente al consumo. Una vez concedida, puede ir disponiendo del dinero. Se devuelve cada mes conforme a lo que se vaya gastando y lo que se haya firmado con la financiera en cuestión. También se puede establecer una cuota fija, unos «cómodos 20 euros al mes», se dice en alguna publicidad. Los intereses son, eso sí, desproporcionados. Si se devuelve el dinero conforme a un porcentaje, este irá variando si se siguen haciendo disposiciones de capital. Si se paga un fijo, la modalidad más peligrosa, irán aumentando las cuotas. Se va aplazando la devolución y aumentan los intereses. 

Intereses sin fin

A medida que se amortiza el dinero, se vuelve a disponer del importe. Cada mes se paga una parte del total adeudado. La cuota no cubre el principal utilizado, así que al mes siguiente se debe la cuota y parte de la anterior.

Dinero siempre disponible

Una vez concedido el dinero, se va abonando deuda y se va reponiendo el importe solicitado. Y el usuario puede volver a disponer de él. Ahí comienza la eterna deuda. Por ejemplo, una persona pide 3.000 euros. Si hace una compra de 2.000, aún tiene otros 1.000 disponibles. Conforme paguemos la cantidad de la que hayamos dispuesto, vuelve a aumentar el crédito. Si hemos devuelto 100 euros, ahora tenemos para nuestro uso 1.100. Los afectados pueden, por ejemplo, pagar entre 50 y 100 euros al mes, pero como siguen disponiendo de dinero, el número de cuotas en lugar de reducirse, aumenta. Si se dan retrasos, se repercuten comisiones muy altas que, si no se abonan, siguen generando deuda. Un ejemplo: un cliente pide 1.000 euros. Paga una cuota al mes de 30. Su idea entonces es que debe 970 euros. Con un interés real de un 29 %, los intereses generados son de más de 24 euros. Es decir, solo ha amortizado 6, aunque pague de cuota 30. Sigue debiendo 994. Y así mes a mes. De seguir así, en lugar de 1.000 euros, devolverá casi 4.000.

Desinformación

Los afectados no suelen conservar los contratos o nunca los han tenido. Los extractos no reflejan el TAE, sino otros índices mensuales que esconden el coste real de la operación. En estos préstamos, el interés oscila entre el 22 y el 28 %. El Tribunal Supremo fijó el pasado mes de mayo los criterios para considerar una «revolving» abusiva. En muchas ocasiones, el lenguaje de los documentos es enrevesado o incluso demasiado pequeño. 

Contratos sencillos

La contratación es, eso sí, sencilla. Solo hace falta el DNI y acreditar la titularidad de una cuenta. Se puede contratar por teléfono. No hay valoración alguna del riesgo del usuario.