La reforma de Escrivá retrasa la edad de jubilación a costa de pagar pensiones más altas
ECONOMÍA
Fedea sostiene que se han reducido los retiros anticipados y se han duplicado los demorados, pero no se contiene el gasto
11 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La reforma de las pensiones diseñada por el anterior ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha logrado uno de sus objetivos: disminuir las jubilaciones anticipadas y, por tanto, aumentar la edad efectiva de jubilación, que por primera vez se ha situado por encima de los 65 años. Sin embargo, ha fracasado en el otro gran objetivo para el que realmente fue impulsada: disminuir el gasto del sistema para alcanzar la sostenibilidad, puesto que ha elevado la cuantía de las pensiones que reciben los nuevos jubilados. Así lo asegura la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) en un informe publicado ayer que ofrece unas primeras valoraciones sobre los efectos de la ley sobre la jubilación anticipada y demorada con datos de la muestra continua de vidas laborales del ejercicio 2022.
Así, en los dos primeros años de aplicación se ha producido un aumento de la edad efectiva de jubilación, que ha pasado de estar en 64,7 años a cierre del 2021 a elevarse hasta los 65,1 años en el 2024, con los últimos datos disponibles, del mes de abril.
Los autores, aunque admiten que una parte del retraso puede deberse al aumento de la edad legal que trajo la anterior reforma del 2011, consideran que hay otra parte que es gracias a las modificaciones introducidas en esta última reforma, que cambió los coeficientes reductores para quienes se jubilen de forma anticipada, castigando más a quienes quieran adelantar su retiro dos años o los últimos tres meses antes de cumplir la edad. Además, la reforma infrapenalizaba la franja intermedia, aquellos que finalizaban su etapa laboral entre 9 y 18 meses antes de cumplir con la edad, dependiendo de los años cotizados. En el lado contrario, la ley aprobada en el 2021 mejoró las pensiones para quienes se jubilen más tarde de la edad legal, elevando al 4 % el incentivo por cada año de demora independientemente del período cotizado y añadiendo la posibilidad de que escojan, en lugar de la bonificación del 4 %, un cheque al contado de hasta 12.000 euros por año de retraso en el momento de la jubilación.
Mayores penalizaciones
Estos cambios en el diseño han provocado que haya menos jubilaciones anticipadas. Más concretamente, el porcentaje de prejubilaciones con coeficientes reductores ha pasado del 27,1 % del total de altas en el 2021 al 20,9 % en el 2024 (datos de abril), un descenso equivalente al de los seis años anteriores y que además ha venido acompañado de un recorte de un trimestre del tiempo medio de anticipación.
Ello se debe —según el estudio— a la «drástica» disminución de las jubilaciones anticipadas por el aumento de las penalizaciones, que han pasado en algunos casos del 16 al 21 %.
Al mismo tiempo, también se ha logrado que haya muchas más jubilaciones demoradas, más del doble, al pasar de representar el 4,8 % del total de altas en el 2021, al 10,5 % hasta el pasado abril, acompañado también de un ligero incremento de los años medios de demora: de 2,8 años a 2,9. Ambas medidas han producido también un aumento de casi cinco meses de la edad efectiva de jubilación, por encima del aumento de la edad legal (cuatro meses), en apenas dos años.
Sin embargo, otro efecto de la reforma es un incremento de la cuantía de la pensión media al aplicar penalizaciones medias menores (del 11,1 % en el 2021 al 8,2 % en el 2022), por lo que «podría concluirse que ha sido efectiva en cuanto a desincentivar la jubilación anticipada y a impulsar la edad efectiva de jubilación, pero no necesariamente en cuanto a limitar el gasto en pensiones», concluye el informe de los expertos de Fedea.
Más concretamente, señalan que el impacto de la reforma de pensiones en el gasto es «muy modesto», del 0,02 % del PIB a largo plazo en caso de un aumento de un año de la edad efectiva de jubilación sin incremento de la edad legal.
Un tercio de los que se jubilan más tarde eligen mal el premio
Aquellos trabajadores que en el año 2022 decidieron jubilarse más tarde de la edad que les correspondía de forma voluntaria pudieron escoger, gracias a la reforma, entre dos tipos de recompensa: o cobrar un cheque de hasta 12.000 euros o una pensión un 4 % más alta de por vida por cada año de retraso. La mayoría, el 71,9 %, eligieron el 4 % adicional, mientras que el otro 22,9 % apostaron por el efectivo. Pues bien, aunque un 64,4 % acertaron con esta elección, el 35,6 %, uno de cada tres, se equivocaron y perdieron dinero por no escoger la que más les hubiese beneficiado.