Tres de cada cuatro titulaciones de FP superan el 70 % de inserción laboral

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Pablo Carballo

Hostelería, protección civil e instalaciones, las familias profesionales con mejores ratios

19 ene 2018 . Actualizado a las 15:53 h.

En Galicia, la FP es sinónimo de empleo: de las 23 familias en que se divide la formación profesional, en 17 el nivel de inserción laboral rondó el 70 % o lo superó. Es decir, del total de alumnos, 7 de cada 10 trabajaron al siguiente año y medio de terminar sus estudios. Y eso que en algunos grupos salen más de mil titulados al año: hay 2.507 en la rama sanitaria, 1.950 en la administrativa, 1.224 en la de electricidad y 1.213 en la de servicios socioculturales. Según los datos que maneja la Consellería de Educación a través de su encuesta bianual, en ningún gran grupo la tasa de paro ha sido superior al 50 %, aunque en artes gráficas está cerca (48,9 %).

Las áreas con mejores resultados son las vinculadas a los servicios y a la construcción. Por ejemplo, en hostelería, más del 82 % de los titulados tuvieron un trabajo de al menos un mes durante el año siguiente al terminar su formación profesional (bien de ciclo básico, bien medio o superior), aunque eran un 56 % los que estaban trabajando en el momento en que se realizó la encuesta. Estos porcentajes son muy similares en la familia de seguridad y medio ambiente, que incluye desde los técnicos de protección civil a los de control ambiental. En la familia de las instalaciones (de climatización y frigoríficas), la inserción es parecida, aunque baja un poco el nivel de empleo en el momento de la encuesta (50 %). Lo mismo ocurre con el quinto grupo con más inserción, el de servicios socioculturales, que incluye desde cuidadores infantiles a atención a dependientes, pasando por trabajadores del sector de la limpieza; en este colectivo, el 78 % tuvieron algún empleo tras acabar sus estudios, aunque solo el 47 % lo mantenían cuando se hizo el estudio. Cierran este top cinco de la inserción los titulados en actividades deportivas (monitores y coordinadores), con casi un 80 % de inserción y un porcentaje bastante más bajo, del 40 %, en el momento exacto del estudio.

Sectores con temporalidad

Lógicamente, en el sector servicios hay una temporalidad mayor en el empleo, ya que en la propia actividad existen diferentes picos de intensidad. Por eso, es interesante ver qué titulaciones tienen un porcentaje más estable de carga trabajo. Hay uno, incluso, que roza el espectacular 80 % de algunas familias: la fabricación mecánica está muy por encima de la media, con un 78 % de inserción laboral y casi un 70 % de personas con empleo en el momento de la encuesta. Estas ratios tan altas indican además una recuperación de la actividad industrial gallega tras el parón provocado por la crisis. También destacan los estudios de química, en los que el 63 % de los titulados tuvieron algún empleo al acabar el curso y el 41 % seguían manteniendo el trabajo un año y medio después de terminar.

Lógicamente, no en todos los sectores hay buenas cifras. Artes gráficas, comercio, actividades agrarias y muebles son grupos con menos actividad en general.

Más estudiantes

Lo que hay que tener en cuenta es que cada año hay más estudiantes de FP. Entre el 2008 y el 2015 en Galicia se redujo en un 23?% el número de jóvenes de entre 16 y 29 años (no solo por la emigración masiva, sino sobre todo por la caída de la natalidad) y eso afectó a la universidad, que ha visto reducida su matrícula en un 20 %; sin embargo, la FP creció un 27 % durante ese tiempo. Pero si es llamativo el incremento de alumnos en las tres etapas formativas (básica, ciclo medio y superior), más lo es el de titulados: de 9.000 se pasó 14.500; eso supone un 60 % más de personas con los estudios finalizados.

Un 15 % del alumnado de Enxeñaría Informática procede de la FP

La crisis económica hizo regresar a las aulas a los gallegos que tenían poca formación, pero que habían dejado los estudios en la etapa de bonanza, cuando estaba casi asegurado el empleo. Hoy parece claro que sin un título resulta difícil competir en el mercado laboral, y de ahí el incremento del alumnado.

Esto ha hecho que los estudiantes de FP apuesten por ampliar su formación. El caso paradigmático es el de informática. Las tres facultades gallegas reciben titulados de FP superior en sus grados. En la de A Coruña, de las 240 plazas en primero de carrera, entre 20 y 40 se cubren con estudiantes de formación profesional. Según explica Luis Hervella, el decano de la escuela, «se trata de alumnos a los que por regla general les cuestan un poco más las asignaturas del primer año [relacionadas con las matemáticas y la física], pero que una vez superado ese momento son muy buenos en la programación», y disfrutan de una empleabilidad alta.

Otro ejemplo similar son las titulaciones en actividades deportivas, ya que un porcentaje importante de los estudiantes pasan a la carrera del ramo (Ciencias da Actividade Física e o Deporte). De hecho, según los datos de la encuesta de la Xunta, el 48 % de quienes terminan un ciclo en esta familia (ya sea medio o superior) siguen estudiando.

Salto a Magisterio

Hay muchos más casos. Por ejemplo, el 41 % de los estudiantes de Administración no se quedan con su primera titulación, y el 36 % de quienes hacen algún ciclo sociocultural siguen adelante, muchas veces en la universidad: de cuidadores en centros infantiles a Magisterio.

Fabricación mecánica, al igual que transporte y mantenimiento de vehículos, son los estudios en los que menos alumnos amplían sus conocimientos tras la titulación. Eso se debe en parte al salto que supone pasar de operario al siguiente nivel, y sobre todo a la facilidad con que encuentran un empleo adecuado.

Frente a este panorama de mayor esfuerzo formativo, en el 2008 solo el 20 % de los estudiantes seguían adelante una vez que contaba con un título, y en ningún caso se superaba el 30 % de alumnos que se mantenían en el sistema.

La construcción y la hostelería siguen tirando del mercado laboral en Galicia

WAEL HAMZEH | efe

El sector primario y el comercio minorista, a pesar del repunte de ventas, destruyeron empleo en el 2017

Gabriel Lemos

Pese a la insistencia con la que durante la crisis se habló de la necesidad de cambiar el modelo productivo, para transitar hacia una economía menos dependiente del ladrillo y del sector servicios, la construcción y la hostelería vuelven a ser, diez años después, los motores que tiran del mercado laboral en España. Y Galicia no es una excepción.

El año pasado se crearon en la comunidad 20.553 puestos de trabajo, la diferencia entre el volumen de afiliados que la Seguridad Social tenía en la comunidad el 31 de diciembre del 2017 con los registrados el mismo día del 2016. Quien prefiere poner el foco en la parte luminosa de la cifra, destaca que se trata del mayor incremento de la ocupación desde el año 2007, justo en la antesala del estallido de la burbuja inmobiliaria. En otros análisis, como los realizados en las últimas semanas por los sindicatos, se pone el acento en que el volumen de empleo creado se ha estancado respecto al ejercicio previo -apenas 350 puestos de diferencia- y que el mercado laboral crece con mucha menos fuerza de lo que lo hace la economía -la afiliación repunta un 2,1 %, un punto menos que el PIB-, lo que muestra un desajuste en el reparto de esa riqueza.

Por sectores, de las 89 ramas de actividad analizadas por el Instituto Galego de Estatística son ocho las que más tiran del carro del empleo, ya que en ellas se concentran la mitad de los puestos de trabajo consolidados en los últimos doce meses. A la cabeza, las actividades de construcción especializada. No se trata de la edificación pura, que aún no está a pleno rendimiento, sino de trabajos preparatorios (como la demolición y preparación de terrenos para nuevas construcciones) o auxiliares (instalaciones eléctricas o de fontanería). Los 1.650 puestos creados en este segmento hay que unirlos a los 134 en el sector de la edificación y los 166 en el campo de las inmobiliarias. Casi dos mil nuevos trabajadores vinculados al ladrillo en un solo año.

A continuación, otro de los sectores que suben como la espuma cuando la economía crece y la demanda interna se dispara: la hostelería. Solo restaurantes, bares y otros negocios de comida y bebida incrementaron su nómina en más de 1.600 personas. Eso, en cuanto a empleo estable, porque si se atiende a los picos de actividad en la temporada alta el incremento fue muy superior. Pero la fuerte temporalidad que sufre el sector hace que solo una parte de esos puestos se consoliden a final de año. De hecho, si se mide el volumen promedio de afiliación durante los últimos doce meses, la hostelería adelantaría a la construcción como la actividad que más tira del mercado laboral, con 1.830 puestos más que en el ejercicio anterior.

Servicios a la población

Otro gran nicho de empleo en Galicia es el relacionado con la sanidad, la educación y los servicios sociales, tres sectores que, en conjunto, incorporaron más de 3.800 nuevos trabajadores el año pasado. Una cifra que, según las proyecciones, y dado el preocupante escenario demográfico que se dibuja en Galicia, debería ir a más en los próximos años.

El transporte, con más de mil nuevos ocupados, gracias al tirón de ventas del comercio on-line, y la industria, tanto la del metal (1.076 afiliados más) como la de la automoción (623), son los otros grandes motores de la contratación en Galicia. Una buena noticia, teniendo en cuenta que el empleo industrial es el más estable, el mejor pagado, y que tiene un efecto multiplicador en la rama de los servicios.

Claro que no todo fueron luces y fuegos de artificio en el mercado laboral. Hay sectores que siguen atravesando su particular viacrucis. La peor parte se la lleva el sector primario (agricultura y ganadería), donde se perdieron más de 850 cotizantes en doce meses -caída que se compensa parcialmente por las contrataciones en actividades forestales y marítimas-, aunque choca más la caída de la afiliación en el comercio minorista, que, pese a ser el sector que más empleo sostiene en Galicia (más de 108.650 nóminas), recortó cien empleos en un año de incremento de las ventas.