El PP gana de nuevo unas generales en Galicia

Rubén Santamarta Vicente
RUBÉN SANTAMARTA REDACCIÓN

ELECCIONES 2020

Paco Rodríguez

Con 10 escaños empata con el PSOE, pero le supera en 10.000 votos e invierte la situación de abril. El BNG regresa al Congreso después de cuatro años, Galicia en Común se mantiene, y Cs se evapora; Vox sigue fuera, algo que solo sucede en Navarra y País Vasco

11 nov 2019 . Actualizado a las 10:09 h.

El PP ha vuelto a ganar unas elecciones generales en Galicia, donde lo hacía por sistema hasta el pasado abril. Entonces el PSOE le superó en votos y en escaños (10 a 9). Los de Alberto Núñez Feijoo ha recuperado el trono, empatando en actas con los socialistas (10 a 10), sí, pero superándolos en papeletas recibidas (10.000 más) y en porcentaje de apoyo: es medio punto más a favor de los populares, cuando seis meses atrás los socialistas les aventajaron en casi cuatro. 

Unidas Podemos mantiene sus dos actas, para Antón Gómez-Reino y Yolanda Díaz por A Coruña y Pontevedra respectivamente; y vuelve el Bloque al Congreso, convertido así en uno de los grandes triunfadores de la noche en Galicia. La cruz es para Ciudadanos, que se queda sin representación (tenía dos escaños), siguiendo la tendencia mantenida en el conjunto de España. Y, curiosamente, también resultado derrotado Vox: sigue sin obtener diputados en Galicia, un territorio en el que no cuenta con un solo concejal ni puesto en el Parlamento autonómico. Pese a su fortísimo crecimiento en toda España, solo en Galicia, Navarra y el País Vasco no obtiene representación.

El PPdeG venía de ganar las municipales en Galicia por casi 10.000 votos al PSdeG, pero la sensación en el partido tras aquellos comicios fue agridulce: no logró tener la alcaldía de ninguna ciudad, y solo retuvo la Diputación de Ourense. Recuperar ahora un escaño -por la provincia de A Coruña-, volver a rozar el 40 % en sus bastiones históricos de Lugo y Ourense, y eliminar del tablero a Ciudadanos se antoja una victoria suficiente para los de Núñez Feijoo. De paso, el partido vuelve a aglutinar todos los escaños del centroderecha en la comunidad, tras el notable fiasco de los de Rivera y el «quiero y no puedo» de Vox, que rozó el escaño por A Coruña.

Pero sigue teniendo un lunar en la provincia de Pontevedra, donde los de Gonzalo Caballero (y su tío, Abel, en Vigo) siguen siendo primera fuerza, con una diferencia de hasta dos puntos. El PSdeG mantiene en la práctica un empate técnico con el PPdeG, superando de nuevo el 30 % de los votos, como sucedió en las municipales y europeas. Pero ha empeorado sus resultados con respecto a abril. Se deja medio punto, en la línea de lo sucedido en toda España. En abril era fuerza hegemónica en las dos provincias más pobladas, y a la par en Lugo, pero tras el 10N solo se mantiene por delante en Pontevedra, territorio que ha convertido en estandarte. 

El otro gran triunfador de la noche en Galicia es el BNG. Vuelve al Congreso de los Diputados después de tres legislaturas; salió en el 2015 arrollado por las mareas y tras veinte años ininterrumpidos con presencia estatal. Es una inyección muy fuerte para el equipo que lidera Ana Pontón; Néstor Rego, un histórico del Bloque y de la UPG, será su voz en Madrid.

Junto a Ciudadanos y Vox, otra decepción en Galicia es la de Máis País. La marca de Íñigo Errejón irrumpió con la figura de Carolina Bescansa, otra exfundadora de Podemos, pero el apoyo es poco menos que anecdótico: 1,53% de las papeletas. 

Con ese reparto de escaños algo diferente al de abril (por el regreso del Bloque y el empate entre PP y PSOE), el reparto en bloques se queda igual que entonces: un 55 % de los votos se fue a fuerzas de izquierda; el resto, al centroderecha. 

La traslación de los resultados del 10 de noviembre al Parlamento de Galicia (con 75 diputados), conllevaría un cambio sustancial sobre la situación actual de Gobierno en Galicia, con la posibilidad de un tripartito de izquierdas en la Xunta, con el PSdeG-PSOE como fuerza mayoritaria. El PP se mantendría como primer partido con poco más del 31 % de los votos y 28 diputados (aplicando la ley D’Hont y el reparto por provincias), muy lejos de los 41 de los que dispone ahora el grupo mayoritario de la cámara en O Hórreo.

Por detrás, Galicia en Común (Podemos e Izquierda Unida) con 9 escaños y el Bloque con 6, de tal forma que las formaciones de izquierda (harían falta los tres para superar la mayoría absoluta) podrían llegar a aglutinar 42 de los 75 escaños. Junto a los anteriores aparecería una fuerza inédita, Vox, con 5 actas en Santiago (una por provincia, y 2 en A Coruña). Con los votos obtenidos ayer, Ciudadanos no tendría representación, y tampoco la formación de Íñigo Errejón, si finalmente intentara presentarse.

En todo caso, estos resultados han de tomarse con mucha cautela. Primero, porque los resultados entre elecciones son muy poco comparables; solo marcan una tendencia. En segundo lugar, porque queda mucho tiempo por delante (¿quién podía aventurar esta situación en España en noviembre del 2018?) y Feijoo, único competente para llamar a las urnas, no tiene intención de adelantar los comicios del 2020. Y finalmente, porque no están nada definidas ni las marcas que concurrirán, ni sus cabezas.

Solo hay un partido con candidato ya decidido y votado internamente para la Xunta, el PSdeG con Gonzalo Caballero. El BNG cuenta oficiosamente con Ana Pontón. Y a partir de ahí, todo es un interrogante. Se desconoce con cuántas marcas puede llegar a presentarse la llamada izquierda rupturista; a la quiebra del grupo de En Marea en primavera se suma ahora la irrupción de Máis País, con Carolina Bescansa con principal figura.

Por el centroderecha tampoco haya nada claro, empezando por el PP. Durante el debate del estado de la autonomía, a finales de septiembre, Alberto Núñez Feijoo sugirió que podría intentar repetir como candidato, y es lo que están intentando en su entorno.

Las otras dos fuerzas de ese bloque, Ciudadanos y Vox, son toda una incógnita. El primero aún tiene que digerir la debacle de esta noche, y no tiene un cabeza sólido en esta comunidad. Y Vox, pese a la sorpresa que ha sido en el conjunto de España, sigue sin contar siquiera con una estructura autonómica, aparte de una nula implantación en los concellos. Y en Galicia sigue sin mojar en las generales.