La debacle de Galicia en Común certifica el fin de las mareas

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ELECCIONES 2020

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Gómez-Reino: «Estes resultados son un fracaso para o noso espazo político»

13 jul 2020 . Actualizado a las 14:12 h.

Quizá no existan muchos ejemplos de cómo puede evaporarse un proyecto político en un período tan corto de tiempo. La llamada marea, un movimiento nacido en el ámbito municipal y que canalizó el malestar social que generó la anterior crisis, llegó a ser segunda fuerza en las autonómicas de hace cuatro años, con 14 diputados y más de 270.000 votos. Como si de un balón pinchado se tratase, la candidatura de Galicia en Común, heredera directa de aquel proyecto y formada por Podemos, Esquerda Unida y Anova y apoyada por las mareas locales, apenas ha logrado 50.000 votos y ningún diputado, lo que supone su desaparición del Parlamento gallego.

Un batacazo que ni siquiera ha sido capaz de predecir las encuestas. Visiblemente cariacontecido, rodeado del resto de cabezas de lista, el candidato Antón Gómez-Reino, líder de Podemos en Galicia, hombre de Pablo Iglesias en la comunidad y todavía diputado en el Congreso, comparecía pasadas las diez para tratar de explicar la debacle.

Asumido «en primeira persoa»

«Estes resultados son un fracaso para o noso espazo político», admitió el candidato, muy parco en palabras, que anunció la apertura de un proceso de reflexión profunda para analizar un varapalo electoral que, dijo, asume en «primeira persoa». Preguntado sobre qué pasos dará, Gómez-Reino abogó por hacer una reflexión serena que su lleve tiempo para analizar las causas que se esconden detrás de un resultado «inesperado».

El candidato de Galicia en Común mostró su decepción por el hecho de que su proyecto político no haya podido contribuir a abrir un nuevo ciclo político en la comunidad gallega, donde Feijoo ha vuelto a ganar por cuarta vez con mayoría absoluta. Interpelado por las causas que pueden estar detrás de un resultado que deja a Podemos y sus confluencias sin representación en O Hórreo, Gómez-Reino apuntó a la ola de creciente apoyo social recabado por el BNG y la decepción de todos los votantes que apoyaron a En Marea en el otoño del 2016 y que ahora han podido sentirse «desencantados».

 Sin explicar los porqués

No entró a valorar Antón Gómez Reino cuáles podrían ser, en líneas muy generales, las causas de ese malestar con una propuesta política que llegó a recabar un importante apoyo ciudadano y que ahora se queda sin ninguna representación a nivel autonómico.

El varapalo electoral de Galicia en Común certifica la desaparición política del proyecto de la marea, de la llamada unidad popular, cuyo embrión hay que buscar en la alianza que Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz tejieron en el 2012, con Alternativa Galega de Esquerda, y que alcanzó su mayor cota de éxito en el otoño del 2016, cuando pasó a los socialistas en número de votos y se situó como segunda fuerza.

Pero desde entonces hasta ahora han pasado muchas cosas que pueden ayudar a entender mejor el por qué de la debacle electoral de este 12 de julio: la pérdida de las tres alcaldías que tenían las mareas en las ciudades (A Coruña, Ferrol y Santiago) y, sobre todo, un proyecto que, a nivel autonómico, se ha pasado la última legislatura partido, inmerso en una gresca constante, con Luís Villares y sus afines enfrentados al resto del grupo, guerra por las siglas incluida. Todo eso desembocó en la escisión de la marea galleguista liderada por Pancho Casal.

El electorado ha penalizado la bronca constante, y una parte que huyó del nacionalismo tras su fractura ha hecho ahora lo propio con la marea en circunstancias similares.

El resultado electoral se produce a pesar del desembarco en la campaña gallega de pesos pesados como Pablo Iglesias o Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo. También cierra la puerta a la entrada de Martiño Noriega en O Hórreo. El ex alcalde compostelano iba de número tres por A Coruña, detrás del propio Gómez Reino y de Luca Chao.

El resultado de Galicia en Común también supone el adiós de Eva Solla al Parlamento gallego, de Esquerda Unida, y que era diputada desde el 2012, cuando participó como candidata por Pontevedra de la desaparecida Alternativa Galega de Esquerda.