Mariano Rajoy: «Hay dos opciones: Feijoo o Frankenstein»

ELECCIONES 23J

Rajoy llegó a Lugo ayer por la mañana, desayunó con 200 militantes, recorrió el centro de la urbe y se fue a Monforte con Francisco Conde para animar a los votantes. Este viernes cerrará campaña en Sevilla. «No sé quién me quiere tan mal para mandarme allí con este calor», bromeaba.
Rajoy llegó a Lugo ayer por la mañana, desayunó con 200 militantes, recorrió el centro de la urbe y se fue a Monforte con Francisco Conde para animar a los votantes. Este viernes cerrará campaña en Sevilla. «No sé quién me quiere tan mal para mandarme allí con este calor», bromeaba. ALBERTO LÓPEZ

El expresidente del Gobierno percibe una «amplia ansia de cambio en España», asegura que unos hipotéticos pactos con Vox no sobrepasarían las líneas rojas del PP y critica a Yolanda Díaz: «Todo en ella es impostura»

21 jul 2023 . Actualizado a las 11:49 h.

Mariano Rajoy (Santiago, 1955) se ha convertido en el arma secreta, quizá no tanto, de Alberto Núñez Feijoo en la carrera hacia la Moncloa. Si hace ocho años el de Os Peares se multiplicó por media España para movilizar el voto popular, el expresidente del Gobierno recorre ahora los principales bastiones del PP para acercar a la urna a todos los votantes que tengan aún alguna duda a la hora de elegir una papeleta.

—¿Vio el debate a tres?

—Sí. Diría que lo vi por pundonor. No aportó nada.

—Hágame su crónica.

—Lo ganó Feijoo. Alberto ganó los dos debates. El primero porque dejó en evidencia a Pedro Sánchez y el segundo porque le permitió demostrar que estas elecciones no van de coaliciones, como pretendía el PSOE. Allí faltaban los aliados del PSOE, los independentistas, el brazo político de una organización terrorista y tres o cuatro partidos más. Porque esa es la verdad. Sánchez necesitará a todos esos. Por lo demás, ¿qué aportó? ¿Hubo alguna idea nueva, algo interesante? Yo diría que no. Alberto hizo bien en no ir. Ha quedado claro que el 23J solo hay dos opciones: O Feijoo o el Frankenstein.

—¿Cómo ve la campaña?

—Mi partido ha conseguido transmitir a la sociedad la necesidad de cambio. Hay una crítica casi unánime hacia todo lo que ha supuesto esta coalición entre Pedro Sánchez y los comunistas. Este Frankenstein ha puesto en peligro 40 años de certidumbres, el período de mayor estabilidad y progreso. Y creo que nos ha servido para demostrar que Alberto Núñez Feijoo es el mejor candidato que se presenta a estas elecciones. Un hombre con cuatro mayorías absolutas hay que respetarlo, seguro que sabe hacer bien las cosas. También creo que el PP ha demostrado ser un partido unido y que ha calado nuestro llamamiento a la gente para que nos dé su voto y su apoyo para afrontar una etapa complicada.

—¿Quién ha mentido más?

—Eso... A raíz del primer debate, nuestros adversarios políticos tenían que inventar algo y se lanzaron a repetirlo con la colaboración y el altavoz de algún medio público. Aprovecharon una inexactitud que luego el propio Feijoo aclaró y dijo la verdad: El PP nunca congeló las pensiones. Fue Zapatero. En mi primer discurso de investidura puse como líneas rojas los ingresos de los pensionistas y los parados y no tocamos ninguno de los dos.

—Parafraseando a Sánchez, ¿ha cambiado mucho de opinión?

—Como diría Ortega y Gasset, hay tantas realidades como puntos de vista. Una cosa es la realidad y otra cosa lo que se puede hacer. Cuando llegué a la presidencia del Gobierno, nacionalicé las cajas. Fíjese, quién lo iba a decir. Uno del PP. Pero había que salvar el sistema financiero español. Lo hicimos y luego las cosas fueron volviendo a su cauce normal. Pero una cuestión es cambiar de opinión y otra mentir.

—Dice Sánchez que usted fue el primero que le habló del peligro de Vox.

—Si él lo dice... Yo no me acuerdo. Cuando yo estaba, Vox tenía cero diputados. Y en las elecciones europeas del 2014 sacó cero eurodiputados. No como Podemos, que creo que sacó cinco.

—¿Pero usted pactaría con Vox?

—A mí lo que de verdad me gustaría es una mayoría absoluta. Y si no la hay, pues habrá que mirar con quién se puede pactar. Pero el PP tiene muy claras sus líneas rojas: nunca con el brazo armado de una banda terrorista, nunca con los independentistas que quieren romper España y nunca con quienes fomentan la división y la crispación de los españoles.

—¿Son un peligro las propuestas de Vox sobre igualdad o violencia machista?

—(Resopla fuerte) Eso es un camelo que los que temen perder el poder repiten sin parar. La igualdad y los derechos de las personas están consagrados por la Constitución. La Carta Magna garantiza que no se produzca ninguna discriminación.

—Otro de los escenarios posibles es el del bloqueo político.

—Espero que no. Lo que pasa es que en el Congreso hay por lo menos diecisiete partidos políticos y así se hace muy difícil la gobernación. Yo creo que ese escenario no se producirá porque hay un ansia de cambio notable en la sociedad española y que se verá en estas últimas horas.

—Apuesta por un efecto Andalucía.

—Es que ya le decía antes que solo hay una alternativa para España que es la que lidera Alberto Núñez Feijoo. Lo otro es volver al Frankenstein, que ya es muy cansado. Alberto se ha ganado el respeto de los electores.

—Dígame algo bueno que haya hecho Pedro Sánchez.

—(Largo silencio, soplido y trago de agua). Uf. Es la pregunta más difícil que me ha hecho. Déjeme que piense... (otro silencio) La verdad es que no se me ocurre nada.

—¿Y lo peor que ha hecho?

—Sobre todo las consecuencias de haber despenalizado la sedición, la liquidación del espíritu constitucional y dividir a la sociedad y liquidar todos los grandes consensos de este país.

—¿Se pueden reconstruir los puentes entre PP y PSOE?

—Alberto lo va a intentar. Ya ha demostrado en Galicia que siempre ha gobernado para todos. Y si en el PSOE vuelve la cordura será todo más fácil.

—Hay quien prevé nuevos incendios en Cataluña.

—Se habla mucho de la pacificación de los independentistas, pero lo que de verdad ha funcionado y ha evitado que se cometieran más tropelías ha sido la aplicación del artículo 155. Sirvió para que todos los independentistas se enterasen de que el Estado tenía armas para defenderse y que las iba a utilizar. El problema lleva mucho tiempo ahí, pero ahora la gente sabe que tenemos el apoyo de la UE y lo que puede pasar.

—¿Qué opina de Pedro Sánchez?

—Permítame que no opine de otros presidentes. No debo.

—¿Yolanda Díaz?

—Todo en ella es impostura. Sale con una plancha en un anuncio, llega en taxi al debate cuando todo el mundo sabe que no se baja, ni ella ni los de su partido, del coche oficial desde hace cuatro años. Deben creer que les hace más cercanos. Como lo de la ministra de Energía en bicicleta, que salió hasta en Australia. Yo no sería capaz de actuar de esa manera.

—¿Y de Abascal?

—Era un joven que estaba en el PP, yo lo conocí allí. Conocía mucho más a su padre, que era concejal nuestro en la zona de Llodio y Amurrio. Tenía caballos y los proetarras se los pintaban con Gora ETA y cosas así. Era un hombre bueno y una excelente persona. Me caía muy bien.

—¿Podrá entenderse con Feijoo?

—Tendrá que preguntárselo a ellos.

—Dígame un resultado.

—Estoy convencido de que será un gran resultado.

—¿Cuántos escaños tendrá el PP?

—Eso se lo dejo a Tezanos.

 «Galicia es un oasis en medio del ruido y me siento muy orgulloso del trabajo que hace Rueda»

Mariano Rajoy cuenta las horas para iniciar su descanso vacacional una vez que finalice la campaña electoral este viernes en Sevilla. En su hoja de ruta posterior está desconectar del 23J durante el puente en las Rías Baixas. «Tengo guardia en el Registro de la Propiedad de Madrid la primera semana de agosto, pero luego vendré a buscar sosiego y tranquilidad a Galicia. Seguro», confirma mientras esboza una ligera mueca de alegría. Vestido de sport —pantalones chinos, camisa sin corbata y americana liviana—, quizá más delgado que cuando ejercía como presidente, Rajoy responde con sonrisas, selfis y apretones de manos a las decenas, quizá cientos, de personas que ahora le repiten lo buen presidente que fue. Pasea por la Rúa da Raíña de Lugo hacia la plaza Maior sin parar de saludar.

—Hace apenas quince meses, Feijoo gobernaba en Galicia. Ahora lo hace Alfonso Rueda. ¿Qué opina de su gestión?

—Lo que estoy viendo es que Galicia es un verdadero oasis en medio de todo el ruido político. Aquí hay un equipo que hace un gran trabajo desde hace mucho tiempo y hay que decir que Alfonso Rueda lo está haciendo muy bien. Y lo digo con orgullo, más allá de que sea mi amigo, como todo el mundo sabe.

—Uno de los debates que hay en Galicia en estos momentos es si Rueda debe adelantar las elecciones si el PP obtiene un buen resultado en los comicios del próximo domingo.

—Eso no me corresponde a mí decirlo.

—¿Y si Rueda le pidiera que le aconsejara en algunos de sus paseos estivales?

—Ya digo siempre que yo no doy consejos. Él sabrá tomar la decisión que crea más adecuada.

—Sánchez se molesta al oír hablar de sanchismo. ¿A usted le ofende el marianismo?

—En absoluto. Son términos en los que suele haber bastantes tópicos. Se lo digo por experiencia. Por ejemplo, a mí me acusaban de no tomar decisiones, pero no hacer nada en sí es una decisión (risas). Son cosas normales. A mí no me molesta ni me ofende. 

«La inflación es el impuesto a los más débiles, hay que gastar menos y gastar mejor»

En el horizonte del nuevo Gobierno aparecen ya las sombras de los recortes por la entrada en vigor de nuevo de las reglas fiscales. Algunos cálculos hablan de una reducción de 9.000 millones de euros de gasto público antes de fin de año. Mariano Rajoy es optimista sobre la situación en el corto y medio plazo. «Esta crisis va a ser menos profunda que la anterior», analiza el expresidente del Gobierno.

—¿Por qué?

—Porque el sector productivo está mejor que hace trece años. Y lo mismo el sector bancario. Tampoco hay seis millones de parados. Y ha cambiado la actitud de la Unión Europea, que antes no nos daba ni un duro y ahora ha inyectado 140.000 millones de euros. Además, el Banco Central Europeo también está comprando bonos y eso evita que se encarezca aún más la deuda.

—¿Cuál es entonces el problema más inmediato?

—Sin lugar a dudas, la inflación. Es cierto que han subido los tipos de interés, pero la inflación es el impuesto a los más débiles que exige controlar el gasto público y no echar más leña al fuego con una sucesión de promesas que dispararán esa deuda. Hay que gastar menos y, sobre todo, gastar mejor.

—¿Con eso basta?

—No. También son necesarias reformas estructurales. El Gobierno de Sánchez se ha limitado a algunas contrarreformas.

—Como por ejemplo la laboral.

—Por ejemplo. Fíjese en que parece que ha sido Yolanda Díaz la que ha descubierto los ERTE cuando cualquiera sabe que esa fue una de las medidas que se incorporaron en nuestra reforma laboral bajo la dirección de Fátima Báñez.

—¿Habla mucho con Feijoo de todo esto? ¿Qué es lo que más le pregunta?

—Ahora en campaña hablamos menos. Básicamente, lo que más hago es darle ánimos. Consejos, repito, no doy.

—Dicen que con él regresa el marianismo. ¿Le recomendará algunos ministros?

—Por supuesto que no. Ni se me ocurre. Nunca lo haría. Ni se me pasa por la cabeza. A mí, en los siete años que fui presidente, nadie me recomendó que pusiera a nadie de ministro. Y, si alguien lo hubiera hecho, le habría dado una patada en el trasero. Nombrar a los ministros es competencia del futuro presidente. Y seguro que lo hará bien si gana.