Manuel Cabezas: «Al lado de ser alcalde, todas las vidas en política son de balneario»
ELECCIONES 28M
«Si la situación no fuera la que es, nadie me hubiese pedido volver», admite el candidato del PP a la alcaldía de Ourense
16 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Después de tres mandatos consecutivos como alcalde, Manuel Cabezas (Ourense, 1953) abandonó la vida municipal ourensana en el 2007. La crisis abierta en el PP de la tercera ciudad de Galicia tras su pacto con Democracia Ourensana, que supuso la dimisión y el abandono de la política de Jesús Vázquez, ha devuelto a este empresario a la primera línea.
—Decía usted en una entrevista en La Voz, en el 2007, que nunca volvería a ser candidato en unas elecciones municipales. Que su momento ya había pasado.
—Hace de eso 16 años. Acabé cansado, agotado. Y efectivamente me fui y seguí con mi actividad profesional, pero seguí viviendo en Ourense. He visto como aquella transformación que emprendimos se fue deteriorando. Me llegaba el flujo de la gente de la calle y el año pasado empecé a pensar en volver. Si la situación en la ciudad no fuera la que es, ni yo lo hubiese pensado, ni nadie me hubiese planteado que tenía que volver.
—De su partido, ¿quién le convenció para regresara?
—No puedo decirle una persona en concreto. Pero hablé con Alberto Núñez Feijoo y con Alfonso Rueda. Tuvimos más de una reunión en Santiago y varias en Ourense.
—¿Y con Baltar?
—Sí, sí, con Baltar también. Estuvo en alguna de las reuniones.
—¿Cómo está su relación con el presidente de la Diputación?
—No tengo ningún problema personal con él. Tengo una relación fluida.
—¿Ha hablado con él de lo que sucedió después de las últimas elecciones municipales?
—He hablado ahora, yo entonces no estaba en política. Me han explicado el por qué se produjo aquel hecho [el acuerdo para hacer alcalde a Jácome] en el 2019. Me trasladaron que las negociaciones no fueron solo del Partido Popular, eran también del Partido Socialista con Democracia Ourensana. Que al final decidieron, pensando en el interés de la ciudad, que lo mejor era entrar en un gobierno de coalición.
—¿Le convenció?
—Yo rompí esa coalición inmediatamente y no la he entendido en ningún momento.
—¿Qué pasará si no alcanza la mayoría absoluta?
—Pues que gobierne el partido más votado. Jamás haría un pacto que provocase un gobierno como el que ha habido estos años. Conmigo eso no se produciría nunca.
—A usted le encumbró el urbanismo y luego le acabó dando disgustos también.
—Cuando llegué a la alcaldía, lo primero que planteé fue construir un puente y peatonalizar el puente romano. Hicimos el del Milenio y 17 kilómetros de paseos. La gente estaba orgullosa de su ciudad. Ahora no. Ourense es una potencia de aguas termales, tenemos que aspirar a ser la capital de España en esto. Hay que construir balnearios.
—¿De balneario fue su vida como senador, comparada con la de alcalde?
—Al lado de ser alcalde, yo creo que en política todas son vida de balneario. Como alcalde le resuelves los problemas a la gente. Esa percepción en el Senado no la he tenido, y en otros muchos cargos tampoco. En la vida municipal te levantas muchos días creyendo que vas a tener un día tranquilo y resulta que no. Tienes que estar reaccionando a todo.
—¿Cuál fue su peor momento?
—Un incendio en el que murió un bombero. Tuve que vivirlo con una familia destrozada, pensando en si podía haber dispuesto más medios. Son situaciones que te hacen pensar mucho.
—¿De qué manera se relaja?
—Me encantar andar en moto. Cuando pasen las elecciones espero irme de ruta a los Pirineos.
—¿Es creyente?
—Sí, voy a misa todos los domingos que puedo. Suelo ir al monasterio de Oseira, porque tiene una relación muy directa con mi familia. Iba con mi padre y con un sobrino mío, que tiene una discapacidad, y me encanta. Me gusta leer la Biblia. De vez en cuando echo mano de ella.
—¿Usted tiene hijos?
—Sí, tengo dos.
—¿Y legalizaría la gestación subrogada, los vientres de alquiler?
—Hay situaciones personales que los demás no somos nadie para juzgarlas, independientemente de las creencias que tengamos. Hay sentimientos de la vida de la gente que tienen que ser cubiertos de alguna manera, pero para regular estas cosas creo que hay que alcanzar el consenso de una gran mayoría. No debe sacarse rédito político con esto.
—Fue un rebelde respecto al posicionamiento de su partido sobre el matrimonio LGTBI.
—Yo era senador cuando hubo que votar la ley. El Partido Popular tuvo un posicionamiento en contra y yo fui la primera persona que casé a dos homosexuales en España, en el ayuntamiento de Ourense. Uno de ellos era concejal mío (Pepe Araujo), que ahora vuelve a estar en mi lista. Respeto profundamente las situaciones personales de cada uno.
—¿Usted de niño qué quería ser?
—De pequeño, mi abuelo siempre me decía que me hiciera ingeniero. Y lo hice por él. Me fui a Madrid para ser ingeniero agrónomo. Tengo el mismo socio desde hace 45 años, he trabajado en la ingeniería civil e industrial. También en el sector de la alimentación y los vinos. He tenido una bodega aquí, en la zona de Ribeiro, en la de Albariño, en la de Amandi. Puse en marcha una plantación en Ribera del Duero. Siento cierta nostalgia. Llegó un momento en el que tenía que apostar, y exigía mucho tiempo. Por eso me deshice de aquello, lo que no me impide seguir disfrutando de un buen vino.
—Dígame un vino que le guste, que no sea ourensano.
—En Galicia, el godello me parece una variedad impresionante y la Treixadura es extraordinaria.