Más de un kilómetro que deja a un lado una postal de marcada impronta socialista y, al otro, un perfil conservador. Son algunas de las secuelas de una vía que hacía de «barrera» para una parte de la ciudad
30 may 2023 . Actualizado a las 14:13 h.Dice la socióloga Raquel Martínez Buján que en esta ciudad basta con cruzar de calle para entrar en otra realidad social. Tan finísimo se hila en algunos puntos de A Coruña que hasta en una inmobiliaria de Juan Flórez indican que una de las aceras —la de los impares— tiene más prestigio e interés para los comerciantes que la de enfrente. No es que en la urbe herculina haya líneas imaginarias que separan perfiles socioeconómicos, es que los comicios municipales del 2019 reflejaron que una de las arterias principales divide la ciudad en dos, al menos en lo que a política —si es que esto puede desligarse de la vida— se refiere.
El casi kilómetro y medio que recorre la ronda de Nelle plasma dos Coruñas bien diferenciadas. Desde el «Salve Regina» de San Pedro de Mezonzo hasta la rotonda que corta con el Paseo de Ronda, la vía deja a su paso un trazado bicolor: a un lado, una masa azul que se inclinó por la candidata a alcaldesa por el Partido Popular hace cuatro años, Beatriz Mato; al otro, un suma y sigue de barrios que depositaron una papeleta con el nombre de Inés Rey, que finalmente cogió el bastón de mando. La Marea Atlántica, que cuatro años antes se había impuesto en buena parte de los barrios herculinos, cedió muchos de sus votos al PSOE de la zona oeste de la ciudad, mientras la zona centro se mantuvo eminentemente popular, junto a Eirís y Mesoiro.
Como explica el catedrático de Arquitectura Xosé Lois Martínez, la ronda de Nelle fue en su origen, como la de Outeiro, una arteria pensada para tener un rol ligado al tráfico. Conforme nació, se fue ensanchando esta zona intermedia, desde la llegada del Grupo Juan Canalejo en los años 40, hasta la creación de las viviendas sociales durante la primera legislatura socialista de la democracia. Aun con un salto temporal importante, en esta vía una cosa estaba clara: el nivel de renta de sus habitantes era bajo. No ayudó a que se mezclaran los perfiles con las zonas vecinas más acomodadas el hecho de que esta ronda «priorizase a mobilidade rodada, tendo a mesma función que as murallas no século XIX e creando barreiras».
Si ahora no se puede hablar de barreras sí cabe hablar de fracturas, al menos, en lo ideológico. Comienza en la Falperra. Según la sección, varían los porcentajes entre un 29 % y un 41 %, pero queda claro que el Partido Popular fue el elegido por la mayor parte de este barrio perteneciente al segundo ensanche y que conecta con el inicio de Juan Flórez, indudable zona noble. En este área, por cierto, dos de cada cien vecinos escogieron a VOX. A escasos metros, en la zona baja de Os Mallos las tornas cambian. El partido de Abascal, que en A Coruña lidera Eva Castro, no convenció a prácticamente ningún votante en el 2019, y el PSOE fue la fuerza mayoritaria, con la Marea mucho más representada que en la Falperra.
Esta tónica continúa prácticamente se mire por donde se mire; eso sí, con unas comparaciones más llamativas que otras. Una cosa es que en Pla y Cancela eligiesen a Mato y en la avenida dos Mallos se quedasen con Rey, coincidiendo estos vecinos, probablemente, en la frutería o comprando el pan. Pero otra es que, por ejemplo, en la zona de la iglesia de los Capuchinos la derecha consiguiese la mitad de las papeletas, con VOX obteniendo más de un 6 % de votos, y a tan solo 500 metros, en la calle Félix Estrada Catoira, fuese la izquierda quien arrasase con más del 60 % de los votos.
No hay similitudes en lo que quieren algunos barrios vecinos, pero tampoco van a la par en poder adquisitivo. Con San Pablo como uno de los barrios más ricos de España y una renta anual media de más de 50.000 euros, una vez se atraviesa el parque de Santa Margarita los salarios caen por debajo de los 22.000 euros. La zona rica está más envejecida, con un 33 % de mayores por encima de los 65 años; mientras que en la parte obrera los vecinos en edad de jubilación rondan el 25 %.
Nada nuevo bajo el sol si se vinculan las rentas más bajas y la clase trabajadora a los votantes de izquierda. Pero siempre hay excepciones. Es el caso de dos secciones del Agra del Orzán. Es el enclave más pobre de A Coruña y un auténtico caladero de votos para el PP. Martínez Buján señala que este barrio, nacido al calor del desarrollismo, trajo consigo «remesas de coruñeses que vivían en el entorno rural y que estaban emigrados en Francia y Suiza; muchos de ellos se labraron un futuro con la construcción, abrieron negocios, y aún siguen vivos y residen en esas calles. Es verdad que hay muchos inmigrantes y gente joven, pero estos empresarios siguen también».
Los resultados que arrojó el mapa de los comicios municipales del 2019 dejaron claro que la pugna estaba entre dos bandos. El caso del BNG es curioso. Con cuatro concejales —que según la encuesta diaria de Sondaxe los mantendría tras el 28M—, apenas se aprecian diferencias en el voto a un lado y otro de la ronda de Nelle, obteniendo en estas zonas de A Coruña un porcentaje de voto de entre el 5 y el 8 %.