Cómo ganar y cómo perder en las urnas

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Asesores de las campañas diseccionan la actuación de los partidos y qué influencia tuvieron los aciertos y errores en los resultados del 25S

28 sep 2016 . Actualizado a las 13:03 h.

El pasado 1 de agosto empezó la contrarreloj. El PSOE, En Marea y Ciudadanos tenían menos de dos meses para que el electorado empatizara con unos candidatos prácticamente desconocidos para el grueso de los gallegos. El BNG y el PP, por su parte, tenían la misión de conseguir que sus votantes se reconciliaran con unas marcas minadas: en un caso por la aparición de nuevas y -después de las municipales- arrolladoras fuerzas de la izquierda y en el otro por los casos de corrupción que han salpicado al partido en distintos puntos de la geografía española. Los equipos de campaña lo tuvieron complicado; de hecho, no todos pudieron salvar los muebles.

Partido Popular

El revulsivo de las municipales. «En las elecciones municipales del 2015 tuvimos un voto correctivo. En ese momento Feijoo dijo que no estábamos dando a la gente lo que nos demandaba: darnos cuenta de que había un problema nos permitió solucionarlo». Este fue, según fuentes populares, el primer acierto de una campaña que aún quedaba muy, muy lejana. Incluso cuando en julio el líder del PP en Galicia comenzó a recorrer concellos pequeños a los que los actos de la Xunta no suelen llegar -«nos quedamos sin vacaciones por la gira de selfies de Alberto», comenta entre risas una persona que vivió desde dentro estos paseos-, los días de mítines y promesas tardarían en llegar. Este es, según los populares, otro de sus aciertos: «Humanizar al candidato». Una situación que han exprimido hasta sus últimas consecuencias en la campaña electoral. «Teníamos un candidato consolidado que nos ha permitido llegar hasta aquí.»

PSOE

El tiempo en contra. «O noso candidato tivo menos de dous meses para darse a coñecer: o PSdeG partía cun claro hándicap respecto a Feijoo», asegura Manuel Lage, el coordinador de la campaña socialista. El economista no solo era una baza desconocida para el gran público, sino que en el seno del partido en Galicia se abrieron brechas después de su elección mediante primarias. «Agora temos que construír unha alternativa sólida e eficaz ao Partido Popular», decía el de Noia ese día; sin embargo, «houbo pouco tempo para dar a coñecer un proxecto alternativo», explica Lage.

En Marea

Campaña austera. El mensaje no caló como esperaban en el partido instrumental, pues se quedaron en 14 escaños y se veían con muchos más. «Contabamos cunha maior participación e con conseguir mobilizar a parte da cidadanía que non foi votar», explican fuentes de En Marea. Además, añaden que les faltó tiempo «para dar a coñecer o proxecto ao non contar con todas as canles de comunicación coas que conta o PP». A esto se suman los «recursos económicos limitados da campaña». Pero a pesar de que fueron más austeros que el resto de fuerzas, para ellos «é máis importante a ilusión colectiva».

BNG

Mensaje para todos. El BNG ha perdido un diputado en el Parlamento gallego. No obstante, valoran positivamente los resultados de las elecciones, sobre todo, por los efectos de la campaña; quince días «necesarios para despertar o interese dos escépticos». Fuentes del partido aseguran que Pontón fue la sorpresa de los días previos a las elecciones. Ella y su coherencia «coas ideas do partido», además de su empeño por dirigirse «a todos os cidadáns, votantes ou non do Bloque». Mención aparte requiere el debate a cinco, en el que «Ana supuso un punto de inflexión que fixo que moita xente puxese de novo o ollo no Bloque»

Ciudadanos

Faltó Galicia. «No hemos cumplido el objetivo. Somos conscientes de que seguramente no hemos conseguido trasladar al ámbito autonómico la fuerza de nuestro mensaje, pero seremos autocríticos», explica el director de campaña, Pablo Yáñez. Tras una de las campañas más polémicas, el partido naranja piensa ponerse las pilas para las próximas elecciones «construyendo un proyecto fuerte que nos permita entrar en el Parlamento en cuatro años».