Andriy Lunin, titular ante el Milan, calificó las dos últimas derrotas del Real Madrid como «inexplicables»
06 nov 2024 . Actualizado a las 10:59 h.Andriy Lunin, portero del Real Madrid, catalogó de «inexplicables» las dos últimas derrotas de su equipo ante Barcelona (0-4) y este martes contra el Milan (1-3) y aseguró que deben «analizar bien» lo que ha pasado.
«No te puedo decir buenas noches. Las dos últimas derrotas son inexplicables. Hay que analizar bien y reaccionar rápido. Tenemos que volver», dijo el guardameta ucraniano en Movistar.
«No veo al equipo nervioso. Desgraciadamente en el fútbol hay momentos difíciles, rachas negras. Entendemos que somos el Real Madrid, que hay que ganar siempre y que no hay excusas. Hay que reaccionar rápido, ganar el próximo partido, reducir las ocasiones en nuestra portería, aprovechar las nuestras... No veo a nadie nervioso o con algún problema», añadió.
Andriy Lunin valoró los pitos de su afición al descanso por el mal rendimiento del Real Madrid. «El Bernabéu siempre ha sido un estadio exigente. Y esto nos ayuda en momentos difíciles, por los partidos inolvidables que hemos sacado. La gente siempre está con nosotros y solo puedo darle las gracias y mejorar», concluyó.
La derrota del Real Madrid frente al Milan que ha dejado tocado a Lunin
El Real Madrid está en crisis. Todos los malos síntomas de una temporada sin fútbol se confirmaron con su segunda derrota consecutiva en el Santiago Bernabéu. Goleado por el Barcelona en el clásico liguero y con una debilidad alarmante cuando se esperaba la reacción en Europa, ante un Milan que explotó las carencias defensivas de un equipo bloqueado al que no encuentra solución Carlo Ancelotti.
El campeón de Europa es decimoséptimo en la nueva Champions. En el polo opuesto al punto de inflexión que deseaba Carlo Ancelotti tras el varapalo del clásico. Cediendo hasta 40 remates en sus tres últimos partidos en el Santiago Bernabéu y nueve goles. Un equipo falto de intensidad que no explota el potencial ofensivo de los considerados mejores jugadores del mundo y que se adentra en un momento duro sin consecuencias por la altura de la temporada en la que se produce.
Ahora mismo cualquier rival de cierta entidad, aunque sea un Milan en horas bajas en Italia, con poco daña mucho al Real Madrid. Nervioso. Permisivo. Sin intensidad defensiva donde no se debe permitir a ningún equipo tocar sin sentir el aliento. Apenas tres faltas en el primer acto, con dos errores de bulto de Tchouaméni que acabaron con la paciencia de la afición del Bernabéu.
De nuevo obligado a remontar en Europa. Un capítulo repetido en exceso. Habrá un momento que el Bernabéu no entre en combustión y se canse de tirar del equipo. Esperaba una reacción con carácter de un equipo descansado, la que demanda la goleada recibida en su estadio en el clásico. Y no llegó por lo endeble que se ha convertido. Cuando parecía que aumentaba la entrega al ver a Mbappé defender una acción, a Bellingham robar lanzándose o la entrega de Fede Valverde. Un fallo de concentración lo tiró todo por tierra de nuevo.
Lo cometió Tchouaméni en un saque de esquina y Militao llegó tarde a la cobertura. Ya había rematado a placer en el primer palo Thiaw, asestando un golpe a la intención madridista de agradar con un juego que no llega. No logra dar con la tecla Carlo Ancelotti. Y ya son demasiados partidos. Castigado en su banda derecha, que reforzó con Fede Valverde como ayuda a Lucas Vázquez, superado por la potencia de Leao y con las incorporaciones de Theo.
El único cambio tras el revolcón del clásico fue la presencia de Modric. Y este Real Madrid pide más mano de entrenador. Sin mirar galones, algo difícil de ejecutar. Mbappé, con ganas de goles que le acerquen a su identidad, había avisado con un disparo cruzado nada más alzarse el telón con el emotivo homenaje a la Comunidad Valenciana.
Pronto se vio el flanco débil del Real Madrid, con la primera incorporación de Theo Hernández que detenía Lunin. Pero nada pudo hacer, indefenso, tras un saque de esquina en el testarazo de Thiaw. Por enésima ocasión se desplegaba el escenario de la remontada europea en el Bernabéu. Con una rápida reacción cuando Tchouaméni, sintiéndose señalado, ponía un pase en profundidad a Mbappé que dejaba un regate de calidad y un disparo potente ante el que se lució Maignan.
Se esperaba a un Vinícius con ganas especiales de brillar tras lo ocurrido con el Balón de Oro. El Milan, endeble defensivamente, parecía la víctima idónea. Y Paulo Fonseca se protegió con defensa de cinco. Su plan daba resultado hasta que 'Vini' fue derribado por Emerson en una acción protestada por todo el conjunto italiano. El colegiado dudó y acabó pitando penalti. Quien no dudó fue el brasileño en la mejor ejecución de una pena máxima desde que las lanza. Con paradiña y toque suave a la red.
El primer paso estaba dado pero las dudas no se habían despejado. El Milan se sintió cómodo en cada posesión y Lunin se lucía con su primer paradón de la noche, asumiendo el rol salvador de Courtois al volar al palo para sacar el disparo ajustado de Reijnders. Impotente de nuevo en un fallo en el inicio de jugada de Tchouaméni, tras sacar un disparo seco abajo de Leao, que recibió de espaldas y se giró sin ser encimado por Militao, cuando Morata, el más atento a la jugada, mandó a la red el rechace para convertir al Real Madrid en su víctima preferida. El equipo al que más marcó en su carrera.
Un nuevo intento a la carrera de Mbappé, frustrado en el remate por Maignan, fue el último intento del primer acto antes de la frustración del segundo. Nunca hubo ambiente de remontada por las malas sensaciones que transmitieron los jugadores madridistas en el césped. Bloqueados, sin generar acciones ofensivas de peligro en equipo, solamente desde acciones individuales que no encontraron el gol.
De nuevo inferior al rival en la segunda parte, sin imponer su imponente físico, sin su habitual capacidad de reacción tras los golpes en la 'Champions'. Un disparo blando de Vinícius en el arranque dio paso un sentimiento de debilidad, temblando en cada carrera de Leao.
Otra vez salvado por Lunin con la parada del partido a un cabezazo de Leao tras centro de Emerson. Debilidad por ambos costados. Sin marca de los centrales. De nuevo la impotencia de Mbappé, infeliz como 9, en remates desesperados que no encuentran el gol. Con Bellingham mascando ansiedad en cada disparo, rematando a la grada la más clara, cuando llegó la sentencia.
Ya había estrellado en la cruceta un remate de espuela tras córner Morata cuando Leao explotó su potencia, sin tambalearse ante el intento de frenarlo de Militao, empequeñeciendo a Lucas en carrera para dejar clara la necesidad de acudir al mercado para cubrir la baja de Carvajal. Reijnders fusilaba a Lunin e impulsaba el peor momento del Real Madrid en años. Esta vez no hubo espacio para la heroica y hasta se anuló un tanto de Rüdiger. El campeón queda tocado en su orgullo.