Los controladores de varios países se oponen a la creación del espacio aéreo común para defender su actual estatus El proyecto de la eurocomisaria de Transportes, la española Loyola de Palacio, de unificar el control del espacio aéreo de la UE ha merecido la reacción inmediata de los controladores. Los primeros han sido los franceses, que el pasado lunes fueron a la huelga. El plan de Bruselas, a la que se acusa de querer privatizar el sector pese a que nada ha dicho de ello, no sólo contribuiría a mejorar el transporte aéreo, sino que abarataría costes y reforzaría la seguridad.
29 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.FÉLIX SORIA BRUSELAS. Corresponsal La huelga de controladores en Francia y el caos que generó en el tráfico aéreo continental durante más de 48 horas ha puesto blanco sobre negro una situación que en Bruselas llegaron a calificar de «podrida». El Sindicato Nacional de Controladores galo justificó su paro alegando que la Comisión Europea prepara la privatización del servicio. Loyola de Palacio replicó con contundencia: «Es falso y supone una manipulación informativa». «Considero incomprensible _razonó_ que tras la decisión de los Quince de crear un espacio único para mejorar la gestión y evitar retrasos, entre otras cosas, la iniciativa de la comisión sirva de excusa para una acción injustificable que ignoro a qué responde». La Comisaría de Transportes obvia si en el futuro el servicio de control será o no privatizado. La comisaria subrayó que el asunto sería competencia de los Estados miembros. El actual sistema de control data de 1960 y durante 40 años sólo recibió ligeros retoques. Hoy por hoy, según los expertos, es imposible aprovechar el espacio aéreo europeo de forma adecuada porque el control de los más de 8.000 vuelos diarios depende de servicios nacionales independientes, cuyos operarios se limitan a intercambiar su seguimiento. Los reiterados aplazamientos a la hora de racionalizar el servicio también han impedido actualizar el reparto y usos del espacio aéreo. Motivo por el que los ejércitos del aire siguen reservándose amplios espacios de exclusión, que en su mayoría sólo usan ocasionalmente. La actitud de los controladores franceses, cuya huelga fue apoyada por la mayoría de las organizaciones profesionales del resto de Europa, obedecería a los temores de ese colectivo funcionarial _que todavía desconoce cuál será su futuro estatus laboral_ y también a razones económicas.