Orio tiene miedo a hablar

MELCHOR SÁIZ- PARDO ORIO (GUIPÚZCOA)

ESPAÑA

Los vecinos del asesinado Juan Priede protestaron en silencio con el respaldo de Ibarretxe y Saramago Orio ocupa una pequeña lengua de tierra aprisionada entre la ría que le da nombre y las escarpadas montañas verdes. La geografía parece querer ahogar a este pueblo guipuzcoano, pero no lo logra. Lo que realmente asfixiaba ayer a los oriotarras era el temor a hablar en voz alta de lo sucedido, del asesinato de su vecino, o incluso amigo, Juan Priede Pérez. «Es que aquí nos conocemos todos y con lo pequeño que es esto es mejor no meterse en política», señalaba una señora mayor en la plaza del pueblo.

23 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

«Todos sospechamos quién ha podido decirle a los de ETA que el concejal socialista txikiteaba en el Gure Txoko con sus escoltas y que luego, ya a la tarde, volvía a tomarse un café, pero tenga la seguridad de que nadie le va a decir nada a esos del cartel», indica una mujer al tiempo que señalaba una pancarta a favor del acercamiento de los presos colgada de un balcón cercano. Los parroquianos hablan de lado a lado de la barra del bar sobre el tiempo o sobre los planes para las vacaciones... pero todo cambia cuando un anciano con la cara surcada por mil arrugas saca el tema. El grupo de conocidos, que hasta entonces se desparramaba por las cuatro esquinas del bar Lorentxu de la calle Eusko Gudarien ¿Soldados Vascos¿, se aproxima a la barra. A modo de confesión múltiple, el puñado de asiduos y el tabernero cierran el corrillo y bajan la voz casi hasta el susurro, aunque en el local sólo hay dos personas más. «Era el padre del pintor, el que se casó con ...». «No, no, se iba a casar ahora». «Claro que sabes quién era, si estaba siempre en el dique paseando con los escoltas». «Pobre hombre, mira que a su edad tener este final». Uno de sus vecinos es también uno de los escasos militantes que el Partido Socialista de Euskadi tiene en Orio. El hombre comprueba quién es su interlocutor. No quiere «bajo ningún concepto» dar su nombre y mucho menos que se diga dónde vive. «¿Quién le ha dicho que soy del PSE?», pregunta el socialista ¿asustado¿ la identidad de su delator . «Tengo mucho miedo y más ahora. Muchos de mis vecinos saben que soy socialista y si eso llega a oídos de los de siempre me van a hacer la vida imposible. Esto es muy pequeño y yo no llevo escolta», indica. Concentración matinal A las doce del mediodía, algunos de los que no quieren dar su nombre se atreven a dar la cara. Es en la concentración silenciosa convocada por el ayuntamiento frente a la fachada del consistorio. Son unos quinientos vecinos los que muestran su repulsa al asesinato del anciano concejal con un cerrado aplauso al final de los quince minutos de silencio. Entre los que aplauden se encuentra el premio Nobel de Literatura, José Saramago. Junto a él, el lendakari, Juan José Ibarretxe; su portavoz, Josu Jon Imaz, y una buena muestra de dirigentes socialistas vascos y del resto de España, como José Blanco, Rodolfo Ares, Manuel Huertas o Jesús Eguiguren. Miembros del PP, del PNV-EA y de Izquierda Unida tampoco faltan a la cita. Por la tarde, antes de la gran manifestación, se celebró en la parroquia de San Nicolás de Bari el funeral por el concejal. El pequeño y único templo de la villa costera fue insuficiente acoger a toda la gente que quiso sumarse a la despedida religiosa de Priede y que se desarrolló en medio de grandes medidas de seguridad de la Ertzaintza, que acordonó el pueblo.