El PSOE debe agradecer a las Cortes Aragonesas la aprobación en el Senado de la nueva Ley del Poder Judicial. Los 15 minutos de retraso del senador del PP por Zaragoza fueron la clave del sí.
13 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.La reforma socialista del poder judicial será recordada, seguro, por las peculiaridades de su proceso de aprobación. El pasado 2 de diciembre, los parlamentarios del PP abandonaron el Congreso cuando se votaba la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Era su forma de protestar por la repetición de la consulta que consideraban irregular. Una semana antes, la ausencia de 18 diputados socialistas había impedido que el Gobierno sacase adelante el texto, que tuvo que volver a pasar por el Consejo de Ministros. Después de aquello, el PSOE dio un tirón de orejas a sus parlamentarios y les recordó que entre sus obligaciones está la de asistir a las sesiones de la Cámara de la que forman parte. Parece que los senadores socialistas no se dieron por aludidos y algo parecido a lo que ocurrió el 25 de noviembre en el Congreso se repitió ayer en el Senado. La falta de tres senadores del partido en el Gobierno estuvo a punto de hacerles perder la votación de respaldo a la reforma judicial. Pero esta vez, fue otra ausencia, la de un senador popular por Zaragoza, la que posibilitó la victoria del sí. Cuando los compañeros de Gustavo Alcalde percibieron que no estaba en la sala y echaron cuentas de la importancia de su concurso en la sesión lo llamaron para requerir su inmediata comparecencia. Sin embargo, se encontraron con un peculiar conflicto de intereses. Y es que Alcalde tenía apuntada en su agenda, también para ayer, una cita con el presidente aragonés, Marcelino Iglesias, a quien debía realizar una importante pregunta en las Cortes. Como ésta estaba fijada para primera hora de la mañana, el popular supuso que llegaría a tiempo a Madrid para la sesión en el Senado y a punto estuvo de conseguirlo. Cuando apareció en la cámara, hacía sólo un cuarto de hora que se había aprobado el texto por el margen mínimo. Confusión al votar En realidad, el concurso de Alcalde hubiera sido inútil ya que, pese a la falta de los tres senadores socialistas, el PSOE contaba con el respaldo de los otros grupos, salvo el PP, y gracias a ese apoyo habría logrado sacar adelante su proyecto. Sin embargo, una confusión de una senadora de CiU estuvo a punto de echar por tierra todas las cuentas socialistas. Antes de que apareciese el popular aragonés, en la sala había 252 representantes. De ellos, 127 estaban a favor del sí y 125 respaldaban el no. Sin embargo, la votación concluyó en empate. La clave, en los bancos de Convergencia, donde Rosa Aleixandre, se había equivocado al pulsar el botón. Tras unos momentos de incertidumbre, el presidente del Senado, Javier Rojo, ordenó repetir la consulta, tal y como prevé el reglamento. A la segunda, la victoria fue para el sí por los márgenes previstos. La sesión acababa como deseaban los socialistas. Entonces llegó Alcalde. Sólo quince minutos tarde.