Faltan solo cincuenta días para las elecciones municipales ?y regionales en trece comunidades autonómicas? que serán las más concurridas, más disputadas y con más color de primarias, a un año de las generales que determinarán si el próximo presidente del Gobierno será Zapatero o Rajoy. Las más concurridas porque no se recuerda tantas candidaturas buscando concejales. Por diversas razones: en Cataluña, porque a los cinco partidos tradicionales hay que sumarle Ciutadans, que ya obtuvo dos diputados en el Parlament; en Canarias, porque la crisis nacionalista en Gran Canaria ha llevado al surgimiento de otras dos fuerzas, Nueva Canaria y Centro Canario, de los ex presidentes Román Rodríguez y Lorenzo Olarte. Y, aún, una sexta candidatura, promovida por la ex diputada popular Bernarda Barrios. Y en Galicia, por la proliferación de candidaturas independientes, desgajadas del PP y, en algún caso, del PSdeG. El fenómeno de los independientes es general, pero arrecia allí donde el poder se ha perdido después de una larga omnipresencia. Algunos estudios los clasifican en tres grupos con objetivos bien distintos: el primero agrupa a los descontentos, gentes que perdieron su puesto en las listas o no pudieron entrar; otros sueñan con iniciar una vía distinta a los partidos clásicos y apuestan por reagruparse en una nueva formación, algo así como una Coalición Galega en algún caso, o a modo de tercera vía en aquellas comunidades en las que solo se puede dar alternancia entre populares y socialistas, como las dos Castillas o Extremadura, por ejemplo. Y el tercer grupo, acaso el más numeroso, el descaradamente del cemento y el ladrillo, como lo denominan algunos alcaldes presionados por esas listas. «Solo buscan ser decisivos para cambiar concejales por el negociado de Obras y Urbanismo», sostiene uno de ellos. En ese mundo existe la impresión de que las oportunidades se acaban, bien porque el precio de los inmuebles se ralentiza, o porque la conciencia sobre la sostenibilidad de las ciudades limita los abusos. Y, desde luego, porque la presión de la Fiscalía Anticorrupción se deja sentir. Como si se tratara de «la última oportunidad», hay candidaturas independientes directamente promovidas por constructores insaciables, como si la laxitud de algunos alcaldes salientes no les hubiera permitido edificar sin apenas limitaciones. Habrá que esperar al día 27 de abril a que el Boletín Oficial del Estado proclame las candidaturas, porque todavía esta Semana Santa ha habido negociaciones ?y le consta a este redactor? del orden de «yo retiro mi lista independiente si se me garantiza la concejalía de urbanismo.» Tres años de crispación Toda esa concurrencia, que atomizará el voto, refuerza la incertidumbre de los resultados, aunque afecta poco a las grandes ciudades, excepción hecha de Las Palmas, pero sí es relevante en localidades medias. La incertidumbre procede de saber si tres años de crispación artificial dará el resultado pronosticado por los ideólogos del enfrentamiento. Zapatero ya dijo ayer que «la campaña del Partido Socialista no se hará sobre la base de insultos y descalificaciones», que es una forma de recordar que otros sí los emplean, y el PP ha elegido el eslogan «Centrados en ti», que es un hábil método para rescatar el concepto de centro del desván. Estas elecciones tienen algo de primarias, sin duda, aunque el efecto alcalde amortigüe cualquier lectura posterior. Lo único garantizado desde ahora es que estas nuevas municipales nos traerán, gracias a la Ley de Igualdad, siete mil concejalas más. Hace cuatro años las concejalas representaron el 27% en España, poco más de la cuarta parte, y superarán ahora el 40%. Esa al menos es la previsión de Maribel Montaño, secretaria de Igualdad del PSOE, quien afirma que «de 15.453 concejalas en la actualidad, se pasará a cerca de 23.000 el día 27 de mayo». Armisticio energético Entretanto, la Semana Santa nos ha traído el armisticio energético. Un tipo sensato, el alemán Bernostat, presidente de E.On, ha dicho basta y ha negociado una salida razonable. Atención a las posiciones que gana E.On en España y a su publicidad titulada «Hasta pronto». De rendición, nada. Otra cosa es que algunos en España se alinearon de tal modo ?el PP con los alemanes y el PSOE con los italianos y Acciona? que el pacto, en un país donde más bien se lleva el exabrupto que el acuerdo, les haya decepcionado. En los rescoldos de la batalla todavía colea la dimisión del presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Manuel Conthe, personaje de no muy afortunadas declaraciones, que ahora exige para dimitir hablar ante el Parlamento. La vicepresidenta De la Vega ?es curioso que no haya sido Solbes? ya le ha dicho que irá al Parlamento a decir lo que quiera, pero que antes cumpla su anuncio de dimisión. Antonio Gutiérrez, ex sindicalista, ahora presidente de la Comisión de Economía del Congreso, ha sido más cáustico: «Los soberbios confunden la institución con la persona. Una cosa es él y otra la CNMV».