Imaz cede ante el sector duro del PNV y dejará la política este año

Joseba García

ESPAÑA

Zapatero recibe con «perplejidad» y preocupación la noticia, y Rajoy asegura que es «mala para España»

13 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Josu Jon Imaz, todavía presidente del Partido Nacionalista Vasco, dio a conocer ayer su decisión de no concurrir a la reelección en el proceso interno abierto en el seno de su partido y que concluirá los día 1 y 2 de diciembre en el marco de una asamblea general (congreso) en el que la militancia de la formación nacionalista decidirá su línea de actuación política y elegirá a la nueva dirección. La noticia, inesperada, provocó conmoción en la clase política y dejó entrever la hondura de la batalla interna que vive el nacionalismo vasco. La retirada no parece táctica: el dirigente peneuvista anuncia también que abandona la política.

El anuncio aparece en un documento titulado Apostar por el futuro que Imaz remitió ayer a los medios de comunicación y en el que muestra su hartazgo ante la dura oposición interna que ha sufrido en sus cuatro años de mandato. Abandona, dice, como contribución a frenar la división en el partido. El todavía líder nacionalista reprocha sin citarlo la actitud que durante su mandato ha mantenido Joseba Egibar, líder del PNV en Guipúzcoa, con quien pugnó por la presidencia del partido: «Un partido no puede llevar adelante una modernización necesaria en un contexto de competición por el discurso».

«División y tensión»

Imaz reconoce que «la pluralidad de discursos, la división y la tensión» que su partido ha trasladado a la ciudadanía en «algunos momentos» contribuyen a «debilitar» su proyecto, a «confundir» a la sociedad y a «perjudicar» la capacidad del nacionalismo para articular mayorías sociales «necesarias para construir el proyecto de país que queremos». En su despedida tras trece años como político en activo, el líder del PNV se enorgullece de haber trabajado por una sociedad «en paz» en la que la violencia, la amenaza y la extorsión «sean para siempre desterrados».

Las reacciones al anuncio no se hicieron esperar. José Luis Rodríguez Zapatero recibió con «perplejidad» y preocupación la renuncia y Mariano Rajoy, señaló que la noticia es «mala para España».