Un avión de Spanair que cubría la ruta Madrid-Gran Canaria se estrelló ayer minutos después del despegue y deja 153 muertos y 19 heridos muy graves. En el vuelo iban 20 niños y dos bebés, según la lista de pasajeros que ha publicado Spanair.
04 sep 2008 . Actualizado a las 11:21 h.La cifra de fallecidos en el accidente aéreo más grave producido en Europa en la última década se eleva a 153, cuyos cadáveres están llegando ya al recinto ferial de IFEMA, donde se ha habilitado un pabellón para las labores de identificación.
Uno de los veinte supervivientes que permanecen ingresados en hospitales de la Comunidad de Madrid ha fallecido poco antes de las diez de la noche, según han informado fuentes de la Consejería de Sanidad. Se trata de un hombre de entre 25 y 30 años -en principio se dijo de unos 40 años- que sufría quemaduras en el 45% del cuerpo y que había sido trasladado a La Paz. Tras este fallecimiento son 19 los supervivientes del accidente aéreo registrado hoy en Madrid. Todos ellos, entre los que hay tres menores, permanecen ingresadas en seis hospitales de la región. Dos de los ingresados presentan pronóstico muy grave, doce grave, tres reservado y dos leves; dieciséis están identificados y los otros cuatro sin identificar, según han informado fuentes de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
El balance del accidente del vuelo JK5022 de Spanair en el aeropuerto de Barajas ha grabado este miércoles una muesca sangrienta en el historial de los peores siniestros aéreos del país. La conmoción fue tal que muchas horas después del accidente las autoridades mantenían la cifra de fallecidos como provisional, y oscilaba el número de heridos en la tragedia. No habrá datos oficiales hasta que los forenses logren identificar los cuerpos, tarea difícil. El aeródromo madrileño no vivía una tragedia similar desde 1983.
El vuelo cubría la ruta Madrid-Gran Canaria, en código compartido con la aerolínea alemana Lufthansa. Entre el pasaje -164 pasajeros, dos de ellos bebés, y 9 tripulantes según la compañía aérea- había viajeros de distintas nacionalidades, germanos, suecos, daneses, además de españoles. El avión, un McDonnell Douglas MD-82, tenía 15 años de antigüedad. Pertenecía a Spanair desde hace 9 y pasó su última revisión en enero pasado. Entonces no hubo problemas. Este miércoles sí.
Hubo un primer intento de despegue abortado por dificultades técnicas. Un mal presagio. El vuelo JK5022 tenía prevista su salida a la una de la tarde desde la Terminal 1 de Barajas. Cinco minutos después inició el recorrido por la pista de despegue, pero volvió sobre sus pasos a las 13:42, al parecer con problemas en el indicador de temperatura. Técnicos de mantenimiento revisaron el aparato y dieron el 'ok' al piloto para seguir adelante.
Tras ese incidente, el avión despegó en torno a las dos y media de la tarde. Apenas unos minutos después, el motor izquierdo de la aeronave estalló por causas que aún se desconocen. Según testigos presenciales, la nave levantó ligeramente el morro y cayó por la parte de cola, y se partió en dos al caer en una vaguada entre las pistas 18L y 36R de la Terminal 4 de Barajas. Instantes después el queroseno del depósito de combustible hizo el resto. El fuego quedó extinguido a las cuatro de la tarde. Los bomberos necesitaron la ayuda de un helicóptero antiincendios de la Comunidad de Madrid.
«Un infierno»
«Dantesco». «Un infierno». Las primeras asistencias sanitarias que pudieron acercarse a los restos del avión no encontraron otras palabras para describir la escena. Entre trozos humeantes del fuselaje localizaron a los supervivientes, 28 en un primer momento, aunque uno de ellos, una niña de dos años según algunas fuentes médicas, falleció de camino al hospital. Salvaron la vida al salir despedidos tras el impacto. «Todos los de dentro estaban muertos», calcinados por la bola de fuego en que se convirtió el aparato, declaró luego un miembro del SUMMA, el servicio de emergencias de la Comunidad de Madrid.
El siniestro activó el plan de emergencias de Barajas. El dispositivo de gestión de la crisis - Ministerios de Interior, de Fomento, Ayuntamiento, Comunidad de Madrid, representantes de Spanair y de AENA, Protección Civil, Bomberos - se instaló en la T-4. El tráfico en el aeropuerto madrileño quedó interrumpido hasta las cinco de la tarde, aunque los retrasos acumulados en los vuelos previstos para esas horas afectaron al tránsito aéreo durante toda la tarde.
Las cajas negras del avión fueron recuperadas a media tarde y será la investigación de las autoridades de Aviación Civil la que determine las causas últimas del accidente. Una unidad especial de Spanair y un equipo de ingenieros de la McDonnell Douglas llegarán este jueves a Madrid para colaborar con las pesquisas.
De acuerdo a los primeros informes que Spanair facilitó al Ministerio del Interior, la catástrofe se desencadenó cuando el avión había alcanzado una altura de 70 metros - 200 pies- sobre la pista, a una velocidad que en términos técnicos se califica de 'V 3' o punto de no retorno, a partir del cual no se puede abortar la maniobra de despegue.
La tragedia quebró una tarde plácida y soleada de agosto en Madrid. Las primeras noticias se conocieron pronto pero la verdadera dimensión del desastre tardó en saberse. Horas después los datos oficiales hablaban aún de 50 muertos. A primeras horas de la noche Spanair no había facilitado la lista de fallecidos en tanto no se comunicara a las familias de las víctimas. Cruz Roja habilitó equipos de asistencia psicológica para atender a los allegados que durante toda la tarde se concentraron en Barajas y el pabellón 6 de IFEMA, recuperado como morgue de emergencia para albergar los cadáveres, como ya ocurriera el 11-M.