Los partidos catalanes tratan de dar una imagen de unidad mientras se disparan las críticas en privado
ESPAÑA
El actual mapa político catalán está en las últimas. Durará lo que se tarde en resolver el asunto de la financiación autonómica. Los partidos tratan de dar una apariencia de normalidad mientras se dan puñaladas por la espalda. La primera, la de Joan Saura, el consejero de Interior, al negociar con María Teresa Fernández de la Vega un plazo de tres meses para conseguir un acuerdo sobre financiación autonómica válido para Cataluña, pero también para el resto de las comunidades.
El acuerdo logrado por Saura rompió la estrategia de sus socios, al negociar al margen del frente común y al relacionar, siquiera indirectamente, la financiación catalana con la del resto de las autonomías. El representante de ICV tuvo que aguantar el martes un chaparrón de críticas de sus socios de gobierno, que en su primera reunión tras las vacaciones se desvinculó del acuerdo entre Saura y el Ejecutivo central.
La cuarta pata del frente catalán, CiU, en la oposición, anunció ayer una ofensiva política para forzar al presidente Montilla a que retire su confianza al consejero de Interior como encargado del desarrollo estatutario, al considerarlo incapacitado para ello dada sus «actuaciones negligentes» en la negociación de la financiación.
Pero no es solo CiU quien pone astillas en las bisagras del tripartito. En otro de los tres socios del Gobierno catalán, ERC, las tensiones internas debidas a divergencias estratégicas se acentúan con el debate sobre la financiación. El hasta hace poco líder de la formación Josep Lluís Carod-Rovira manifestó ayer que carece de sentido plantearse la salida del ejecutivo si el final de la disputa sobre la financiación no les satisface. Respondía así a otro dirigente de Esquerra, el diputado Joan Tardá, quien había apostado por romper el tripartito si no se logra un acuerdo aceptable.
Y el presidente Montilla, que bastante tiene con mantener los frágiles equilibrios en el partido y su Gobierno, se limitó a reiterar ayer que Cataluña necesita «inversiones y recursos», pero mostró su seguridad en obtenerlos «para poder afrontar el futuro con garantías».