Es el cerebro de la estrategia judicial del PP desde hace más de 20 años. Aunque esté más lejos de los focos y del día a día que De Cospedal, Sáenz de Santamaría o Montoro, Federico Trillo juega un papel fundamental en el partido, como consejero áulico de Rajoy en una materia sumamente sensible y decisiva.
Sus conocimientos de todos los rincones y vericuetos de la judicatura, su capacidad y habilidad para la maniobra, su dilatada experiencia en la presentación de querellas y recursos, sobre todo ante el Tribunal Constitucional -del Estatuto catalán al aborto-, sus privilegiadas relaciones y contactos en el mundo de la justicia y sus éxitos como defensor del PP y látigo de Felipe González -los casos Filesa y Roldán llevan su sello- explican que sea el más veterano representante de la vieja guardia, en su caso procedente de Alianza Popular, que sigue en primera línea. Y a pesar del caso del Yakovlev 42, por el que nunca quiso asumir responsabilidades políticas.
Si hay alguien capaz de reducir al mínimo los daños del caso Gürtel, quizá el más grave de la democracia, sin duda es el ex ministro de Defensa y ex presidente del Congreso. No hay que olvidar que fue uno de los artífices de que se archivara el caso Naseiro, el tesorero del PP detenido en 1990 por el juez Luis Manglano por supuesta financiación ilegal del partido, en la que estaba presuntamente implicado Eduardo Zaplana.
Todo quedó en nada al anularse las escuchas telefónicas. La estrategia consistió en desacreditar al juez hasta el punto de que el caso Naseiro se convirtió en el caso Manglano. Veinte años después ha tirado de manual para repetirla punto por punto. Primero con Garzón, al que defendió a capa y espada de los ataques del PSOE cuando investigaba los GAL, pero contra el que lanzó una gran ofensiva mediática, política y jurídica tras destapar el caso Gürtel.
Táctica exitosa
Los resultados están ahí: el magistrado ha sido expulsado de la Audiencia Nacional. Además, las escuchas de las conversaciones de los cabecillas de la trama con sus abogados han sido declaradas nulas. Y, según se supo ayer, también ha tratado de urdir un plan para desprestigiar a un testigo clave contra Camps, el sastre José Tomás, como le sucedió en 1990 al concejal Palop.
Desafortunadamente para Trillo, en el caso Gürtel existen otras pruebas más contundentes, como la famosa llave de memoria intervenida al contable de la red, José Luis Izquierdo.
Desde que estalló el caso Gürtel han ido apareciendo oportunamente para el PP otros, denunciados por la prensa afín, como el Faisán, sobre el chivatazo a ETA; el del sistema de escuchas Sitel; el de Chaves y su hija -archivado por el Supremo- o el que afecta al patrimonio de Bono. Muchos han visto la larga mano de Trillo detrás de su divulgación y gran difusión mediática.
Está por ver si una presunta irregularidad formal y otra grabación, en este caso supuestamente ocultada -la que se le hizo a Crespo- le sirven para cumplir la misión casi imposible de desactivar el Gürtel y salvar a Francisco Camps.