La imagen de la Justicia española hace tiempo que no es buena a nivel interno. Según las encuestas del Consejo General del Poder Judicial, el 60% de los españoles consideran que está anticuada y funciona mal o muy mal. Esta imagen y su credibilidad, con el caso Garzón, se han visto sensiblemente afectadas en los últimos tiempos.
En esto, Gabriela Bravo también hace gala de su talante conciliador. «Pese a las campañas mediáticas, a las valoraciones de los políticos, los ciudadanos prefieren que sea un juez quien tutele sus derechos y libertades a cualquier otra vía extrajudicial». Sobre el asunto Garzón puntualiza: «Todos somos conscientes de la repercusión que ha tenido ese tema a nivel nacional e internacional, pero el Tribunal Supremo, al margen de que un sector de la ciudadanía pueda no compartir sus resoluciones, actuó con absoluta independencia, aplicando siempre la ley. Creo que ha habido demasiado ruido mediático».