Jordi Sevilla subraya que el presidente vive «sus horas más bajas», se ha convertido en «el único ministro de todo» y se ha rodeado de «gente que siempre le da la razón»
23 ago 2010 . Actualizado a las 16:34 h.Jordi Sevilla veranea en Cambre (A Coruña) desde 1983 y está encantado con el «magnífico clima» de Galicia. Aunque goza de una «tranquilidad envidiable» intenta no «desconectar del todo» y sigue el hilo de la actualidad, especialmente la que afecta a sus dos pasiones: la política y la economía.
-¿Cómo está viendo la tensa situación que vive actualmente el Gobierno de Zapatero?
-Creo que Zapatero está pasando sus horas más bajas desde que es presidente. Es normal, teniendo en cuenta la crisis económica y los cuatro millones de parados, que la gente no esté contenta con este Gobierno.
-¿Qué está fallando?
-Al Gobierno le ha faltado capacidad para explicar las cosas, para explicar la crisis y el sentido de las medidas adoptadas. A ello hay que añadir que ha reaccionado tarde y ha provocado que se haya roto el vínculo estrecho que tenía con la mayoría de los ciudadanos.
-Muchos votantes socialistas lamentan que las últimas medidas de Zapatero son ajenas al espíritu de la izquierda...
-Es que ha faltado una explicación. Creo que cuando las circunstancias cambian de manera radical es razonable que se cambie de opinión. La gente es lista y lo que le gusta es que sus responsables políticos les expliquen las cosas. Ha sobrado consigna y eslogan y, sobre todo, esta excesiva dependencia del presidente Zapatero, que prácticamente se ha convertido en el único ministro de todo.
-En la última entrada escrita en su blog usted insiste en las «diferencias» entre González y Zapatero. ¿A qué se refiere?
-Me refiero a los políticos de antes que explicaban las cosas, que daban un sentido a lo que estaban haciendo, y los políticos de hoy -valga Zapatero, Rajoy o Sarkozy-, que da la impresión que repiten eslóganes y consignas sin un mensaje detrás. Según el CIS los políticos son el tercer problema y la mitad de los que votan a Zapatero o Rajoy declaran que están insatisfechos con ellos. Eso es una gran quiebra de la confianza de los ciudadanos hacia la clase política muy evidente y preocupante.
-¿Estamos entonces ante la clase política más mediocre de nuestra democracia?
-Creo que no es un problema de mediocridad, sino de que el exceso de partidismo está poniendo en riesgo la democracia. En una crisis como la actual es necesario pactar, acordar, negociar y no anteponer la bronca partidista al interés general. A pesar de la que está cayendo vemos que en los grandes partidos lo único que impera son los intereses electorales o de partido. Es una perversión de la lógica democrática.
-¿En estos momentos el presidente Zapatero escucha?
-Supongo que escucha... pero otra cosa es que haga caso. El problema es que cuando tú personalizas tanto la acción pública, al final te acabas rodeando de gente que siempre te da la razón. Es un problema que afecta a todos los dirigentes políticos actualmente. Tenemos unas estructuras políticas que facilitan el aislamiento del líder, que acaba mirándose el ombligo con excesiva profusión.
-¿Cómo ve a la oposición?
-Tenemos un elevado nivel de enfado con el Gobierno y también con la oposición, porque ambos anteponen sus intereses y cierran filas ante su adversario. Eso hace que los ciudadanos que no estamos en esa lógica pues nos sintamos marginados y aislados.
-¿Considera que habrá adelanto de elecciones?
-Creo que no. Se va a agotar la legislatura. Quedan dos años de guerra partidista y del cansino «y tú más... y anda que tú».
-¿Zapatero se va a presentar a las elecciones?
-Sí. No tengo duda. También creo que si no hubiera esta crisis económica Zapatero no se presentaría a una tercera legislatura, tal y como hizo Aznar.