El presidente del Gobierno, que ha apostado abiertamente por Trinidad Jiménez, se la juega hoy, pues quedaría muy tocado si gana Gómez
03 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Trinidad Jiménez y Tomás Gómez llegan muy igualados a la cita crucial de hoy, en la que 18.000 militantes del PSM no solo tendrán que decidir quién se enfrentará a Esperanza Aguirre, sino si Zapatero mantiene su autoridad sobre el partido o sale irremediablemente tocado. Se trata del mayor test interno sobre el líder socialista desde que se aupó a la secretaría general hace diez años.
El líder de los socialistas madrileños ha emergido en estos dos meses como un político muy superior a lo que había dejado traslucir en sus tres años anodinos al frente del partido, lo que ha complicado mucho las cosas a la apuesta personal de un presidente del Gobierno en sus horas más bajas.
Aunque ambos aspirantes insisten en que Zapatero no se juega nada y es muy probable que todo el partido se agrupe como una piña en torno al ganador, las primarias producirán indudables daños, pero puede que también beneficios, colaterales. De hecho, el PSM se ha partido en dos en una campaña donde ha proliferado la guerra sucia; y algunos de sus críticos dicen que si Gómez triunfa será difícil que no se crea un nuevo Zapatero con más altas aspiraciones futuras. Dirigentes tan destacados como Blanco o Rubalcaba, quien dijo que su mayor mérito era haberle dicho no al presidente por ambición personal, no han dudado en mostrar su abierta hostilidad a lo que consideran un desafío de Gómez.
Críticas muy duras a Zapatero
El político que era un desconocido antes de agosto y al que se consideraba un peso pluma ha llevado su determinación hasta el final. Su ejemplo ha hecho aflorar críticas muy duras a Zapatero, como la que expresó el padre de la Constitución y ex presidente del Congreso Gregorio Peces-Barba a este diario, cuando dijo que tendría que haber más socialistas que discreparan del presidente.
Con más avales que Jiménez, la victoria de Gómez es posible, aunque la ministra tiene un gran cartel entre la militancia. La gran pregunta que se hacen algunos socialistas es si merecía la pena poner en riesgo la figura de Zapatero, sabiendo que Aguirre es prácticamente imbatible. El consuelo es que las primarias han sido un impagable ejercicio de propaganda del PSM.