Se enfrenta a un escenario de pesadilla, que incluye caída en picado de su popularidad, crisis de liderazgo interno, paro del 20%, bajo crecimiento y derrotas electorales
05 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Al día siguiente de haber sufrido una durísima derrota que pone en cuestión su autoridad y liderazgo en el PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero recibía ayer otra mala noticia: el paro registrado se volvía a disparar por encima de los cuatro millones. Para colmo, uno de sus sabios de cabecera, el premio Nobel Joseph Stiglitz, aseguraba que España podría acabar como la Argentina del corralito, y el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, señalaba que la proyección de su organización no sitúa la recuperación en nuestro país en el 2011, sino que prevé «hasta el 2015 o el 2017, un futuro mediocre de bajo crecimiento, alto desempleo y alto déficit». Todo ello compone un escenario de pesadilla para el presidente del Gobierno. ¿Qué le espera ahora? Un calvario.
Los militantes madrileños han avalado al candidato que lo desairó en la Moncloa negándose a plegarse a sus deseos. Con ello han puesto en solfa al triunvirato que representa el poder socialista; Zapatero, Blanco y Rubalcaba. Además, sus tradicionales aliados durante sus seis años de gobierno, los sindicatos, le han montado una huelga general y parecen no estar dispuestos a ceder. Al mismo tiempo, las encuestas muestran la progresiva caída libre de su popularidad y de las expectativas de los socialistas, situados ya a 13 puntos del PP, liderado por un Mariano Rajoy que se limita a recoger los restos del naufragio.
No sería de extrañar que los barones regionales que ven peligrar sus puestos sigan el camino que les ha enseñado el tal Gómez y aumenten el tono de sus críticas al líder al que antes todos decían «sí bwana», en palabras a este diario de Gregorio Peces-Barba. El extremeño Fernández Vara ya dijo hace unos días que Zapatero no se debería presentar si tiene dudas.
Salvados ya los Presupuestos -previo pago del consiguiente peaje al PNV-, que por cierto aumentan la previsión de paro, lo que anunciaría el fracaso de la reforma laboral, deberá enfrentarse a la crisis de Gobierno. ¿Se limitará a relevar a Celestino Corbacho, una vez que la sacrificada Trinidad Jiménez, a la que ha empujado a dos derrotas, permanezca en Sanidad? ¿O apostará por un cambio más amplio que le dé algún aliento hasta las elecciones del 2012? Es una incógnita.
Muy pronto, el 28-N, le espera el más que previsible desastre en las elecciones catalanas, en las que se prevé un derrumbe del PSC de Montilla y una rotunda victoria de CiU. No hay que olvidar que Cataluña es el granero de votos que le valió la presidencia a Zapatero.
De fracaso en fracaso
Ya en mayo del 2011, si la situación económica no cambia radicalmente, y no tiene pinta, el fracaso se repetirá en las autonómicas y municipales, en las que el PSOE corre el riesgo de perder comunidades tan emblemáticas como Andalucía y Castilla-La Mancha.
Ante este negro panorama algunos analistas se plantean si Zapatero, vapuleado en la batalla de Madrid y con su credibilidad bajo mínimos, aguantará hasta mayo. La solución que apuntan -muy poco verosímil- es que dimita para disminuir en los posible los daños de los comicios y ceda la presidencia a otro socialista, que podría ser Alfredo Pérez Rubalcaba. Otra opción son las elecciones anticipadas.
Si había algo de cierto en esas maniobras poszapaterismo orquestadas por José Blanco, que le situarían a él como secretario general y al actual ministro del Interior como candidato a la presidencia, la rebeldía coronada por el éxito de Tomás Gómez las ha abortado.
Pero si, como es lo más probable, Zapatero aguanta en su puesto hasta el final, con un paro del 20% y una economía en la uci, y aún así persiste en ser el cabeza de cartel socialista, ¿tiene la seguridad de que no saldrá un nuevo Gómez (o el propio líder del PSM) que lo rete a unas primarias para decidir quién es el candidato? El futuro se presenta negro para ZP.