Zapatero solo podrá controlar el proceso de su sucesión en el PSOE si renuncia antes de las elecciones generales
18 oct 2010 . Actualizado a las 19:07 h.La hemorragia verbal en el PSOE sobre el futuro de Zapatero no cesa, a pesar de las llamadas al orden y a la unidad realizadas desde Ferraz y desde la Moncloa. De las críticas internas a la política económica del presidente del Gobierno expresadas por los sectores más a la izquierda del partido se ha pasado entre los socialistas a debatir abiertamente sobre la conveniencia de que Zapatero repita o no como candidato.
La insistencia en no dar a conocer su decisión a pesar de la erosión que ello provoca en su liderazgo ha impuesto la tesis de que el líder del PSOE no piensa continuar. Quienes así lo creen explican que si Zapatero hubiera decidido ya renovar como candidato sería absurdo retrasar el anuncio porque solo puede perjudicarle. Por el contrario, si su idea es retirarse hace bien en ocultarlo, porque hacerlo público lo dejarían a él y a su Gobierno sin ninguna fuerza ni autoridad política hasta el 2012.
Pero incluso en el caso de que Zapatero volviera a ser el candidato, la opinión mayoritaria es que el relevo será inevitable si, como parece probable, el PSOE pierde las elecciones. La disyuntiva es por tanto un cambio de candidato antes de los comicios o una renovación mucho más profunda después de las elecciones.
Ambiente de fin de ciclo
Y en ese ambiente de fin de ciclo se interpretan las incesantes manifestaciones de algunos líderes, que no son otra cosa que tomas de posición de cara al posible relevo. No todos los que hablan tiene opciones de suceder a Zapatero. Pero los que se hacen ver, caso del presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, el de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, o el lendakari Patxi López, lo hacen para dejar claro que habrá que contar con ellos a la hora de tomar la decisión. Todos toman posiciones, pero la lista de posibles sucesores no supera las seis personas: José Blanco, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Bono, Carme Chacón, Tomás Gómez y Javier Solana.
Las posibilidades de unos y otros dependerán de si la sucesión se produce antes del 2012 o si la renovación es consecuencia de una derrota de Zapatero en esas elecciones. En la primera hipótesis, que implica su renuncia a repetir como candidato, será el líder del PSOE quien controle el proceso. En caso contrario, habrá una lucha abierta por el poder en el partido.