El cambio radical de estrategia electoral trata de evitar la debacle el 22-M
13 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.¿Cuál es la razón última de la suspensión del tradicional y simbólico mitin de Vistalegre y de la reprogramación general de toda la campaña socialista? Tratar de que no se cumplan los vaticinios de las encuestas, que anuncian el mayor descalabro de la historia del PSOE. En el peor de los escenarios posibles, podría quedarse solo con Andalucía -aunque los sondeos dan también la mayoría absoluta al popular Javier Arenas- y el País Vasco, donde no se celebran elecciones. Perdería Baleares, Asturias, Aragón y corre el riesgo de quedarse sin Castilla-La Mancha e incluso Extremadura, dos regiones en las que nunca ha gobernado el centro-derecha. Las dos ciudades emblemáticas que están en poder de los socialistas, Barcelona y Sevilla, también pueden cambiar de manos.
Ante este negro panorama, los barones llevan meses lanzando mensajes en dirección a Ferraz y a Zapatero. Primero, pidiendo la limitación a dos de los mandatos, luego que desvele si será o no candidato en las generales del 2012. Finalmente, sus presiones han logrado que esta semana el comité electoral diseñara de nuevo la precampaña y la campaña para quitar protagonismo a Zapatero y dosificar su presencia. Esta vez no habrá foto del presidente con los candidatos autonómicos.
Es un secreto a voces que los barones consideran a su jefe de filas un lastre para enfrentarse con garantías al PP. Quieren que se les asocie lo menos posible con un presidente en sus horas más bajas, cuya credibilidad está cayendo en picado. La oportuna filtración a un diario nacional reconvertido al antizapaterismo de una encuesta referida a Castilla-La Mancha lo ponía de manifiesto de manera sangrante. Aunque Barreda goza de una excelente valoración, mucho mejor que María Dolores de Cospedal, lo perjudica la pésima imagen de Zapatero y la gestión del Gobierno central.
Como a los demás barones. En particular, temen pagar la factura electoral de los 4,7 millones de parados y los recortes sociales. Lo mejor para ellos sería que el secretario general desvelara antes del 22-M su decisión de arrojar la toalla, aunque públicamente todos los dirigentes del PSOE digan que prefieren que vuelva a ser el candidato. Esa indefinición contribuye a debilitar más aún al partido.
Desgaste de la marca
Los Barreda, Fernández Vara, Tomás Gómez y compañía no quieren bajo ningún concepto que las elecciones se conviertan en un plebiscito sobre Zapatero, que es exactamente lo que pretende el PP. Quieren que se jueguen en el ámbito territorial, que se hable de cada comunidad, de cada municipio, y no de la política nacional. Temen incluso que su desgaste se contagie a las siglas PSOE, lo que explica que tanto Óscar López como Gómez, aspirantes a las presidencias de Castilla y León y Madrid, hicieran desaparecer el puño y la rosa en sus primeros vídeos promocionales.
Zapatero se vio obligado a defender la marca PSOE en el comité federal y el jueves envió un mensaje a los barones al recordarles que el 22-M no se le juzga a él, que ya ha ganado dos elecciones, y anunciarles que les dará todo su apoyo. Es decir, que irá a sus mítines. Un aviso para aquellos que no quieren verlo ni en pintura por sus territorios. Aunque, de momento, no participará en ningún acto electoral de precampaña.