La concentración de indignados en Barcelona crece tras la dura carga policial
ESPAÑA
La plaza de Cataluña volvió a llenarse tras un desalojo que dejó 121 heridos
28 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Doblemente indignados: por la falta de democracia real y por el desalojo. La acampada que los indignados mantienen desde el 15 de mayo en la barcelonesa plaza de Cataluña vivió ayer su capítulo más violento. Por primera vez se registró un duro enfrentamiento entre los jóvenes y los Mossos d?Esquadra, que ordenaron levantar el campamento para que trabajaran los servicios de limpieza. La intervención policial, calificada de brutal por los acampados, se saldó con un detenido y 121 heridos, 37 de ellos policías.
El consejero catalán de Interior, Felip Puig, tuvo que defenderse de las críticas de ERC, ICV y PSC, que lo acusaron de haberse «extralimitado» al ordenar una actuación «desproporcionada» e «inaceptable». Según ICV, Puig «se moría de ganas de intervenir», lo acusó de haber generado un problema donde no lo había y recordó que la concentración estaba siendo un movimiento cívico, pacífico y participativo. Incluso el PP, favorable al desalojo, exigió al consejero «explicaciones inmediatas» sobre lo ocurrido.
Evitar males mayores
Según Puig, la intervención perseguía, por un lado, sanear la zona, algo deteriorada tras casi dos semanas de acampada. Y la segunda, para evitar males mayores si el Barça derrota hoy al Manchester United y levanta la Copa de Europa. Y es que el Gobierno catalán cree que se corre el riesgo de que los grupos de alborotadores que suelen reventar las fiestas azulgrana -en los últimos años las celebraciones han acabado con decenas de detenidos y numerosos desperfectos- pudieran utilizar la acampada como zona de refugio o incluso apropiarse de objetos peligrosos como barras de hierro o bombonas de butano.
«El objetivo no era desalojar, sino limpiar la plaza», remató Puig, que relató que la operación policial arrancó a las siete de la mañana. Los policías empezaron a requisar todo el material, pero los jóvenes se negaron a moverse y trataron de impedir el paso de los 30 camiones de los servicios de limpieza que se llevaban el material. Este intento de bloqueo, con pinchazos de ruedas incluidos y calificado por Puig de «alteración del orden» y «resistencia a la autoridad», provocó las cargas policiales, con porrazos y disparos al aire de pelotas. «Hubo ataques y provocaciones a la policía», dijo el consejero, que aseveró que «volvería a tomar la misma decisión».
El desalojo policial, no obstante, fue temporal. Pasadas unas cinco horas, los miles de indignados volvieron a ocupar la plaza. De momento, no tienen intención de moverse. Además, al cierre de esta edición el violento desalojo había provocado un efecto rebote: no solo regresaron a la plaza quienes estaban en ella, sino muchas personas que se acercaron en un acto de solidaridad y repudio a la actuación policial. Las imágenes de las caras ensangrentadas dieron la vuelta al mundo y las cargas se situaron como «trending topic» en Twitter. Una vez más la «Spanish revolution» captaba la atención internacional.