Si el PP llega al Gobierno, volverá a lidiar con proyectos que ya aprobó en el 2003
12 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Si las encuestas aciertan y el PP vuelve al Gobierno, el futuro presidente, Mariano Rajoy, tendrá la sensación de que muchos asuntos con los que habrá de lidiar relativos a Galicia ya tuvo que gestionarlos en su última etapa en el Gobierno de Aznar, cuando era vicepresidente. Como un déjà vu, comprobará que la inmensa mayoría de los proyectos de infraestructuras que vio sobre la mesa del palacio de María Pita, en A Coruña, siguen pendientes. Aquel Consejo de Ministros apadrinado por el entonces alcalde Francisco Vázquez, el 24 de enero del 2003, fue el cónclave de la reparación por una gestión que está a punto de ser juzgada por los tribunales.
De aquellos expedientes compensatorios, cocinados por Aznar, Rajoy y Álvarez Cascos, solo podrá inaugurarse una parte de un trazado: la línea de alta velocidad A Coruña-Santiago-Ourense, que entra en servicio el próximo 10 de diciembre. Ni siquiera la autovía del Cantábrico, iniciada antes de que se aprobara el Plan Galicia, estará terminada. El 20 % del trazado pendiente se acabará a finales del 2012. Las autovías interiores Lugo-Santiago y Lugo-Ourense nunca fueron al ritmo previsto y también seguirán en fase de proyecto o de construcción durante la próxima legislatura, al igual que el puerto exterior de A Coruña o el parador de Muxía.
Otros proyectos ya han desaparecido o languidecen por la crisis económica. Es el caso de las autovías del sur destinadas a descongestionar el área de Pontevedra y Vigo, pero también de las otras dos entradas ferroviarias previstas en el Plan Galicia. La que conectaría Ponferrada con Monforte será un gran eje de mercancías. Y el AVE transcantábrico que ideó el ministro Cascos para compensar a todas las comunidades afectadas por la marea negra también ha desaparecido de los mapas. Como mucho, hay un proyecto embrionario para mejorar la línea de Feve que el ministro José Blanco recuperó para la campaña electoral. La conexión directa de AVE con Vigo también sigue en fase de proyecto, como los dos extremos del eje atlántico hacia Ferrol y Portugal. Lo mismo sucede con el ramal ferroviario a Lugo.
No todas las ciudades
A pesar de que el Gobierno de Aznar pretendía conectar todas las ciudades gallegas a la red de alta velocidad, la realidad de la crisis ha dibujado un mapa muy diferente: un acceso central único que pasa por Ourense, llega a Santiago y se distribuye hacia Pontevedra, Vigo y A Coruña por el eje atlántico. El último medio centenar de kilómetros que quedan por licitar para terminar el nuevo acceso de alta velocidad será la gran patata caliente que reciba el próximo Gobierno, pues Blanco tiene previsto sacar a concurso los tramos pendientes incluso cuando el Ejecutivo de Zapatero esté en funciones. No obstante, desde el PP gallego y la Xunta ya se ha preparado el camino para que la obra, si las estrecheces presupuestarias son mayores, se demore hasta el 2018, ocho años más tarde que el plazo del Plan Galicia.