El PSOE deja ahora en el aire la apuesta de primarias para elegir al secretario general

p. d. l. h. madrid / colpisa

ESPAÑA

Elena Valenciano, en el centro, acompañada de Gaspar Zarrías y  Trinidad Jiménez, ayer en un acto del PSOE en Madrid.
Elena Valenciano, en el centro, acompañada de Gaspar Zarrías y Trinidad Jiménez, ayer en un acto del PSOE en Madrid. P. Campos. < / span>efe< / span>

Los recelos mostrados por pesos pesados del partido, entre los que destacan los de José Antonio Griñán, llevaron al secretario de Organización, Óscar López, a optar ahora por la prudencia

18 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las primarias para elegir al futuro secretario general del PSOE peligran. La determinación mostrada por el núcleo duro de la dirección socialista, hace apenas tres semanas, para impulsar este cambio histórico en la formación no se compadece con la vaguedad de la propuesta que finalmente planteará en el debate sobre calidad democrática que se celebra hoy en Oviedo.

Los recelos mostrados por pesos pesados del partido, entre los que destacan los de su presidente, José Antonio Griñán, llevaron al secretario de Organización, Óscar López, a optar ahora por la prudencia.

«Proponemos abordar este debate en el proceso de la conferencia política para definir su aplicación en futuros procesos», dice el texto que se discutirá durante la jornada. Nada se da por hecho porque, pese al ruido generado por algunos sectores del partido, especialmente a raíz de la sublevación del PSdeG para experimentar un método de elección en el que la voz del militante resulte clave, este es un tema polémico sobre el que en absoluto existe unanimidad.

Las primarias a la secretaría general fueron rechazadas por una mayoría abrumadora en el congreso de Sevilla, en el que resultó elegido Rubalcaba hace menos de año y medio. En dieciocho meses las cosas parecen haber cambiado mucho. Las tesis que defendió casi en exclusiva el PSOE madrileño se han extendido hasta el punto de que algunas federaciones, como la valenciana y la vasca, acordaron incluir la fórmula en sus estatutos siempre que la decisión sea ratificada en un comité federal. En vista de que la presión aumentaba, el mes pasado la dirección del partido se tiró a la piscina. Pero ahora sus planes, que sirvieron para apaciguar el polvorín de Galicia, pueden naufragar.