Los médicos comunicaron anoche que el expresidente sufría «un empeoramiento neurológico progresivo», mientras las instituciones ultiman ya los funerales de Estado. No se han producido novedades durante la noche
23 mar 2014 . Actualizado a las 15:27 h.«Se está apagando lentamente». Así describió el doctor Pedro Guillén el estado clínico del principal artífice de la transición. Pese a que dada la evolución en los últimos tiempos de su larga enfermedad la noticia adelantada el viernes por su hijo no ha pillado por sorpresa a nadie, la agonía de Adolfo Suárez ha sobrecogido a todo el país, y muy especialmente a la clase política, que prepara ya los funerales de Estado para despedir con todos los honores al primer presidente de la actual democracia española.
Numerosos famosos, amigos de la familia y curiosos se acercaron ayer hasta la clínica Cemtro, en la que Suárez ingresó el pasado lunes debido a una neumonía que agravó su estado de salud, muy deteriorado por el alzhéimer que se le diagnosticó hace once años. Aunque ha mejorado de su neumonía, su estado neurológico sigue empeorando. «El paciente ha sufrido un empeoramiento neurológico progresivo, que se mantiene en las últimas horas», reza el texto del comunicado médico dado a conocer a primera hora de la noche de ayer.
Parte de la familia ha acompañado durante la noche al expresidente en la clínica. Sus hijos abandonaron el centro a última hora del sábado y han regresado sobre las 07.00 horas, según informa Europa Press.
Aunque el deterioro es continuado e irreversible, y la luz se apagará más pronto que tarde, según fuentes próximas a la familia, los médicos evitan hablar de plazos, después de que Adolfo Suárez Illana afirmara la mañana del viernes que el desenlace era inminente, en un plazo máximo de 48 horas.
La familia permaneció en contacto con la Zarzuela para mantener informado al rey de la evolución del enfermo, al que le une una amistad forjada en los tiempos más duros de la transición y que se ha prolongado, con altibajos, a lo largo de los años.
Las instituciones se preparan para que todos los españoles puedan dar a Suárez el adiós que se merece. Los servicios de protocolo ultimaban ayer los detalles del funeral de Estado, que previsiblemente seguirá el guion del oficiado con motivo de la muerte, en el 2008, de Leopoldo Calvo Sotelo, sucesor de Suárez en la Moncloa.
Lo más probable es que el Gobierno decrete luto nacional y que los restos mortales de Suárez sean trasladados al Congreso, donde serán recibidos por el presidente del Gobierno y de las dos cámaras de las Cortes. Es previsible que el rey también acuda y que posteriormente la capilla ardiente se abra al público para que los españoles puedan darle su último adiós. El funeral de Estado será oficiado en la catedral de la Almudena, y con ello concluirá el programa oficial de la despedida a Adolfo Suárez.