PP Y PSOE afrontan las elecciones con la vista puesta en las generales del 2015
14 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El mantra de populares y socialistas es ahora, y lo será durante la campaña electoral, que estas elecciones son cruciales porque en ellas se enfrentan dos modelos contrapuestos de entender el europeísmo y dos visiones antagónicas sobre el futuro económico de Europa. Lo cierto es que ese argumento, aunque convenga a los dos partidos para crear un atractivo enfrentamiento político, está bastante alejado de la realidad, dado que en realidad existe una inusitada sintonía entre las propuestas del PP y del PSOE. Ni siquiera se encuentran diferencias especialmente notables en la letra pequeña a la hora de abordar los retos futuros en Europa para salir de la crisis.
¿En dónde está entonces la clave de estas elecciones europeas? Pues más bien en casa. Tanto Rajoy como Rubalcaba, al igual que Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano, son conscientes de que el margen de maniobra de España en la UE es cada vez menor, no solo por su decreciente peso político, sino por el poder cada vez mayor de las instituciones europeas. Y también de que, si bien hace dos años podía hablarse de un Rajoy que se echaba en brazos de Angela Merkel y un Rubalcaba que pretendía tomar como modelo a Françoise Hollande, hoy los dos grandes partidos españoles coinciden en que ni la austeridad a ultranza de la alemana ni las políticas de crecimiento a toda costa del francés son la solución.
Se trata por tanto, más bien, de una batalla nacional que se libra en el tablero europeo. Los socialistas afrontan los comicios como una plataforma de cara a las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán a principios del 2015 y que, en caso de éxito, se entenderán como un primer paso para la recuperación del poder en las generales de finales del próximo año. Un objetivo que, en caso de lograrse, implicaría que, por primera vez en democracia, un partido pierde las elecciones inmediatamente después de ganarlas.
Futuro de Rubalcaba y Rajoy
Rajoy es consciente también de que lo que se va a juzgar en estos comicios es su gestión en los dos primeros años de legislatura. Y de que un fracaso en estas elecciones sería muy peligroso con las autonómicas y municipales a la vuelta de la esquina, ya que, en caso de derrota, podrían marcar el inicio de una preocupante pérdida de poder político.
Rubalcaba se juega personalmente buena parte su futuro el próximo 25 de mayo y por ello ha apostado por situar a su número dos como candidata. Si gana Valenciano, ganará Rubalcaba. Y si ella pierde, será él quien aparezca como derrotado. Rajoy no se juega tanto, pero sabe también que a quien se le va a juzgar es a él. Y por ello ha apostado por un candidato como Arias Cañete, que es en realidad su clon político.