La Audiencia de Palma dictará en los próximos días la orden de encarcelamiento del exministro
14 jul 2014 . Actualizado a las 19:25 h.A Jaume Matas se le han terminado los recursos legales ordinarios para evitar su ingreso en prisión, por lo que el exministro de Medio Ambiene durante el Gobierno de José María Aznar tendrá que cumplir su condena de nueve meses en la cárcel por tráfico de influencias.
La Audiencia de Palma condenó incialmente a Matas a seis años de prisión por varios delitos de corrupción, relativos al uso de fondos públicos para pagar al periodista Antonio Alemany que redactaba sus discursos y ensalzaba públicamente su imagen. Sin embargo, el Tribunal Supremo modificó esa condena y la dejó en 9 meses por el delito de tráfico de influencias, tras lo cual el tribunal provincial ordenó la ejecución de la pena por entender que el expresidente no había mostrado arrepentimiento y por la alta responsabilidad del cargo que ejercía cuando delinquió.
El expresidente balear apeló entonces al Partido Popular y al Gobierno para que le concediesen un indulto, petición que el Consejo de Ministros rechazó el pasado viernes y que condenó definitivamente a Jaume Matas al no haber más vías con las que evitar su encarcelamiento.
Confinado a la prisión que él mismo inauguró
Al drama particular de Matas, hay que añadir que el exministro podría cumplir condena en el Centro Penitenciario de Mallorca, en Palma, una cárcel que él mismo se encargó de inaugurar en 1999 junto al que por entonces era ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja.
«La nueva cárcel estará a la altura del bienestar balear», dijo Mayor Oreja durante la presentación de la nueva cárcel balear. A su lado, Matas se mostraba sonrriente y orgulloso de las instalaciones, sin sospechar que 15 años depués podría comprobar en primera persona si el edicifio sigue siendo tan puntero como cuando lo mostraron al público.
Además, tal y como recordó el Diario de Mallorca, el por entonces presidente balear y el ministro definieron a los más de mil reclusos del centro como «el termómetro moral de la sociedad balear», una afirmación especialmente paradójica debido a la situación actual de Matas.