«Hizo mucho dinero conmigo»

M. C. C. redacción / la voz

ESPAÑA

Adelina, la pitonisa gallega del expresidente catalán, dice le recomendó a sus conocidos, a los que les cobraba 300 euros por sesión, de los que a ella le pagaba solo 150

06 sep 2014 . Actualizado a las 15:36 h.

Catalina de Médici, reina de Francia, no daba paso sin consultar a Nostradamus. Las premoniciones de Rasputín sentaban cátedra en la corte de la zarina Alejandra Fiódorovna... y Jordi Pujol se dejó aconsejar por la pitonisa gallega Adelina. Se trata de una vidente de 77 años, que actualmente reside en un pueblo de la provincia de Ourense, pero que durante años vivió en Andorra. Allí conoció al expresidente, con el que mantuvo años de estrecha relación profesional, en la que no faltaron ni consejos ni rituales de sanación, todo por un módico precio, porque Pujol «era más agarrado que un chotis».

Adelina se confesó ayer en Espejo público, de Antena 3, donde explicó con detalle cómo fueron los años de trabajo con Pujol. «Primero vino él a Andorra. Yo le curé un tic nervioso», Y la pitonisa lo escenifica delante de la cámara. Según su relato, el conjuro hizo su efecto y las visitas de Jordi Pujol se hicieron más frecuentes. Quería que le ayudase no solo en temas de salud, sino en su vida política. Pero Pujol no se mostró especialmente espléndido en estos primeros encuentros. No más de 25 euros por sesión. «Cualquier obrero era más generoso que él», recuerda.

El expresidente parecía estar satisfecho con los servicios de la pitonisa, a la que le propuso estrechar todavía más su colaboración e incluso que se fuese a trabajar a Barcelona «en una oficina» que montaría el propio Pujol. Le ofreció 150 euros diarios por el asesoramiento -en la grabación no se detalla si con contrato o en negro-. Pero había truco. El expresidente recomendó a la vidente a su círculo más próximo y a hombres poderosos del mundo de la banca y los negocios «Él les cobraba [a los que iban a la consulta] 300 euros. Hizo mucho dinero conmigo -aseguraba ante las cámaras-, hasta dos millones de pesetas diarios (unos 12.000 euros)». Porque en los buenos tiempos Adelina dice que su consulta era un no parar. «Teníamos hasta doscientas personas diarias». Y así durante dos años, hasta que se dio cuenta de que Pujol la estaba engañando y decidió dar por finalizada la relación con el político catalán, hace ahora nueve años. «Me estaba explotando», denunció Adelina, a la que no le sorprenden los difíciles momentos que está atravesando el ex presidente de la Generalitat: «Tiene mucha preocupación porque ha volado mucho».

El método del huevo

Además de las tareas de asesoramiento profesional y personal al expresidente, buena parte del trabajo de Adelina consistía en sacarle el mal de ojo a Pujol, en concreto «el mal de envidia», según la terminología de la vidente. Para ello aplicaba un singular método de diagnosis basado en el huevo. Un ritual que describe con precisión en su relato televisivo, con la cómplice ayuda de la periodista: «Se bendice el huevo y se pasa por diversas partes del cuerpo», explica antes de poner en práctica el conjuro... «romero, romero, saca lo malo y deja lo bueno... Espíritu Santo... amén... Jesús». Después comienza la fase interpretativa. Se vierte en un recipiente la yema del huevo y se analiza su color. «A Pujol siempre le salía negro porque había mucha envidia en su entorno, gente que le quería mal».

No es la primera vez que se hace referencia a la presencia de la vidente gallega en la vida de Jordi Pujol. «Él iba a Andorra y la mujer pasaba un huevo por su espalda con la intención de que absorbiera todas las malas energías que llevaba encima», declaró Victoria Álvarez, la ex novia de Jordi Pujol Ferrusola, en su declaración policial.

La pitonisa también aparece en el relato policial realizado por un confidente del caso Pretoria, la trama corrupta que terminó con la carrera política de varios alcaldes catalanes y que salpicó a dos ex consejeros de Pujol. El confidente declaró a la policía que el expresidente, además de llevar dinero a Andorra, también consultaba a una pitonisa. Philip MacMahan Bolich, directivo de Banca Catalana que trabajó a las órdenes de Francesc Cabana, cuñado de Jordi Pujol, aseguró que el expresidente llegó a estar obsesionado con la pitonisa y cada vez pagaba más por adivinar su futuro, algo que, por supuesto, Adelina desmiente.

adelina, la pitonisa gallega del expresidente catalán las otras visitas a andorra

«Era más agarrado que un chotis. Cualquier obrero era más generoso que él [...] A mí, me explotaba».

«Ganó hasta dos millones de pesetas diarios [...] teníamos hasta 200 personas al día» en la consulta

Adelina