El PP ha presentado en el Congreso una serie de recetas con las que pretende «cerrar los agujeros» por los que «se cuela» la corrupción
28 nov 2014 . Actualizado a las 02:23 h.Mariano Rajoy ha llevado al Congreso un paquete de medidas con el que, dice, pretende «cerrar los agujeros» por los que «se cuela» la corrupción, pero la oposición en bloque ha acusado al presidente del Gobierno de habitar en el mismísimo agujero. El debate sobre la corrupción celebrado este viernes en la Cámara baja acaba como empezó: con Rajoy asegurando ser el abanderado de las medidas de regeneración democrática y con sus oponentes políticos poniéndole en la mano otra enseña, la de protector de los corruptos. No ha habido pues sorpresas en esta esperada cita que inevitablemente se ha visto ensombrecida -para el Gobierno- con la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato.
Y aunque en su primera intervención el jefe del Ejecutivo no se ha acordado de ella, sí lo ha hecho en la réplica, al defender a la que hasta ahora ha sido una de sus más cercanas colaboradoras de una forma poco ortodoxa: citando al juez Pablo Ruz y el auto del caso Gürtel en el que, ha subrayado, no se la acusa de ningún delito. No han sido una ni dos, sino varias, las ocasiones en las que el jefe del Ejecutivo ha tendido la mano para negociar los dos proyectos de ley que se han debatido este jueves, aunque también ha advertido de que los aprobará aunque no cuente con más apoyos que el de su partido. También se ha afanado en subrayar que «no existe la corrupción generalizada» en España y que la mayoría de los políticos son «personas decentes», una afirmación por la que se ha llevado el primer gran aplauso de la bancada popular.
Decencia que ha defendido igualmente Pedro Sánchez para la generalidad de los políticos, aunque el líder socialista ha insistido, como han hecho después otros portavoces de la oposición, en que Rajoy «no está capacitado ni legitimado» para limpiar la democracia, y ha señalado que su mandato será siempre conocido como «la legislatura de Gürtel». Eso sí, aunque Rajoy ha prometido que no iba a pecar del «y tú más» no ha podido resistirse y en su última intervención ha acusado al líder socialista de «tener en Despeñaperros» un «límite» contra la corrupción. De nuevo sobre la mesa el escándalo de los EREs andaluces, en el que se han visto implicados los socialistas. A pesar de ello, el presidente ha insistido en que a los españoles «les ofende» que no haya acuerdo en materia de corrupción, y que ésta se use como arma. Les parece estúpido, ha dicho, que los políticos discutan «si son galgos o podencos» cuando lo que importa es «que son perros».
Pedro Sánchez no ha recogido el guante, y ha insistido en que el PP «no es de fiar» para pactar. Una tesis que compartía la mayoría de la oposición. «Señor Rajoy, un poquito de por favor», le ha dicho el líder de IU, Cayo Lara, al presidente, nada más empezar a hablar. Con un discurso más contundente que el de Sánchez, Lara le ha dicho a Rajoy que los populares han perdido la credibilidad y no tienen «autoridad moral» para impulsar medidas anticorrupción. «Nadie en este país les cree», ha añadido. Y también ha citado a Pablo Ruz el líder de IU, aunque en su caso para recordar a Rajoy que en su auto de ayer el juez de la Audiencia Nacional acusaba no ya a Mato, sino a todo el PP, de ser beneficiario del dinero ganado ilícitamente por los corruptos de la Gürtel.
En un sentido similar, la líder de UPyD ha preguntado a Rajoy por qué no hace como Mato y dimite dado que Ruz hace responsable a su partido de lo mismo que a la ya exministra. Acusaciones todas previsibles en un debate en el que, como ya viene siendo habitual, no faltan las referencias a un sujeto político que aún no está en el Congreso: Podemos.
Ha sido Rajoy el primero en hacerlo, cuando ha rechazado que se generalice sobre la corrupción, porque eso lleva a culpar a todos los políticos y después al sistema, y es donde aparecen «los salvapatrias de las escobas» cuyo «único programa político consiste en barrer». A falta de un representante de Podemos, ya estaba allí el portavoz de ERC, Alfred Bosch, para apropiarse del cepillo. «Si yo tuviera una escoba, cuantas cosas barrería», ha dicho. Le ha faltado cantar.