El sumario revela cómo los alcaldes se sometían a las órdenes de Marjaliza
07 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.No solo era información privilegiada o pago de comisiones para conseguir adjudicaciones amañadas. Las tretas que usaba la trama Púnica para hacerse con más de 250 millones en concursos públicos irregulares fueron mucho más allá, según revelan los pinchazos telefónicos. El grupo que dirigía Francisco Granados llegó al punto de autodiseñarse a la carta los concursos públicos a los que luego se presentaba y, obviamente, ganaba. Todo ello gracias a la absoluta sumisión de los responsables de las administraciones locales, muchos alcaldes del PP de la Comunidad de Madrid, que se plegaban, sin problemas, a las órdenes de la trama, a la que incluso pedían permiso o consultaban las condiciones de las futuras adjudicaciones.
Las intervenciones telefónicas en el verano del 2014 a las que la Guardia Civil sometió al número 2 de la trama, el empresario David Marjaliza, son fiel reflejo del verdadero vasallaje que los alcaldes le rendían por ser simplemente el alter ego y amigo íntimo de Granados. Paradigmático -según los propios investigadores- es el caso de Antonio Sánchez Fernández (del partido independiente UDMA), el regidor que fue detenido en octubre cuando trataba de sacar documentación de su despacho en plena redada. Sánchez, en julio del año pasado, en una conversación con el cabecilla de Púnica no se anduvo con rodeos a cuenta del pliego para el concurso de unas instalaciones deportivas: «¿Quieres que las cambiemos?», le preguntó directamente el alcalde a Marjaliza.
La conversación da cuenta de cómo el empresario de Púnica decide cuántos puntos tiene que dar el ayuntamiento por cada concepto para poder amañar bien el concurso. «Qué quieres justificar algo, pues justifica? pon cinco puntos o seis más al tema constructivo y bajas lo otro. Y ya está», le explicó David Marjaliza, antes de recordarle que «me pones a las mejoras diez puntos, para si alguien viene con una locura que tenga menos puntuación. Y ya está. ¿Vale?», zanjó el jefe de Púnica. La respuesta del alcalde, por su sumisión, parece la de un verdadero subordinado: «Venga. Estupendo. Pues lo hacemos así. Muy bien».
«LLama y aprieta»
Ese mismo tono de orden de jefe a subalterno aparece en muchas otras conversaciones entre Marjaliza y responsables políticos ya imputados, según recuerdan fuentes de la investigación, que también destacan el caso del regidor del municipio de Casarrubuelos, el popular David Rodríguez Sanz. El alcalde, también julio del pasado año, llamó al empresario para pedirle una cita a fin de pedirle autorización para «llevar un tema al pleno extraordinario de septiembre». Marjaliza finalmente le citó en su propio despacho unos días después.
La situación en Valdemoro, el municipio que fue el centro de la trama y del que fue alcalde el propio Granados, es idéntica. Marjaliza manda como si lo hiciese en nombre de este. En otra llamada interceptada ese mismo verano, el entonces regidor de Valdemoro, José Carlos Boza Lechuga, se puso en contacto con la mano derecha del exconsejero de la Comunidad de Madrid para recibir instrucciones e informar al empresario de algunos «impagos». «Llama a alguien y aprieta», fueron las órdenes tajantes de Marjaliza al alcalde para conseguir cobrar esas deudas.
La pitonisa Paloma aseguró que la causa judicial quedaría en nada
En los miles de folios del sumario del caso Púnica también hay espacio para pasajes surrealistas. Entre ellos, destaca el hecho de que el número 2 de la trama, David Marjaliza, sabedor (gracias a los chivatazos de un guardia civil untado) que la Audiencia Nacional seguía muy de cerca los pasos de la red corrupta, en lugar de intentar ocultar sus movimientos o encomendarse a un buen abogado, se puso en manos de una pitonisa para que le resolviera sus problemas con la justicia. Lo más divertido del asunto es que la «vidente Paloma» garantizó hace un año a Marjaliza que la investigación de la Audiencia Nacional no iba a ir ningún sitio. La consulta se la hizo por mediación de una mujer, que tranquilizó a Marjaliza. Según ella, la pitonisa: «dice que te vas a meter en un negocio muy grande y que lo vas a sacar para adelante peleando». «Luego le he preguntado por lo de la Audiencia Nacional. Paloma dice que es una cosa absurda» y que cuando se resuelva «nos vamos a descojonar».