El joven, que ahora tiene 27 años, ha formalizado la primera fase procesal para presentar el recurso de casación ante el Tribunal Supremo
19 abr 2017 . Actualizado a las 13:16 h.El joven que denunció por abusos sexuales al padre Román y que originó el conocido como caso Romanones contra el sacerdote ha formalizado el trámite para recurrir ante el Tribunal Supremo (TS) la sentencia absolutoria que dictó la pasada semana la Audiencia de Granada.
Lo ha hecho después de que la Sección Segunda de la Audiencia de Granada dictara el pasado día 11 una sentencia que absolvió al único enjuiciado en la causa, el padre Román, por la falta de persistencia de la acusación y la concurrencia de «graves contradicciones» en la declaración de la supuesta víctima.
El denunciante, un joven que ahora tiene 27 años, ha formalizado la primera fase procesal para presentar el recurso de casación ante el TS, un trámite que se produce para comunicar su desacuerdo con el fondo de la sentencia dictada por la Audiencia, que lo condenó además al pago de las costas de la defensa.
El abogado del denunciante, Jorge Aguilera, ha explicado a Efe que formalizó ayer este primer paso para el recurso, que se completará en un plazo aproximado de mes y medio cuando la Sala encargada del caso emplace a las partes y se presente la interposición ya pormenorizada de los argumentos contrarios a la sentencia.
La causa comenzó en octubre de 2014 cuando el denunciante puso los hechos, ocurridos supuestamente cuando contaba entre 14 y 17 años, en conocimiento de la Fiscalía andaluza, una denuncia sobre la que llegó a pronunciarse el papa Francisco.
La sentencia absolutoria de la Audiencia se sumó a la postura de la Fiscalía, que en la última sesión del juicio oral que se celebró el pasado mes de marzo retiró la acusación, y absolvió al sacerdote de los delitos de abusos sexuales a menores con penetración e introducción de miembro corporal que denunciaron las acusaciones particular y popular, ejercida por la asociación Prodeni.
La resolución, de ochenta páginas, indicó que, especialmente en el acto del juicio, se puso de relieve la «inconsistencia del relato del acusador particular, sin apoyo periféricos alguno y, al mismo tiempo, que determinadas circunstancias que él daba por ciertas e inequívocas, han sido desmontadas a través del material probatorio que obraba».
La absolución del procesado se basó, según el pronunciamiento de la Audiencia, no solo en la falta de pruebas, sino en la falta de convicción que el testimonio de la presunta víctima causa, con «aspectos absolutamente inverosímiles».
En la primera sesión de juicio, el cura ahora absuelto negó cualquier tipo de relación o abuso sexual con el denunciante o que con sus compañeros mantuvieran comportamientos homosexuales, y aseguró que todo se englobaba en el «amor cristiano».