El entorno de Puigdemont prefiere otras elecciones que renunciar a la investidura

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

YVES HERMAN | REUTERS

Òmnium pide generosidad a los soberanistas para investir un presidente cuanto antes

04 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Carles Puigdemont no tira la toalla a pesar de las presiones de Esquerra y de una parte del PDECat. El expresidente catalán, cada vez con menos apoyos, tiene la sartén por el mango y ayer amenazó a los republicanos con lo que más temen: nuevas elecciones. Porque si hay una fuerza que, a priori, tiene todas las de perder en una eventual repetición electoral, sería Esquerra, que a día de hoy aparece ante el independentismo como la que pone palos en las ruedas para la investidura del expresidente fugado en Bruselas y también como la que se resiste a desobedecer al Constitucional.

 El sambenito de traidor va por barrios y ahora le toca a ERC, que en su día le colgó la etiqueta primero a Artur Mas (por rebajar el 9-N) y más tarde a Puigdemont, con las famosas 155 monedas de plata cuando este se planteaba convocar elecciones el 26 de octubre. En este contexto, unas elecciones podrían ser su puntilla. Los republicanos lo saben, pero aun así se han plantado ante Puigdemont. Por ello, el expresidente ha redoblado la presión a sus socios para dejarles claro que no va a renunciar. 

Responsabilidades penales

La consigna del núcleo duro del expresidente catalán es ir hasta el final y cargar a ERC con las culpas de una repetición electoral. «Unas elecciones no son descartables, en absoluto», dijo ayer Clara Ponsatí, exconsejera de Educación y compañera de fuga de Puigdemont.

Esquerra no quiere participar en un nombramiento que implique responsabilidades penales. En cambio, Junts per Catalunya, o al menos el sector irreductible del expresidente, insiste en Puigdemont o Puigdemont. Ponsatí, exdiputada de JxCat (renunció recientemente a su acta), dejó caer que prefiere elecciones que un Gobierno «tutelado» por Rajoy. El dardo iba dirigido a Esquerra. La exconsejera, que es lo mismo que decir Puigdemont, prefiere comicios que una presidencia simbólica para su líder, como ha propuesto Junqueras.

El independentismo baraja fórmulas para hacer desencallar la situación. Desde la doble presidencia o la elección por horas hasta articular algún tipo de reconocimiento. «Le estamos ofreciendo una salida», afirma un diputado republicano, pero Puigdemont no quiere premios de consolación. El dilema, por tanto, es rendición o elecciones. De momento la primera opción está descartada, a pesar de que él mismo reconociera en uno de los mensajes capturados del móvil de Comín: «Esto se ha acabado».

Su entorno insiste en que tiene un plan para poder investirlo de forma legal, aunque al mismo tiempo empiezan a plantearse posibles alternativas. Fuentes soberanistas parlamentarias apuntan que solo es «cuestión de tiempo» que acabe renunciando, si bien también señalan que uno de los rasgos más definitorios de la personalidad del expresidente es su «tozudez». Joan Tardá, de Esquerra, volvió a arrojar ayer más leña al fuego al afirmar que «todo el mundo es importante, pero solo hay una causa política imprescindible: tener Gobierno».

Toque de atención de Òmnium

Mientras Junts per Catalunya y Esquerra amenazan con eternizar su pugna particular por el control del independentismo, Òmnium Cultural quiso darles ayer un toque de atención. El vicepresidente de la entidad secesionista, Marcel Mauri, pidió a los partidos independentistas «máxima unidad y generosidad» para poder garantizar lo antes posible la investidura, la formación de Gobierno y la restitución de las instituciones catalanas.

Òmnium, plataforma ciudadana tradicionalmente más próxima a Esquerra que a JxCat, emitió una declaración en la que evitó ponerse a favor de la candidatura de Puigdemont y en su lugar se limitó a reclamar a todas las partes inmersas en este embrollo independentista algo de autocrítica y sinceridad.

Catalá se suma a las presiones para que Arrimadas presente su candidatura a la presidencia

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, animó ayer a la candidata de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, a presentarse a una sesión de investidura para que el nombramiento del nuevo Gobierno autonómico no entre en un «limbo». El titular de Justicia es el segundo integrante del Gobierno que se une a las presiones de Génova, tras las palabras del portavoz de la Moncloa, Íñigo Méndez de Vigo, durante la rueda de prensa del Consejo de Ministros del viernes en ese sentido.

Catalá realizó estas declaraciones en una entrevista durante la que también recordó que los letrados del Parlamento catalán todavía deben pronunciarse sobre cuándo comienzan a correr los plazos para una nueva convocatoria de elecciones después de que se decidiese el «aplazamiento» del pleno de investidura de Carles Puigdemont tras la tramitación del Constitucional de un recurso presentado por el Gobierno.

Sánchez acusa a Rajoy de «no hacer nada» en Cataluña y esperar a que las cosas se solucionen

Pedro Sánchez advirtió ayer que España no puede quedar «varada» ni por la «irresponsabilidad secesionista» ni por la «inacción» del Gobierno de Rajoy, quien, según el secretario general socialista, sigue «empeñado» en «no hacer nada» esperando que las cosas se «solucionen». En su intervención en unas jornadas en Valladolid centradas en el futuro de las pensiones, Sánchez incidió en que estamos ante un «Gobierno agotado» cuando todavía quedan dos años para las elecciones.

Mientras, en Cataluña, el PSC aprovechó el acto de despedida de su sede histórica para reivindicar la vigencia de su proyecto catalanista y de justicia social. El primer secretario, Miquel Iceta, pidió que se respeten «todos los sentimientos de identidad» para evitar que la sociedad catalana se rompa y señaló al PSC como la clave para hacerlo. «Esto era la unidad socialista», dijo ante el ex primer secretario de la formación entre 1983 y 1996, Raimon Obiols, quien destacó que el PSC debe estar satisfecho de su pasado, a diferencia de otros «que han tenido que avergonzarse de él», en referencia al PDECat y la antigua CDC.

Rivera dice que Montoro deberá asumir responsabilidades si el «procés» fue financiado con el FLA

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, exigió ayer explicaciones al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por la supuesta utilización del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) por parte del anterior Gobierno de la Generalitat para costear el referendo celebrado el pasado 1 de octubre, ilegalizado por el Constitucional. El dirigente del partido naranja considera que, de ser así, alguien tendrá que asumir responsabilidades por ello.

«Un Estado autonómico es un Estado descentralizado, no un cachondeo. Hay que recuperar el control», exclamó Rivera durante su intervención en el Campus Joven de Invierno que la formación celebra este fin de semana en Salamanca, en clara referencia al auto del juez de Barcelona que investiga los preparativos de la consulta de autodeterminación del 1-O; un texto en el que el magistrado considera «evidente» que «toda o parte» de la consulta se pagó con créditos obtenidos a través del FLA.

Rivera mostró su sorpresa por que el Gobierno no haya logrado controlar hasta el último euro de esos créditos, dando lugar a que la Generalitat pudiera haber «robado la cartera» a los españoles para dar «un golpe de Estado».

Aseguró que no puede ser que el Estado no tenga control sobre el dinero que presta a Cataluña y que la cúpula de los Mossos, «puesta a dedo» por Puigdemont, haya estado trabajando contra la Guardia Civil y la Policía. «¿Vamos a seguir permitiendo que los libros de texto mientan?», dijo Rivera. Insistió en ello al preguntarse si solo se va a poder enseñar en Cataluña dos horas de castellano, para intentar poner el acento en que España tiene que tomarse «muy en serio» la educación.

Contra el bipartidismo

Por otra parte, dentro de esa lucha que mantiene con el PP por el electorado de centroderecha, el presidente de la formación naranja continuó con su estrategia de presionar al Gobierno. Rivera se refirió a que la actual legislatura es una etapa de tránsito entre lo «viejo, que no acaba de perecer», y lo nuevo, «que no empezó a gobernar» todavía, aunque se ha mostrado confiado de que le va a tocar «prepararse» para ello pronto.

Ante una audiencia de 400 jóvenes militantes de C’s, Rivera subrayó que solo su partido ofrece «un proyecto nacional», con el que trata de recuperar a la clase media trabajadora y la regeneración política en España, a pesar del «tapón» que ejerce el bipartidismo. Rivera también cargó contra el PP y el PSOE por no haber cambiado la ley electoral, algo que, según él, ha impedido que Arrimadas forme Gobierno aun siendo la fuerza más votada.