El nuevo presidente del Gobierno protagoniza la toma de posesión más laica de la historia de la democracia al prescindir de símbolos religiosos durante la ceremonia
03 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Pedro Sánchez no necesitó ni abrir la boca ayer durante todo el día para enviar un nítido mensaje de que con su mandato se abre un nuevo tiempo político. Aprovechó el mejor de los escaparates, su toma de posesión en Zarzuela, para reflejar los primeros aires de cambio mediante la escenografía que eligió para la ceremonia.
El secretario general socialista se convirtió ayer en el primer presidente de la historia reciente de la democracia española que prescindió de la Biblia y el crucifijo. Hasta ahora tan solo había tenido opción de hacerlo su inmediato antecesor, Mariano Rajoy, ya que la Casa Real no introdujo la posibilidad de prescindir de estos símbolos hasta hace cuatro años, coincidiendo con la proclamación de Felipe VI. De este modo, el nuevo jefe del Ejecutivo tomó posesión del cargo con la solitaria presencia de la Constitución, un facsímil de la original de 1978. Como es tradición, abierta por el título 62, en el que se recogen las atribuciones del rey, y sobre la que posó su mano derecha mientras recitaba las siguientes palabras: «Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros». Lo hizo con un hilo de voz más entrecortado de lo que en él es habitual y que delataba que no había logrado sacudirse del todo los nervios para la ocasión.
Pedro Sánchez, que se define como ateo, siempre ha mostrado su deseo de transformar España de un Estado aconfesional a uno laico, de suprimir la religión de los centros de enseñanza públicos y de revisar el Concordato con el Vaticano.
No jura
Al igual que Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, los dos expresidentes de su partido, Pedro Sánchez optó por la fórmula de promesa en lugar de la de jura, esta última empleada por Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo, José María Aznar y Mariano Rajoy, quien finalmente sí acudió a la ceremonia. A su lado se encontraban la presidenta del Congreso, Ana Pastor; el presidente del Senado, Pío García-Escudero, y los máximos dirigentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, Juan José González Rivas y Carlos Lesmes, entre otras autoridades del Estado.
Aunque algo más habitual, otro de los pequeños detalles estuvo en el color de la corbata, dominada por los tonos rojizos tan característicos de su partido y que contrastaban con el azul de Rajoy. Ambos posaron con el rey, que ayer llevaba corbata verde, para inmortalizar en una foto el relevo al frente del Gobierno. Tan solo unos segundos antes, Sánchez se dirigió a Rajoy como «presidente», ofreciéndole su mano derecha para agradecerle su presencia en Zarzuela. Rajoy, al igual que hizo un día antes en el Congreso, volvió a desearle la mejor de las suertes.
Visita a la Moncloa
A la conclusión de la ceremonia, que tan solo duró cinco minutos, los asistentes permanecieron durante un breve tiempo en el Salón de Audiencias de Zarzuela charlando de manera informal, pero ya sin la presencia de la prensa. Desde allí, y acompañado en todo momento por su jefe de gabinete, Juan Manuel Serrano, Sánchez se dirigió a la Moncloa, donde accedió por la entrada principal. Le esperaba María Rosario Pablos, secretaria general de la Presidencia del Gobierno, quien ejerció de cicerone durante un breve paseo por algunas de las dependencias del complejo presidencial. Entre ellas, el que será su nuevo despacho, el edificio donde se reúne el Consejo de Ministros, el del portavoz del Ejecutivo y también la zona que se convertirá en unos días en su nueva vivienda, tan pronto como logre organizar la mudanza desde Somosaguas, una cotizada zona residencial del vecino Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón donde reside desde hace tiempo.
Pedro Sánchez no realizó ayer ninguna declaración durante toda la jornada. El secretario general socialista, nuevo presidente del Gobierno tras haberse impuesto a Rajoy mediante una moción de censura, ultima la composición de su Gabinete, cuyos nombres y estructura está previsto que anuncie durante esta semana entrante y que estará totalmente integrado por dirigentes del PSOE.