El hallazgo de nuevos restos óseos y el fallecimiento de Juan Ignacio Blanco devuelven a la actualidad un truculento y polémico crimen. El padre de una de las niñas y Blanco alimentaron la teoría de la conspiración. Blanco asegura incluso en un documental que tiene una prueba determinante que solo saldría a la luz tras su muerte
05 jul 2019 . Actualizado a las 07:23 h.El hallazgo el miércoles de nuevos retos humanos en la fosa del crimen de Alcàsser ha removido los cimientos de uno de los crímenes más difíciles de olvidar de la historia reciente de nuestro país. El reciente descubrimiento podría motivar incluso la reapertura del caso de asesinato de las jóvenes Miriam, Toñi y Desirée. El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, mantenía este jueves la cautela asegurando que no cree que la aparición de los restos pueda suponer cambio alguno en este caso.
LAS VÍCTIMAS
Las niñas de Alcàsser. Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez desaparecieron el 13 de noviembre de 1992. Como era habitual, las jóvenes, de 14 y 15 años, se había reunido para ir a la discoteca Coolor, situada en la vecina localidad de Picasent. Ningún testigo consiguió situarlas en el local. Su rastro se pierde cerca del establecimiento. En todo momento se determinó que en un punto del trayecto entre Alcàsser y Picasent -a poco más de tres kilómetros- habían subido a un coche tras hacer autostop.
la búsqueda
Sin rastro. Aunque durante las primeras horas se llegó a pensar que las jóvenes habían escapado de sus casas, la hipótesis duró muy poco. Enseguida se puso en marcha un amplísimo dispositivo de búsqueda por toda la zona. El caso saltó a los medios de comunicación nacionales, especialmente al prime time de las televisiones. La desesperación de los padres y la necesidad por mantener el caso vivo se convirtió en prioritario para las familias. El cartel de búsqueda con la foto de las tres jóvenes llegó a todo el país. El programa «Quién sabe dónde», de Paco Lobatón, llegó a habilitar una línea telefónica para que cualquier persona pudiese aportar una pista sobre el paradero de las niñas. Las llamadas las situaron en los puntos más dispares de la geografía española, incluso en Ourense.
hallazgo de los cuerpos
27 de enero de 1993. Tras dos meses de búsqueda y pistas infructuosas salta la alarma. Dos apicultores aseguran haber encontrado una fosa en una zona de muy difícil acceso llamada el Barranco de La Romana. Allí aparecían en avanzado estado de composición, envueltos en una alfombra y con mutilaciones, los cadáveres de las tres jóvenes. La autopsia confirmó después que las niñas habían sido violadas y torturadas.
la locura mediática
Un crimen televisado. El crimen de Alcásser marcó un antes y un después en la cobertura informativa de este tipo de casos. El mismo día del hallazgo de los cuerpos, los periodistas Paco Lobatón y Nieves Herrero realizaron sendos programas en horario de máxima audiencia, en directo, desde Alcàsser. En esos espacios participaron de forma activa las familias de las niñas, rotas por el dolor, pero también cientos de personas del pueblo que pedían justicia en directo. Los velatorios y entierros se retransmitieron al minuto.
UN DETENIDO Y CONDENADO
Inminente. Uno de los datos más curiosos de la investigación tiene lugar en el entorno de la fosa donde se encontraron los cuerpos de las niñas. Las autoridades encontraron allí un papel hecho añicos, documentación hospitalaria, en la que aparecía un apellido: Anglés. Aunque todo apuntaba de primeras a un hermano, nunca se dio con el paradero del que se considera uno de los autores del crimen: Antonio Anglés. Oficialmente su búsqueda continúa. Una de las hipótesis más repetidas es que consiguió dejar la Península en un buque.
Miquel Ricart, sí fue detenido y condenado por el crimen. Hizo una declaración voluntaria relatando con todo detalle cómo habían raptado a las jóvenes, cómo habían mantenido relaciones con ellas en una casa abandonada, para después acabar con su vida. Durante el juicio, que comenzó en mayo de 1997, Ricart mantuvo en todo momento que había firmado la declaración obligado por las fuerzas del orden. Se declaró inocente. El joven fue condenado a 170 años de prisión.
Miquel Ricart volvío a la primera línea informativa en el 2013 tras salir de prisión al haberse beneficiado de la anulación de la doctrina Parot.
un padre en primera línea
Fernando García. El padre de Miriam, una de las jóvenes víctimas del crimen, se convirtió en la cara de este caso. Y no solo por su constante presencia en televisión pidiendo justicia. Fernando García mantuvo desde casi el primer momento la teoría de que Antonio Anglés y Miquel Ricart no habían sido los únicos culpables de la muerte de Miriam, Toñi y Desirée. García mantuvo (y mantiene) que las jóvenes habían sido víctimas de la acción de un grupo -formado por altas personalidades de la sociedad española- que las habría violado y torturado. Para él, el papel de Anglés y Ricart siempre fue accesorio.
el criminólogo
Juan Ignacio Blanco. Solo 24 horas después de que se confirmase que los restos aparecidos en el entorno de la fosa de Alcàsser son humanos, ha trascendido el fallecimiento de uno de los hombres que horas de televisión le dio a este sucesos. El criminólogo Juan Ignacio Blanco se convirtió en la sombra de Fernando García, el padre de Miriam. Sus apariciones conjuntas en el programa «Esta noche cruzamos el Mississippi» son difíciles de olvidar. Cada noche desvelaban algún dato de su propia investigación. Llegaron incluso a dar nombres de esas altas personalidades presuntamente culpables de la tortura y violación de las niñas. Juntos crearon una auténtica teoría de la conspiración que convenció a gran parte de la sociedad y que les acarreó problemas judiciales.
EL DOCUMENTAL.
La reaparición. Netflix y Bambú han devuelto a la actualidad el crimen de Alcàsser con el estreno de un largo documental sobre el caso. En esta producción, que aborda el tratamiento mediático del delito, la investigación oficial y la famosa teoría de la conspiración, reaparecen Fernando García y Juan Ignacio Blanco. En el documental, ambos siguen manteniendo que ni Ricart ni Anglés son los únicos culpables.
El fallecimiento de Juan Ignacio Blanco pone de relevancia un fragmento de este trabajo en el que asegura tener en su poder la prueba que marcaría un antes y un después en el caso 25 años después. Blanco asegura que tiene una prueba en forma de vídeo que implicaría esos altos cargos tan mencionados por el criminólogo y el padre de Miriam. En el último capítulo del documental responde que ese vídeo solo se haría público tras su muerte.