Un informe reconoce que hace un año dos aeronaves se cruzaron a solo 60 metros
30 dic 2019 . Actualizado a las 21:19 h.Hace ahora un año, el aeropuerto de Barajas estuvo a punto de convertirse en el escenario de la peor catástrofe aérea de los últimos treinta años en Europa. Sucedió el 10 de noviembre del 2018, a las 20.20 horas, y a 9.000 metros de altura en el cielo de Madrid.
La Comisión Española para la Investigación de Accidentes de Aviación Civil (CIAIAC) acaba de hacer públicos los documentos relativos a un incidente que a punto estuvo de convertirse en un trágico accidente. En ese instante, coincidieron sobre el aeropuerto de Barajas un Airbus A320 de la compañía húngara de bajo coste Wizz Air, que había partido de Craiova (Rumanía) con 169 personas a bordo, y un Embraer ERJ 190 con 99 ocupantes (entre pasajeros, pilotos y tripulantes de cabina) de la firma Aeronova (filial de Air Europa), procedente de Venecia y también con destino a la capital de España. A última hora de la tarde del 10 de noviembre del 2018, ambos aviones estaban realizando una maniobra de aproximación a Barajas, adonde llegaban tras sobrevolar el espacio aéreo de Barcelona.
Denso tráfico
En el momento de realizar esa última aproximación al aeropuerto de Madrid, a unos 200 kilómetros de la capital, el vuelo de Wizz Air se encuentra a una altitud de 31.000 pies (unos 9.450 metros), y desplazándose a una velocidad aproximada de 500 kilómetros por hora, mientras que la conexión de Air Europa está situada a 29.000 pies (8.840 metros) y a 431 kilómetros por hora. Es decir, el Airbus está por encima del Embraer y en un entorno de un denso tráfico aéreo sobre Barajas, uno de los aeropuertos más congestionados de Europa.
Es entonces cuando la situación se complica. El control de Barajas autoriza en ese instante al Airbus a descender a una altura de 30.000 pies, manteniendo el margen de seguridad respecto al Embraer. Sin embargo, desde la aeronave no confirman haber recibido la autorización, por lo que desde el control se repite la orden, cometiéndose en ese momento el error de autorizar el descenso a 20.000 pies. La tripulación del Embraer de Air Europa, alarmada por la proximidad del Airbus de Wizz Air, avisa entonces a la torre de control, que responde de inmediato ordenando al Airbus que ascienda para evitar la colisión.
Como se constata en el informe de la comisión de investigación, durante los veinte segundos que duró el incidente, los dos aviones llegaron a estar separados en vertical solo por 200 pies (60 metros), por lo que el riesgo de choque entre ambas aeronaves fue realmente elevado. No obstante, después de transmitirse las nuevas órdenes por parte de los servicios de control, según recoge el documento, «ambas aeronaves prosiguieron la aproximación y aterrizaron con normalidad».
Conclusiones oficiales
El informe revela que, cuando se perdió la distancia de separación obligatoria entre los aviones, en la pantalla radar del controlador aéreo saltó «un aviso de violación de alerta de conflicto». La investigación admite que la pérdida de separación «ocurrió porque se dio una instrucción errónea a la tripulación de la aeronave Airbus sobre el nivel al que tenía que descender». El documento oficial considera «un factor contribuyente» el hecho de que «hubiera muchas aeronaves que estaban contactando al mismo tiempo, por la misma frecuencia, lo que ocasionó dificultades en las comunicaciones».