Un vuelo Santiago-Palma estuvo en riesgo de chocar con otro avión en el aire
GALICIA
Investigan por qué llegaron a situarse a solo 122 metros de distancia vertical
30 dic 2019 . Actualizado a las 17:55 h.Es muy probable que los pasajeros que el pasado día 2 de octubre cogieron el vuelo Santiago-Palma de Mallorca de Ryanair no se dieran cuenta de lo que pasaba en la cabina del avión cuando estaban, más o menos, en la mitad del trayecto. Pero lo cierto es que los sistemas de alerta anticolisión se activaron en su nivel máximo cuando volaban sobre Navarra, concretamente a 30 kilómetros al este de Pamplona, alrededor de las tres y media de la tarde. Otro avión de Ryanair que realizaba la ruta Sevilla-Toulouse se introdujo en su espacio de seguridad, llegando a colocarse ambas aeronaves -dos Boeing 737-800- a tan solo 4 kilómetros de distancia horizontal y, más grave aún, a apenas 122 metros de distancia vertical, según los datos contenidos en el informe preliminar realizado por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (Ciaiac), organismo independiente pero vinculado administrativamente al Ministerio de Fomento.
El incidente, que ocurrió a unos 10 kilómetros de altura, es calificado como grave por la Ciaiac y, por tanto, susceptible de ser investigado con más profundidad para saber qué sucedió y tratar de aprender de los errores, probablemente relacionados con el control de la navegación de ambas aeronaves. De ahí que la descripción inicial del incidente sea muy escueta y no entre a valorar hipótesis sobre las causas.
Así, explica que ambas aeronaves «se encontraban en frecuencia con el centro de control de área de Madrid». «Durante el evento se activaron sendos avisos de resolución de conflicto del sistema anticolisión en vuelo (TCAS RA) en ambas aeronaves, los cuales fueron ejecutados por las respectivas tripulaciones. Tras resolverse estos, los dos vuelos continuaron hacia su destino sin ninguna incidencia». Es decir, las medidas tecnológicas anticolisión que van embarcadas en los aviones, el TCAS (siglas en inglés del Traffic Alert and Collision Avoidance System, el sistema de alerta de tráfico y evasión de colisión), cumplió su función y evitó que ambas aeronaves chocaran en el aire. Este sistema, que se puso en marcha en los ochenta, ofrece datos de distancia, rumbo y altitud entre aeronaves, aportando información del espacio aéreo más cercano a la aeronave. En caso de que el acercamiento sea considerado de riesgo, el sistema da órdenes a las tripulaciones de las aeronaves implicadas para que corrijan su posición en vertical. Es decir, a uno de los aviones se le ordenó subir y al otro descender. «Ninguna de las dos aeronaves sufrió daños ni hubo ningún herido», se concluye en el informe preliminar, que servirá de base para una investigación más amplia en la que se aportarán las causas del incidente. Por tanto, los movimientos de rectificación no fueron bruscos y no provocaron heridos entre el pasaje, como sucedió en otras ocasiones.
«Más común de lo que se cree»
«No es algo que pase todos los días, pero es un incidente más común de lo que se cree. Lo importante es que las tripulaciones siguieron sus procedimientos y continuaron a destino sin novedad», explica el piloto Ariel Shocron, que matiza la situación en la que se encontraban ambos aviones: no estuvieron a punto de chocar, sino en una situación de riesgo de colisión. La distancia horizontal de solo 4 kilómetros, a pesar de las altas velocidades de vuelo, parece que es suficiente para que los sistemas anticolisión y las tripulaciones puedan reaccionar a tiempo.
La pérdida de separación, un incidente considerado grave
Lo que se conoce en la jerga técnica como «pérdida de separación», es decir, la reducción alarmante del espacio aéreo entre las trayectorias de los aviones, es un asunto que sucede ocasionalmente aunque los usuarios de los aviones no lo identifiquen como uno de los riesgos de la navegación aérea. Se produce principalmente por una cadena de errores relacionados con la alta densidad de vuelos, fallos en el control del tráfico o en los sistemas embarcados, entre otras causas. Pero la tecnología anticolisión funciona y ya no es frecuente que dos aviones choquen en pleno vuelo. Lo que suelen producirse son situaciones de riesgo que reciben el nombre de airprox o near miss.
La propia Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil tiene varias pesquisas abiertas sobre incidentes similares, algunos de ellos ocurridos también este año. Es el caso de varios sucesos ocurridos en mayo en el aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez, donde se produjeron varias pérdidas de separación entre diferentes aeronaves al cambiarse la configuración del aeropuerto por las condiciones meteorológicas.
También hay precedentes relevantes en otros países. En el 2001, dos aviones estuvieron a punto de chocar en el aire en Japón, pasando a una distancia el uno del otro de solo 10 metros. La maniobra para evitar la colisión fue brusca y provocó un centenar de heridos. En el 2002, dos aeronaves colisionaron en la frontera entre Alemania, Austria y Suiza, provocando 71 muertos, probablemente por un error de un controlador aéreo.