La Fundación Fernando Buesa denuncia que partidos como Sortu no condenen los ataques de ETA
ESPAÑA
Desde la asociación consideran que su silencio se debe a «lo que supone de reproche moral» a su trayectoria
06 ago 2020 . Actualizado a las 14:43 h.La Fundación Fernando Buesa ha denunciado que en esta «nueva normalidad vasca» tras el fin de ETA persisten actitudes como la del partido nacionalista vasco Sortu. Según la asociación, formaciones como esta rechazan pero no condenan los ataques violentos de ETA «por lo que supone de reproche moral» a su trayectoria.
La Fundación, creada en memoria del dirigente socialista asesinado por ETA junto a su escolta Jorge Díez en el año 2000, ha publicado un artículo en el que recuerda que el pasado 9 de julio fue atacado con pintura roja el panteón donde reposan los restos mortales de Fernando Buesa en Vitoria, lo que suscitó la condena de todos los partidos, mientras que EH Bildu expresó su «rechazo más absoluto».
Para esta organización, Sortu utiliza el «metalenguaje para ocultar su posicionamiento de ausencia total de autocrítica sobre la violencia de ETA y derivados», por lo que insisten en que para ellos «la diferencia entre rechazo y condena no es baladí».
La diferencia radica, según la Fundación, en que «se puede rechazar una invitación a cenar sin que sea un insulto para el anfitrión o se puede rechazar una posición ideológica legítima sin demonizar por ello a sus seguidores», pero «la condena supone una carga moral negativa y sin paliativos contra aquello o aquellos a quienes rechazamos».
A esta explicación añaden que el movimiento detrás de Sortu rechaza el uso del término condena «por lo que supone de reproche moral o ético a su trayectoria. Por eso, el rechazo que hemos escuchado tras el ataque a la tumba de Fernando no lo objetamos, pero sí que criticamos la cobardía de no utilizar el término condena».
Por este motivo la Fundación recuerda, a través de un símil con la actual pandemia del covid-19, que Euskadi también vive una «nueva normalidad» y en su desescalada ha pasado por la fase I, la del fin del terrorismo en el 2011; la fase II con el desarme del 2017, y la fase III con la definitiva desaparición de la banda en el 2018. Y en este contexto todavía se producen «rebrotes» como el ataque a la tumba de Fernando Buesa, los homenajes a etarras presos tras su puesta en libertad o los ataques a sedes de partidos.
Para combatir este tipo de actuaciones, desde la organización hacen una reflexión asegurando que «así como el mejor antídoto contra el covid-19 será la vacuna, la mejor vacuna contra el virus del fanatismo será la autocrítica de quienes durante demasiados años apoyaron el terror y, junto a ella, la pedagogía de la defensa de la libertad y del pluralismo que deberán realizar dentro de su mundo».