Sánchez pone a prueba su liderazgo en Andalucía tras la debacle de Madrid

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La secretaria general del PSOE en Andalucía, Susana Díaz, este viernes, en un acto en Lebrija (Sevilla)
La secretaria general del PSOE en Andalucía, Susana Díaz, este viernes, en un acto en Lebrija (Sevilla) .

La dirección del PSOE asume el riesgo de enfrentarse de nuevo a Díaz

07 may 2021 . Actualizado a las 19:23 h.

No es, pese a lo que pueda parecer, una batalla a la que Pedro Sánchez se entregue con alegría. El presidente del Gobierno dio el pasado miércoles, tras la debacle del PSOE en Madrid —sobre la que este viernes se negó de nuevo a pronunciarse ante la prensa en Oporto—, su visto bueno para que la ejecutiva federal adelantase manu militari la celebración de las primarias en Andalucía. Pero tomar la decisión de ir de nuevo a la guerra contra Susana Díaz le ha llevado meses, años incluso, de resistirse a las presiones de dirigentes que, en su día, estuvieron dispuestos a arriesgarlo todo para que él fuera secretario general.

Su resurgir de las cenizas, tras haber sido empujado a dimitir en el 2016, y su épico triunfo sobre la expresidenta andaluza y el establishment socialista han ayudado a construir el mito del «Pedro sin miedo». Y, aunque pueda tener algo de cierto, tras alcanzar una paz orgánica prácticamente absoluta y doblegar a la que fuera su rival interna (y su china en el zapato) durante más de tres años, al jefe del Ejecutivo le costaba ver la necesidad de embarcarse en otra lucha.

En su entorno más próximo aseguran que hasta que no le pusieron delante las encuestas que apuntaban a un dramático declive electoral de Díaz, en torno a noviembre, Sánchez no accedió a ponerse a la cabeza de la ofensiva que, de manera recurrente, venían reclamando algunos sanchistas de primera hora y no pocos conversos antisusanistas y que a lo más a lo que se mostraba dispuesto era a dejar hacer por su cuenta a críticos como el vicepresidente del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.

Es cierto, aun así, que antes intentó en más de una ocasión que la secretaria general del PSOE-A se hiciera a un lado de manera amigable y en el 2019 trascendió que había llegado a ofrecerle la presidencia del Senado. A mediados del pasado mes de enero, ya con la decisión de forzar su relevo tomada, el secretario de organización, José Luis Abalos, se desplazó a Sevilla y se citó con ella con la excusa de discutir, él en su calidad de ministro de Transportes y ella en la de líder de la oposición andaluza, sobre el estado de las infraestructuras.

Nadie dudó entonces de que la cita tenía otro propósito y la propia Díaz terminó de confirmarlo cuando, un día después, compareció ante la prensa para advertir de que nunca daría un paso atrás. «Los compañeros que se manifiestan —dijo en alusión a sus enemigos internos— que digan quién va ser su candidato o candidata y, cuando llegue el congreso, los militantes decidirán en libertad».

Viejo y nuevo antisusanismo

En aquel momento, Ferraz no terminaba de vislumbrar una alternativa clara capaz de aglutinar a un conjunto muy heterogéneo de eternos opositores a la baronesa del sur, nuevos desafectos o simples descreídos. Finalmente, optó por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Aunque inicialmente existían dudas sobre su capacidad de arrastre en el resto de provincias, ahora en la dirección federal aseguran que las expectativas de victoria son sólidas. Y los antisusanistas pata negra se muestran rotundos: «Ganamos por mucho».

Con todo, no falta quien admite, con cautela, que «siempre que se abren las urnas hay un riesgo», pero las mismas fuentes insisten en que plantear esta batalla era necesario porque Susana Díaz está «más que amortizada» y sus opciones de volver a ser presidenta son «nulas». Con un Juanma Moreno muy consolidado como presidente de la Junta, las posibilidades de Espadas tampoco parecen a priori elevadas.

Aun así, en Ferraz alegan que están en la obligación de intentar ofrecer algo nuevo y que el momento era ahora, antes de que el presidente andaluz convoque elecciones si no ya, a la vuelta del verano.

Susana Díaz espera que Ferraz sea garantista y permita «votar en libertad»

La secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, que participará en las primarias de junio para elegir al candidato socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía, señaló este viernes que confía en que la dirección federal del partido sea garantista, se mantenga al margen del proceso y permita a la militancia «votar en libertad».

En este sentido, según recoge Europa Press, se manifestó este viernes Susana Díaz, en dos entrevistas en Telecinco y Antena 3, donde aseguró que ella quiere ser la «apuesta de los militantes», que van a votar aquello que entiendan que es el mejor proyecto y equipo para volver a ganar las elecciones andaluzas y recuperar la Junta. Díaz indicó que respeta mucho a los compañeros que den el paso de presentarse también a las primarias, porque ello «enriquece el proceso».

Mucho ruido

«Mi objetivo es reilusionar a la militancia», recalcó la secretaria general del PSOE-A, quien explicó que desde la actual dirección socialista en Andalucía han considerado necesario pedir a Ferraz la apertura de este proceso en Andalucía ante el «ruido» que estaban generando algunos compañeros al demandar la convocatoria de primarias para elegir al candidato a la presidencia de la Junta, a pesar de que en la comunidad —donde gobierna el PP con el apoyo de Ciudadanos— no se han convocado todavía elecciones autonómicas. Ese «ruido», según indicó Susana Díaz, «distorsionaba» la comunicación con los andaluces y «deterioraba» la imagen del partido.

Susana Díaz señaló que este viernes aún no había podido hablar sobre este proceso de primarias con el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que mandó un mensaje.

«Tengo un respeto profundo por todos los órganos del partido y estas primarias a la candidatura socialista de la Junta las vivo desde la autonomía de Andalucía y desde la idea de que un militante es un voto», sentenció Susana Díaz, quien expresó su confianza en que la dirección federal «va a ser exquisita» durante este proceso, aplicará todas las garantías y «se va a mantener al margen, porque son los militantes los que tienen su voto, la voz es de la militancia».