El líder gallego enseñó las dos posibles salidas: o mediación urgente o congreso
21 feb 2022 . Actualizado a las 18:59 h.Alberto Núñez Feijoo se ha dado la razón a sí mismo al demostrar uno de esos argumentos bajo sospecha que utiliza para eludir preguntas incómodas sobre su futuro político, y es que es posible hacer política nacional desde Galicia. En los momentos delicados, y este lo es, el presidente de la Xunta y del PPdeG marca sus tiempos e intervenciones públicas sin dejar margen a la improvisación o a las interpretaciones equívocas. Ante la crisis con epicentro en la capital de España no cambió la agenda mediática que tenía cerrada antes de que todo saltase por los aires y participó en dos programas de radio de ámbito nacional y en otras dos ruedas de prensa sobre asuntos domésticos. En las cuatro intervenciones ofreció titulares contundentes y posicionamientos bastante definidos a los que no era necesario poner nombres propios. Su locuacidad, criticando primero el espionaje «imperdonable» contra Isabel Díaz Ayuso; y a continuación cargando contra la mala gestión de la crisis, señalando implícitamente a Teodoro García Egea, contrastó con el silencio o la cintura del resto de los líderes territoriales, que tras la ronda de llamadas desde Génova apenas acertaron a expresar su bochorno cuidando sus palabras para no desequilibrar la lucha en el barro de la capital.
Envueltos como están en procesos pos y preelectorales los presidentes de Castilla y León y Andalucía, su tibieza también ha sido interpretada como una delegación de opinión en el decano de los líderes autonómicos, porque a excepción del murciano López Miras, que se arrimó a la dirección, tampoco ha salido nadie a corregir las apreciaciones de Feijoo sobre la imperiosa necesidad de que Pablo Casado tratase de arreglar de inmediato las diferencias tendiendo puentes con Isabel Díaz Ayuso y asumiendo decisiones drásticas por la nefasta gestión de la guerra interna, lo que se ha traducido en múltiples ámbitos como un cese del secretario general, Teodoro García Egea. La primera parte se ha cumplido, y la segunda dependerá de los resultados de esa línea de comunicación abierta entre las dos trincheras, de momento «infructuosa».
La tercera vía
En este escenario de destrucción, que se circunscribe a la capital pero que tiene daños colaterales en la marca nacional, la figura que sale reforzada es la de Núñez Feijoo, al que las cabeceras más influyentes de Madrid situaron este sábado en los grandes titulares de sus portadas o incluso en los editoriales, bien para acreditarlo como voz autorizada por su insistencia en mediar en la crisis; o incluso como tercera vía ante la posibilidad de que el combate desatado entre Génova y la Puerta del Sol acabe con todos sus protagonistas en la lona, cada uno a su tiempo.
No es la primera vez que la figura del presidente gallego es utilizada para desestabilizar a la cúpula popular, pero esta vez Feijoo no ha escapado del foco porque entiende que su deber es reorientar la atención al origen del problema, que está en Madrid. «Es el momento de acertar con las decisiones, no con las personas», deslizan desde el PPdeG, reforzando la idea de que el presidente estaba obligado a encontrar fórmulas de entendimiento. De lo contrario, la parte «avergonzada» de la militancia —la palabra es de un directivo gallego— se sumará a la otra que está enfurecida con los acontecimientos y que exige que se detengan las hostilidades, que haya ceses o poner las urnas en un congreso adelantado, por este orden.
El caso que acecha a Díaz Ayuso
De algún modo, también está en juego la intuición de Feijoo. En el entorno del presidente existe el convencimiento de que las acusaciones por las comisiones de un contrato público que implican a un hermano de la presidenta tienen un «recorrido corto», por lo que Díaz Ayuso podrá salir del atolladero.
Otra cuestión distinta es la erosión que acumule Casado. Entre los alcaldes y candidatos autonómicos populares que irán a las urnas el próximo año el sonrojo es generalizado, y hay una fundada preocupación por el lastre de una dirección tan tocada. Pero antes, eso seguro, habrá congreso.