Feijoo cierra el congreso de su elección como presidente del PP ofreciendo pactos de Estado y proclamando: «El cambio ha empezado»

ESPAÑA

Julio Muñoz

Elegido con el 98 % de los votos, en su primer discurso evita citar el nombre de Pedro Sánchez, pero apela a consensos con el Gobierno. Marca distancias claras con Vox, pide ensanchar el partido y dicta las líneas clave de su mandato: fiabilidad, sosiego, madurez y sentido de Estado

03 abr 2022 . Actualizado a las 09:59 h.

Alberto Núñez Feijoo es desde las 12.35 horas de este sábado 2 de abril nuevo presidente del Partido Popular. Nada que no se esperase desde que hace un mes anunció en Santiago que esta vez sí, que se presentaría para relevar a Pablo Casado. Fue el único que dio el paso. Desde entonces, se ha movido en dos claves: unidad y ganar a Pedro Sánchez. Ha escuchado muchos elogios y ha dicho estar preparado para ello, para unir y para ganar. De momento, sale del congreso extraordinario de Sevilla con 2.619 de 2.663 votos emitidos, el 98 % de apoyos, más apoyo que los que obtuvo Mariano Rajoy y Casado (57,2 % en el 2018).

Conociendo esos datos, subió al estrado con la banda sonora de esta cita, el People have the power de Patti Smith, cantante que actuó en A Coruña no muy lejos de su piso, un verano del 2019, cuando Feijoo había dejado pasar la primera oportunidad de presidir el PP nacional.

Pero desta si foi. A la segunda. «Vamos allá», dijo tras ser proclamado presidente y escuchar la Rianxeira por segunda vez en el día. Subió tras el discurso de un Juanma Moreno Bonilla que mutó el cartel electoral de «Galicia Galicia Galicia» por el de «de aquí presidente Feijoo, presidente Feijoo, presidente Feijoo».

Fue el suyo un discurso de presentación con cuatro líneas claras: en el PP cabe todo el mundo, hay que ensancharlo, ser maduros y ofrecer pactos de Estado al Gobierno de Pedro Sánchez, un nombre que, por cierto, no citó una sola vez. Y una quinta: distanciarse claramente de Vox, cuando dentro de unos días tendrá que decidir si acude o no a la investidura de Mañueco en Castilla y León apoyado por la extrema derecha. 

Feijoo dijo que el suyo será un PP que conservará los referentes de Mariano Rajoy y José María Aznar, muy aplaudidos en este cónclave de Sevilla. Y un PP que estará, insistió, al lado del Gobierno cuando sea preciso, pero un Gobierno que ve agotado: «Está desbordado por la realidad, ha roto los consensos básicos, ha jugado con los intereses generales y cree que todo lo hace bien». «Y si sale mal -completó- es por culpa de otros». «¿Tenemos la mejor opción, el mejor gobierno posible?», se preguntó. «No. Y creo que la mayoría de los votantes del PSOE saben que no es el mejor gobierno para este momento».

«España no puede seguir más tiempo por este camino, hay hambre de cambio, y ese cambio se ha iniciado hoy. España no espera en los momentos difíciles», proclamó.

«Que nadie cuente conmigo para este entretenimiento infantil en el que ha degenerado la política española, vengo aquí a hacer política seria, no dejo Galicia para eso»

Y tras ese diagnóstico, empezó a enumerar algunas ofertas (algo vagas, eso sí) al Ejecutivo. El PP garantizará su apoyo al gobierno «para cesar a ministros que se oponen al propio Gobierno, para bajar impuestos a la energía, para proteger los servicios públicos con una economía que crezca sana, para no depender de nadie que quiere fracturar al país, para respetar la política exterior, y para no posponer las decisiones que urgen»,

Ese llamamiento a los pactos no será gratuito. Porque promete, a la vez, mantener una línea de marcaje a Sánchez. «No dejaremos de señalar lo que está mal, y propondremos lo que se puede hacer mejor, porque sabemos gobernar y qué hacer con el poder, no mantenerlo a toda costa».Gobernar, dijo, es «tomar decisiones, no esquivarlas, no buscar el enfrentamiento, sí buscar el entendimiento».

«Creo profundamente en nuestras posibilidades, no solo en las del PP, sino en las de nuestro país. Que nadie os haga creer que no se puede cambiar, nadie tiene derecho a decir que esto no tiene arreglo, lo vamos a arreglar todos juntos, todos los españoles juntos», añadió.

Ese llamamiento a la unidad tiene dos lecturas. Una interna, para cerrar la hemorragia que precipitó esta cita. Y otra exterior, para pedir la agrupación de todo el centroderecha. Y -de nuevo sin citar expresamente, en este caso a Vox- lanzó varios mensajes a la extrema derecha: «Somos un partido que defiende la España de las autonomías y que es europeísta, somos un partido que defiende la diversidad, un partido único, que defiende la lengua común, el español, pero también el resto de lenguas». De hecho, ayer viernes habló en gallego algunos minutos ante el plenario.

Y siguió con la línea de ensanchar. Porque, explicó, el PP no es «ni de urbanitas ni de rurales, somos de ciudades y de las aldeas, el partido de todos los lugares de España». Y en esa tesis de apertura, presumió de contar en el congreso con el presidente de la CEOE, de los autónomos, con el líder de la UGT y con altos cargos de CC.OO. De hecho, se extendió en la amistad y respeto que tiene entre los sindicatos.

Dijo que el PP en el que confía es ese que «defiende los servicios públicos, que está con las clases medias, trabajadoras y humildes, que no pide el carnet, sino competencias, y que tiende puentes».

Aclamado como único líder posible para el PP, y alabado -en algunos casos, hasta el exceso- por militantes, barones territoriales, el PP europeo y los expresidentes del PP, pidió tiempo, «no tener ansiedad» por lograr el gran reto: volver a la Moncloa. «Hay una larga tarea por delante, pero ya la hemos iniciado».

Él viene, explicó, a esquivar «la política de bloques» esa que impide «que dos partidos puedan hablar, no lo entiendo». «Que nadie cuente conmigo para este entretenimiento infantil en el que ha degenerado la política española, vengo aquí a hacer política seria, no dejo Galicia para eso». «El PP es el único instrumento para lograr el cambio que España necesita, necesita cambios profundos y tranquilos», insistiendo en esa necesidad de tiempo, y de no ir a derribar al Gobierno porque sí.

Y, tras una hora larga de discurso, dijo estar preparado para el reto. «Soy tenaz y no voy a parar [...] Trabajaré para ganarme la confianza de los españoles. A trabajar», concluyó.

No perderá el tiempo: mañana comité ejecutivo en Sevilla en el que se esperan nuevos nombramientos. Y a partir del lunes, a iniciar el proceso de relevo en la Xunta.

Siete claves para entender el reseteo del PP

De lo escuchado en dos días en el cónclave de Sevilla, y sobre todo de los dos discursos de Alberto Núñez Feijoo, se pueden extraer ya las primeras ideas de peso del reseteado Partido Popular. Algunas ya experimentadas en Galicia. Son estas:

1. Ensanchar el partido y agrupar el centroderecha. El gran desafío. Feijoo se propone recuperar el poder ganando desde votantes socialistas desencantados hasta aquellos que se han ido a Vox. Al partido de Abascal le ha marcado líneas rojas: defensa de los idiomas, del sistema autonómico o de la diversidad en las familias.

2. Contar con todos. Idea repetida en el congreso, y que se entiende cumplida: se deja atrás la crisis Ayuso-Casado (que hasta se saludaron), y se integran todas las sensibilidades del PP. El discurso de Aznar fue definitorio: al partido le queda solo una bala para volver a la Moncloa, y no se puede perder en batallas internas.

3. Sentido de Estado. De esta idea se desprenden los acuerdos con Pedro Sánchez que ayer esbozó Feijoo: bajada de impuestos, política exterior o defensa de la Constitución. Quiere devolver al PP el sentido de formación de gobierno, institucional y confiable ante los grandes retos. Mano tendida.

4. El partido que más se parece a España. Esto lo dijo el presidente varias veces y es un calco del PPdeG: «O partido que máis se parece a Galicia». La idea fuerza es que en el PP tienen cabida todas las sensibilidades, desde clases medidas hasta humildes, que respeta las diferentes lenguas de España y los diferentes modelos de familia. «No soy quién para juzgar a nadie», dijo.

5. Discurso moderado. Feijoo ha empleado un tono suave, sin un solo exabrupto, y sin citar a nadie en la oposición. Pero insistió en que «moderación no es tibieza, diálogo no es sometimiento». «Yo no vengo a insultar al presidente del Gobierno, vengo con todos vosotros a ganarle».

6. Madurez y coherencia. Feijoo, como también dijo Rajoy, previno al PP ante lo que llaman la infantilización de la política. Prefiere que el PP sea un partido previsible y coherente. Es una enmienda a los bandazos de Pablo Casado.

7. Y tiempo para consolidar el proyecto. Amigo de marcar los pasos, el gallego pidió a los militantes que no tengan ansias por ganar. Pide tiempo para asentarse con un equipo aún no definido al completo y su forma de hacer oposición a Sánchez. En apenas un año tendrá el primer test: las municipales.