Cospedal recurrió a Villarejo para impedir la publicación de los papeles de la «libretita de Bárcenas»
ESPAÑA
«Oye, y la famosa libretita, ¿tú crees que la sacarán?", le preguntó al excomisario. La exsecretaria general del PP quería evitar que esa información viese la luz o, al menos, que no salieran los nombres de los altos cargos del partido beneficiarios de la caja B
16 may 2022 . Actualizado a las 13:59 h.La exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal, entre el 2008 y 2018, se habría empleado a fondo durante el primer semestre del 2013 para proteger a la formación popular del escándalo de los papeles de Bárcenas, que ponían de manifiesto una contabilidad paralela a la oficial, una caja B, en el partido conservador y el pago de sobresueldos en negro a parte de la cúpula popular, según se desprende de unas grabaciones del excomisario Villarejo publicadas hoy por el diario El País.
En estos audios, que forman parte del material requisado por la policía en la vivienda y las empresas del excomisario en el marco de la operación Tándem que acabó con su detención, hablan por teléfono el propio mando policial y María Dolores de Cospedal. En ellas hacen referencia a lo que posteriormente se conocerían como los papeles de Luis Bárcenas, entonces tesorero del partido. Ambos especularon sobre el origen de esas informaciones. «Ha sido Esperanza Aguirre», señala Cospedal, que añade: A esta mujer se le olvida que, sabiendo todo Madrid que López Viejo era un sinvergüenza, lo hizo consejero... Es que nos hemos tragado mucho, ¿eh?».
Según adelanta hoy El País, lo que intenta Cospedal con su conversación con Villarejo es parar la publicación de la «libretita» de Bárcenas, unos manuscritos en los que el extesorero del PP registró durante casi 20 años una contabilidad paralela con entradas, de casi 8 millones de euros, y salidas de dinero.
El «aliado policial» de Cospedal
La primera llamada a la que se hace referencia se produce el 20 de enero del 2013, poco más de una semana antes de que el citado diario madrileño publicase las primeras filtraciones de los papeles de Bárcenas. Cospedal acude a Villarejo, su «aliado policial», para tratar de evitar que esa información viese la luz o, al menos, que no salieran los nombres de los beneficiarios de la caja B y, ante todo, los de los cargos más importantes del Partido Popular de entonces.
«Oye, y la famosa libretita, ¿tú crees que la sacarán?», le pregunta Cospedal al entonces policía, que responde: «Yo, la libretita... a mí no me ha dicho... he hablado con los dos esto...». Cospedal prosigue: «Es que Inda se lo va contando a quien lo quiere oír», y Villarejo contesta: «Ya, pero a mí la famosa libretita que él dice que tal, él lo que me ha dicho es que tiene fotocopia de algunas hojas que el otro le ha enseñado, que no se las ha llegado a dar, el abogado. O sea, que lo de la libretita no la tiene físicamente, ¿eh? Ni siquiera Inda, creo, por lo que me ha dicho. ¿Qué va por ahí contando cosas? Es que es un bocazas».
La ex secretaria general del PP quería saber si el diario El Mundo, que días antes había publicado que Bárcenas había pagado sobresueldos en negro a varios dirigentes del partido, tenía los papeles que lo acreditaran y si tenía una lista de los supuestos beneficiarios. Villarejo asegura a Cospedal que los periodistas Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta querían sacar al principio una lista en al que «estaba el presi», en alusión a Mariano Rajoy. «Tú sacas una lista así y al día siguiente tienen una querella, ¿eh?», advierte la también exministra de Defensa.
Tras unos minutos de conversación, la exdirigente popular retoma la cuestión de la «libretita» y le hace la petición concreta al excomisario Villarejo. «Por eso te estoy llamando. La libretita... sería mejor poderlo parar», le dice. El entonces policía le intenta tranquilizar: «No te preocupes, que yo voy a estar al loro con esto y voy a hacer todo lo posible en estos días por hacerme mucho más el encontradizo con ellos».
Segunda conversación
La segunda conversación registrada fue el 16 de abril del 2013, después de la publicación de parte de los papeles de Bárcenas. El objetivo es torpedear los procesos judiciales que atosigaban al PP desde que se hiciese de dominio público la caja B y los sobresueldos cobrados por altos cargos del partido.
Villarejo comenta a Cospedal que junto con José Luis Olivera, ex comisario jefe de la UDEF, tratan de presionar al inspector policial Manuel Morocho, que era responsable del informe que las fuerzas de seguridad del Estado debían hacer llegar a los jueces encargados del caso. Lo hacen para buscar «convencerle de que quite lo más importante». Exclama que en ese informe estaba «hasta el nombre del presidente del Gobierno», en referencia a Mariano Rajoy.
La información facilitada por esos audios concluye con una conversación sobre la solución que Villarejo creía perfecta. Asegura que «había una oportunidad tremenda» consiguiendo que los dos policías más próximos a Morocho ascendiesen y pudiera este último redactar el informe con ayuda de personas de su confianza, sin riesgo de filtraciones. «Y es una forma de no largar a un tío, ascenderlo, ¡coño!», reflexiona Villarejo.
Pero esos planes se vieron truncados, ya que para que esas dos personas lograran el ascenso para trabajar junto con Morocho, debían pasar un examen que únicamente se celebra una vez al año. La investigación del caso culminó ocho años después, en el 2021, con la financiación irregular de los populares como más que probada debido a «contabilidad paralela». Sin embargo, el asunto de los sobresueldos a altos mandos de Génova no encontró por ahora más recorrido judicial.