Feijoo ofrece a Sánchez un pacto de legislatura si rompe con sus socios, y este lo rechaza

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Pedro Sánchez escucha el discurso de Alberto Núñez Feijoo durante el debate en el Senado.
Pedro Sánchez escucha el discurso de Alberto Núñez Feijoo durante el debate en el Senado. JUANJO MARTÍN | EFE

El jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición pugnan por representar la voz de la calle frente a la crisis

17 oct 2022 . Actualizado a las 17:06 h.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo mantuvieron un intenso cara a cara en el Senado en el que ambos evidenciaron sus profundas discrepancias políticas y pugnaron por representar la voz de la calle ante la crisis energética. El presidente del Gobierno, presumiendo de las ayudas y subvenciones aprobadas para paliar los efectos de la pandemia y la subida de precios de la energía por la guerra de Putin, y de ser el protector de «la clase media trabajadora». Y el líder de la oposición, culpando al Ejecutivo de la pobreza energética y del alza imparable de precios que padecen los ciudadanos en sus bolsillos.

En un formato encorsetado por la escasez de tiempo para el líder del PP, y con marcados tintes de precampaña electoral, Sánchez aprovechó su ventaja para exponer un largo discurso plagado de datos en el que desgranó todas las medidas que ha tomado su Gobierno, y cargó contra el catastrofismo de la derecha. «Lo que estamos haciendo es prepararnos para lo peor», dijo, pero aseguró que las medidas que se tomen «no van a ser dramáticas. «No va a haber ni apagones de electricidad ni racionamiento de bombonas de butano como jalean desde la bancada de la derecha», sostuvo.

En una estimación optimista sobre la evolución de la economía española, señaló que espera que el 2022 se cierre con una inflación en torno al 8 % y baje al 3 % en el 2023. Sánchez insistió en cargar contra los grandes empresarios. «Mientras sea presidente del Gobierno, el Estado y todos sus recursos financieros van a estar al servicio de los ciudadanos y no al revés, y menos al servicio de grupos de poder como ocurrió en la anterior crisis», dijo culpando al PP de no saber decir más que «no, no y no durante toda la legislatura». 

Industria electrointensiva

«Dejen de hacer el ridículo y no llamen timo ibérico a lo que es una defensa de la clase trabajadora», afirmó en referencia a la llamada excepción ibérica. Y anunció además exenciones para la industria electrointensiva para que «los grandes consumidores de manera temporal queden cubiertos por el mecanismo ibérico». Algo que afectará a sectores como la cerámica, la química, el textil y los fertilizantes. Una medida que Feijoo ya había propuesto con anterioridad.

«No vamos a permitir que haya empresas y personas que se lucren con esta crisis por muy poderosas que sean o por muy cercanos que sean con algún dirigente político», insistió, porque «la voluntad popular se expresa por los votos y no en unos cuantos cenáculos madrileños». 

«Busque ayuda en el PP»

Cargó directamente contra Feijoo, al que acusó de comportarse «como un chamán o como un curandero» y de «jugar con el miedo de la población» En su intervención posterior, el líder del PP se quejó reiteradamente de los insultos que recibe por parte del Gobierno. «Para hacer oposición solo tiene que esperar a las próximas elecciones», le dijo a Sánchez. Y advirtió al presidente de que decir que a él le han aupado las grandes empresas energéticas es un insulto a los millones de votantes del PP.

Feijoo apartó de su discurso las referencias a ETA y ofreció a Sánchez un pacto de legislatura para luchar contra la crisis económica si rompe con sus socios de Unidas Podemos, en base a un documento con ocho bloques temáticos que incluyen la creación de una Airef energética y premiar el ahorro energético con descuentos del 5 al 20 % en los recibos. «Busque ayuda en el PP. No seremos socios parlamentarios permanentes, pero siempre seremos aliados de nuestro país», dijo. Sánchez ignoró la oferta y aseguró que el PP no quiere pactar nada con el Gobierno.

Y tampoco aceptó la invitación de Feijoo de prolongar la vida de las centrales nucleares, afirmando que eso sería «avanzar hacia el pasado», ni la de crear «un grupo de alto nivel» con Francia para convencer a Macron de que acepte el nuevo gasoducto MidCat

Insolvencia o mala fe

Frente al optimismo económico de Sánchez, Feijoo pegó su discurso a la calle reprochando al Gobierno que ya no hable de pobreza energética cuando el recibo es «el más caro de nuestra historia». Insistió en cuestionar la excepción ibérica y se preguntó si los «volantazos» del Gobierno son fruto «de la improvisación, de falta de rumbo o de las encuestas». España, sostuvo, «no puede seguir todo un año más a merced de las urgencias demoscópicas» de Sánchez. En su larga réplica, el jefe del Gobierno cargó las tintas contra Feijoo y enumeró una ristra de supuestas «meteduras de pata» de su rival para preguntarse si se deben a la «insolvencia o a la mala fe». 

Gestión en la Xunta

Sánchez llegó a cuestionar la gestión de Feijoo al frente de la Xunta, pese a sus cuatro mayorías absolutas, asegurando que cuando alcanzó la presidenta autonómica de Galicia se encontró con un déficit de 3.900 millones de euros y en el 2022 esa deuda es de 11.300 millones de euros. Feijoo le respondió luego asegurando que se trata de un dato sesgado porque Galicia es la comunidad autónoma que menos ha incrementado la deuda pública en España durante los últimos años.

La lista de errores que Sánchez enumeró para tratar de desacreditar a Feijoo incluyó su declaración en el mes de marzo, cuando dijo que el Gobierno se estaba «forrando» con la recaudación de impuestos, cuando la mayoría de esos impuestos van a parar a las comunidades. También, según Sánchez, Feijoo dijo que en Galicia el rural no paga impuestos. «Su conocimiento en impuestos, es justito» afirmó el presidente.

El debate evidenció que la estrategia de Sánchez pasa por desacreditar la imagen de Feijoo como un buen gestor, y mostró también la enorme desconfianza del líder popular en el presidente del Gobierno. Algo que parece cerrar las puertas a cualquier acuerdo entre ambos.

El presidente habló durante dos horas, y el líder del PP, 20 minutos

Feijoo niega haber llamado dictador a Sánchez, ya que no puede serlo porque no manda ni en su propio Gobierno

El formato del debate evidenció la desproporción entre los tiempos de intervención de cada uno. Mientras Sánchez habló durante casi dos horas en el cara a cara, Feijoo solo pudo intervenir durante 20 minutos, sumando su primer discurso y la réplica. Aún así, hubo tiempo para referencias literarias. Sánchez reprochó a Feijoo que utilizara la obra de García Márquez El otoño del patriarca para referirse a su situación política. «Si un asesor me pone en mi discurso que utilizara a un dictador sangriento hubiera tachado esa referencia», sostuvo el líder del PSOE.

Pero en su réplica, Feijoo no retiró esas palabras. Al contrario, dijo que no se trataba de un insulto, ya que un dictador es una persona «que manda sobre todo un pueblo» y Sánchez no puede ser dictador «porque no manda ni en su propio Gobierno», en referencia a las continuas diferencias de criterio con sus socios de Unidas Podemos.

«Usted es un presidente elegido democráticamente por los españoles, aunque fuese diciendo que nunca gobernaría con Podemos ni pactaría con Bildu», añadió, aclarando que solo considera que es un mal presidente en sus últimos momentos.

Sánchez introdujo en la última parte de su réplica final la polémica sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial y acusó a Feijoo de incumplir la Constitución y de presionar a sus vocales junto a determinados medios de comunicación para impedir la renovación de este órgano y del Tribunal Constitucional. Feijoo mostró su indignación ante ese planteamiento. «Decir que los jueces están siendo presionados por un partido político es lamentable. Para eso se podía haber quedado en su casa», le espetó. «Ha vuelto al terreno de la crispación y no me va a encontrar ahí», concluyó el líder de la oposición.