Marlaska se enroca y niega irregularidades en la tragedia de Melilla pese a las evidencias

Melchor Saiz-Pardo / J. A. Lomo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

ATLAS TV

El ministro culpa a los propios inmigrantes y su «violencia» del suceso, rechaza que hubiera muertos en España y tacha las pruebas que le desmienten de «conjeturas, especulaciones e insinuaciones»

04 dic 2022 . Actualizado a las 10:02 h.

Fernando Grande-Marlaska se enroca. Ni sombra de autocrítica ni un atisbo de reconocer un solo error. Una vez más, y en sede parlamentaria, el titular de Interior en esencia este miércoles volvió a culpar exclusivamente a los inmigrantes de su propia muerte. Ni los informes del Defensor del Pueblo denunciando el uso excesivo de la fuerza por parte de la Guardia Civil (incluido el apedreamiento de los simpapeles); ni los documentos de esa misma oficina que vinculan el asalto a la imposibilidad de pedir asilo en España; ni los vídeos que muestran claramente cuerpos inertes en el patio de soberanía española; ni las imágenes en las que se aprecian gendarmes marroquíes en suelo español ejecutando expulsiones en caliente; ni los documentos del Catastro o el Instituto Geográfico Nacional que certifican que la práctica totalidad de los hechos ocurrieron en suelo melillense, ni las críticas del Consejo de Europa a las deportaciones «sin ningún procedimiento legal»; ni las investigaciones periodísticas que desmienten la versión de Interior… nada.

159 días después de la tragedia del 24 de junio en el paso de Barrio Chino en la que fallecieron entre 23 y 72 inmigrantes, según las diferentes fuentes, el ministro en el Pleno se sacudió cualquier tipo de responsabilidad, aun a riesgo de que todo esto acabe en una comisión de investigación parlamentaria. Nada de lo que arrepentirse, porque, afirmó, no hubo muertos en España («ninguna pérdida de vida humana en territorio nacional»). Es más, según Marlaska, todas las pruebas e informes que le desmienten son simples «conjeturas, especulaciones, falsedades, mentiras o insinuaciones». Todas esas informaciones, informes e imágenes e investigaciones que apuntan a que ha mentido, insistió, son «sesgadas» y solo responden a «verdades preconcebidas».

El ministro dejó claro que no tiene intención de admitir la más mínima irregularidad en la tragedia de Melilla, y mucho menos dejar el cargo por lo sucedido el 24-J, porque todo fue culpa de los propios inmigrantes, que «de forma organizada y ejerciendo la violencia» trataron de forzar el perímetro en un «intolerable intento de agresión» a la frontera. «Piedras, hachas y palos, mazas, radiales»… el ministro de deshizo por ilustrar la «violencia» de los 1.700 inmigrantes en ese viernes.

Toda culpa del «embudo»

Grande-Marlaska se volcó especialmente en relacionar las muertes exclusivamente con la actuación de los subsaharianos, alejando, de paso, el más mínimo reproche a las fuerzas marroquíes. Según el relato del titular de Interior, los fallecimientos se debieron exclusivamente al «embudo» que se formó cuando «cientos de personas» trataron de «superar simultáneamente» el vallado de la «zona de tránsito». En ningún momento, el ministro se refirió a la violencia con que las fuerzas marroquíes estaban hostigando a esa multitud o al uso de gases por parte de la Guardia Civil, que, según el Defensor del Pueblo, puedo empeorar todavía más esa delicadísima situación.

Frente a esa violencia de los subsaharianos, la Guardia Civil tuvo en todo momento una actuación «rigurosa y profesional». Los agentes del instituto armado, insistió el compareciente, no tuvieron «ninguna responsabilidad» en los sucesos ni omitieron su obligación de socorro, pese a que las imágenes revelan que la única ambulancia de la zona española que se encontraba en las inmediaciones no se movió en ningún momento.

Los socios de Sánchez y PP acusan a Marlaska de «mentir» y solo Vox le muestra comprensión

La soledad de la que Fernando Grande Marlaska ha huido desde la última gran polémica del ministro del Interior tras la tragedia de la valla de Melilla ha quedado hoy patente en el Congreso. Lo ha hecho tras la comparecencia que ha llevado a cabo el propio titular de Interior, que ha provocado un aluvión de críticas y reproches no solo por parte de la oposición, sino también de los propios socios de Gobierno de Pedro Sánchez.

«La mentira en democracia es inaceptable y su presencia aquí resulta indecente», le espetaba la diputada popular Ana Belén Vázquez, quien recordaba al ministro que no comparecía en el hemiciclo por «ser el más transparente, sino por ser el más mentiroso». «Usted es un cobarde», afirmó.

La parlamentaria popular quiso dejar claro que tras la visita que los distintos diputados de los grupos parlamentario realizaron en la valla de Melilla no hay ningún grupo que no diga que Marlaska miente. A su juicio, el ministro del Interior ha intentado ocultar su responsabilidad en «el accidente más mortal de la frontera española» y por su culpa «la defensa de los derechos humanos» está en cuestión.

Vox, que se mostró en contra de una hipotética comisión de investigación para no demonizar a la Guardia Civil, sí que aprovechó la cita de esta mañana en la Cámara Baja para cargar contra Marlaska. Aunque también dio por buena la versión de este sobre lo acaecido en la valla. No es casualidad, sostiene, que el asalto fuese coordinado y masivo.

Javier Ortega Smith, diputado de Vox, ha descrito un «asalto violento» a la frontera entre Marruecos y Melilla y ha aludido en todo momento a la «indefensión» de los agentes de la Guardia Civil. «Si no hubo muertos fue un milagro», destacaba el diputado, quien recriminaba al titular de Interior «el abandono al que tiene sometida la frontera de España y a los agentes que allí trabajan». «Debe dimitir por haber abandonado a los agentes de Policía y Guardia Civil en la frontera», zanjaba finalmente Ortega-Smith -aclaraba que no «por los infundios que contra usted vierten los grupos separatistas y golpistas»-.

Unidas Podemos, por su parte, aseguraba que tras lo acaecido en Melilla ha quedado claro que ni «la legislación europea ni la española» están preparadas para proporcionar asilo a las miles de personas que lo requieren. «Hagamos las reformas legales para que nadie tenga que saltar una valla», aseguraba al respecto el diputado de Unidas Podemos Enrique Santiago.

ERC, otro de los socios del Ejecutivo, sí que se mostró más duro con Marlaska. «Hay que acabar con el relato mentiroso y racista que se ha creado desde la institucionalidad y que va en el mismo sentido de la extrema derecha», apuntaba la parlamentaria María Carvalho Dantas, quien decía que «un ministro como Marlaska no podía seguir ni un minuto más en su puesto».

Según ERC, lo único que diferencia al actual Ejecutivo del PP y la ultraderecha es su promesa de llevar a cabo políticas de izquierda. «Son tan de izquierdas como Vox es de centro», aseguraba Dantas tras decirle a Marlaska que «seguía siendo ministro porque las personas muertas son negras y pobres».

Junts, el antiguo socio de ERC en Cataluña, también reprochaba al titular de Interior su actitud frente a la polémica. «Su Gobierno nos tiene acostumbrados al uso de eufemismos para no llamar a las cosas por su nombre», decía Mariona Illamola.

Y Cs, por su parte, defendía a la Guardia Civil -al igual que PP y Vox-, pero sí que pedía la dimisión de Marlaska, a quien acusaba de acudir a la Cámara Baja con una actitud retadora. «Tras las imágenes en Melilla tenemos la certeza que nos engañó».