El Gobierno desdeña el plan de Aragonès para hacer un referendo y lo vincula a pulsiones electorales

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La ministra de Hacienda y Función Pública y número dos del PSOE; María Jesús Montero
La ministra de Hacienda y Función Pública y número dos del PSOE; María Jesús Montero Francisco J. Olmo | EUROPA PRESS

Lo tilda de «poco útil y realista» y reitera que no habrá consulta

13 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

 El Gobierno ha recibido con poco interés y sin excesiva alarma el anuncio del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, de que activa ya el proceso para poner sobre la mesa una nueva propuesta de referendo, inspirada en la ley de claridad canadiense. Su intención sería presentarla al Ejecutivo que corresponda a finales de este mismo año o principios del 2024, tras las próximas elecciones generales, pero los socialistas cerraron ayer cualquier puerta a su implementación.

La ministra de Hacienda y número dos del PSOE, María Jesús Montero, insistió en que la consulta sobre la independencia «no se va a hacer». «Está contra la Constitución, no tiene ningún sustento, y cualquier propuesta que se plantee debe seguir fielmente los elementos constitucionales», adujo. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, también incidió en la misma idea, pero con un tono aún más desdeñoso. «Seguimos en campaña electoral —ironizó— y yo respeto todas las propuestas que puedan hacerse por poco útiles y realistas que me parezcan, pero el Gobierno tiene claro lo que quiere hacer».

En el Ejecutivo defienden que sus políticas «arriesgadas», la concesión de indultos parciales a los condenados del procés, la derogación del delito de sedición y la modificación del de malversación —que, no obstante está siendo sorteada por los tribunales—, ha ayudado a desinflamar la situación política en Cataluña y sitúan las declaraciones del presidente de la Generalitat en el marco de la competencia interna con Junts per Catalunya. Creen que las posibilidades de que la situación vuelva a crisparse son, en este momento, remotas, y apelan a los datos de la encuesta CEO, el CIS catalán, que sitúa el apoyo a la independencia en un 43 %, por encima del 38 % de hace un año, pero aún muy por debajo del 50 % que dice rechazarla.

«Cataluña estuvo en un bucle que le supuso perder una década. Este tipo de propuestas —insistió Bolaños— no son el futuro de Cataluña. El futuro de Cataluña pasa por crear oportunidades de empleo, por inversiones que crean oportunidades y riqueza. Ninguna propuesta que devuelva a Cataluña a su peor pasado, que fraccione, tensione y cronifique el conflicto va a contar con el apoyo del Gobierno de España, que está en pasar página, en avanzar y en mirar al futuro».

No todos en el PSOE, sin embargo, recibieron el plan del presidente catalán con idéntica tranquilidad. El presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page —que ve peligrar sus opciones de revalidar en el cargo por una coalición de PP y Vox— pareció tomárselo más en serio y advirtió de que si Aragonès «vuelve a las andadas», él será el primero en acudir al Tribunal Constitucional. Page se desmarcó además de las «cesiones» de Pedro Sánchez al independentismo. Cesiones que aun así achacó al «frentismo que hay en Madrid».