El infierno de vivir rodeada de pisos turísticos: «El casero le dice a los guiris que llamen a mi timbre para ser además la recepcionista»

Iago García
I. GARCÍA LA VOZ

ESPAÑA

Mariona (izquierda), quien ha denunciado en sus redes los problemas de vivir en un edificio repleto de apartamentos turísticos (derecha)
Mariona (izquierda), quien ha denunciado en sus redes los problemas de vivir en un edificio repleto de apartamentos turísticos (derecha) TIKTOK | EUROPA PRESS

Mariona denuncia que durante los tres años que lleva alquilada en el centro de Madrid ha soportado obras en todos los pisos a su alrededor, que pasaron a uso turístico. Su casero, propietario de todo el edificio, indica a los turistas que la llamen a ella de madrugada como medida de presión para que se marche

13 jun 2024 . Actualizado a las 19:20 h.

«Llevo con timbradas a horas intempestivas todas las noches desde hace tres años y nunca he sabido muy bien a qué se debían, aunque me hacía una idea». Así comienza el vídeo de denuncia que Mariona Lucas ha hecho público a través de la plataforma TikTok. Visiblemente cansada, probablemente por no haber podido conciliar el sueño por esta situación, relatará a continuación las continuadas torturas nocturnas que sufre y que parecen tener como únicas causantes  la multitud de viviendas de uso turístico que la rodean en el inmueble en el que vive de alquiler en el centro de Madrid: «en un principio pensé que querían saber si había alguien en casa para robarme, pero ahora sé que es peor».  

El primer año residiendo en este lugar, señala Mariona que las molestias consistieron en obras continuas promovidas por su casero, que es el propietario además de todas viviendas del edificio. «Fueron todo reformas, fue un sin vivir, cada mes echaban a un inquilino y se hacían reformas, no sé por qué motivo no nos echaron a nosotros», indica al respecto. «Han hecho que esto sea invivible, pero hemos aguantado porque esta es nuestra casa», añade la joven sobre cómo le afecta a ella y a sus otros dos compañeros de piso esta circunstancia.       

La gota que ha colmado el vaso ha sido que tras la enésima vez que han llamado a su timbre de madrugada, ha podido descubrir realmente quien ha promovido las molestias que sufre desde hace tres años. «Han llamado a las seis de la mañana y, en principio, no iba a levantarme de la cama. Pero han vuelto a timbrar y he decidido que no podía más y he ido a contestar. Resulta que el "guiri" que estaba abajo se ha disculpado un montón y me ha dicho que en la página de Airbnb les pedían que llamaran a mi piso cuando no se les abriera la puerta», ha detallado sobre lo sucedido la mujer.

La revelación de saber que en realidad su casero ha promovido esta medida de presión hacia ella ha provocado un profundo enfado en Mariona: «No solo ha estado haciéndonos la vida imposible con gente que entra y sale de mi portal, que yo no me siento segura, tengo unos vecinos distintos cada día, gente que viene de fiesta a causar problemas, a impedir la calidad de vida de los vecinos, pues encima les piden que se aprovechen de nosotros». Reconoce además que paga una cifra astronómica para poder vivir donde vive como para además tener que padecer a diario una coyuntura tan incómoda para poder llevar una vida normal. «No solo se llevan la mitad de mi sueldo cada mes por un piso que no lo vale, sino que además trabajo como empleada del Airbnb», aporta decepcionada. «Estoy presa en esta situación», comenta también a sus seguidores, dado que ha intentado buscar un alojamiento alternativo pero «los precios están imposibles».  

Finalmente asegura que dada la normativa en la Comunidad de Madrid y al dinero que maneja su casero, «de nada sirve denunciar» y que ha decidido hacer esta denuncia pública para recibir algo de empatía en gente «que viva esta misma situación», así como para pedir que no se usen las webs de alquiler de viviendas turísticas. «Sé que es una opción barata pero le estáis jodiendo la vida a la gente. Existen hostales y hoteles en los que hay trabajadores a los que se les paga y vais a estar bien atendidos», concluye.