El escritor Santiago Posteguillo narra el horror de la dana en el Senado: «¿Cómo se puede ser desde las instituciones tan miserable?»

LA VOZ REDACCIÓN

ESPAÑA

El escritor valenciano Santiago Posteguillo durante la última edición de la Feria del Libro de Madrid
El escritor valenciano Santiago Posteguillo durante la última edición de la Feria del Libro de Madrid VICTOR LERENA | EFE

El valenciano, que participaba en una conferencia centrada en el pasado romano de la península, se refirió a su experiencia el fatídico 29 de octubre como vecino de Paiporta. Mientras en el siglo I los políticos se mataban entre ellos, «en el siglo XXI apuñalan al pueblo», se expresó

22 nov 2024 . Actualizado a las 18:36 h.

Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), escritor valenciano ganador del premio Planeta 2018 con Yo, Julia y residente en Paiporta, ha narrado la experiencia que vivió el día de la dana, cuando se encontraba a solo 50 metros del barranco del Pollo, y ha denunciado la falta de «ayuda institucional» que están viviendo él y sus vecinos desde la tragedia. «Al amanecer no había nadie», ha rememorado el autor, que ha declarado que la sensación que tiene la población de las localidades desvastadas es que, mientras en el siglo I los políticos se mataban entre ellos, «en el siglo XXI apuñalan al pueblo».

El exitoso novelista participó recientemente en el Senado en una conferencia titulada Hispania corazón de Roma en el Ciclo Historia y Literatura de la Cámara Alta y, en un momento dado, explicó cómo vivió los primeros momentos de la tragedia.

A las 18.40 del 29 de octubre, su pareja le avisó de la subida del agua. Accedieron a la terraza del edificio, a unos 50 metros del barranco del Pollo, y vieron que se estaba desbordando a pesar de que no había llovido en Paiporta y de que «nadie había avisado». Aunque en un primer momento pensó en cambiar el coche de sitio, al bajar y ver que ya había una lámina de agua cubriendo la plaza cambiaron, al igual que otros vecinos, de opinión.

«Evidentemente, el coche lo encontré cuatro días después a un kilómetro de distancia de donde lo había dejado, pero eso es lo de menos. Lo impresionante es que en 13 minutos había un torrente brutal de dos metros de agua sin control arrastrando, ramas, árboles, coches, todo (...). Nos acostamos sin luz ni agua pensando que, lógicamente, al amanecer estaría la Guardia Civil, los Bomberos, el Ejército, pero al amanecer no había nadie», ha lamentado el escritor, que ha llegado a recordar que lo que sí vio fue el cuerpo de una víctima mortal a la que conocía.

Posteguillo evoca los «kilómetros y kilómetros de devastación» en los que se ha convertido la zona y se ha mostrado muy crítico con la respuesta de las instituciones, que, contrasta con la reacción de los miles de voluntarios. «Pero el pueblo con palas no puede», ha aseverado.

La segunda noche, todavía fue peor que la primera según su testimonio: «No viene nadie. Hay saqueos. No sé si han visto la película La Purga, lo mismo. Los vecinos habían retirado el cadáver de la chica de un bajo. ¿Cómo puede ser que en 48 horas no venga nadie? ¿Alguien me lo puede explicar? ¿En España? ¿En el siglo XXI?».

El novelista y profesor manifiesta que él es «un privilegiado» porque dispone de medios para solventar los problemas, «pero hay mucha gente que vivía en plantas bajas, mucha gente mayor que no puede rellenar la documentación». «¿Cuánto tiempo tiene que esperar esa gente las ayudas? ¿Cómo se puede ser desde las instituciones tan miserable?», plantea.

Exige altura de miras a los representantes públicos

En este punto, echa mano de la historia antigua para decir que «en el siglo I antes de Cristo los políticos se apuñalaban entre ellos». «Y ahora voy a hacer una generalización que es injusta con políticos que yo sé que son honestos y que intentan hacer las cosas bien, pero la sensación que hay en todas las poblaciones de las que yo vengo es que los políticos del siglo XXI apuñalan al pueblo».

Y finaliza citando un poema de Antonio Machado: «Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón».

«Yo no sé si no habría que modificar eso porque a veces la sensación que hay es que las dos Españas nos están helando el corazón», ha concluido.