El Santo Grial gallego de la automoción

MOTOR ON

En Chavín, a 6 kilómetros de Viveiro, un empresario gallego creaba, en 1905, la primera fábrica de automóviles de la comunidad. Construía carrocerías que luego montaba sobre chasis que importaba de Francia. En el 2010, y después de casi dos décadas de búsqueda, la Fundación Jorge Jove lograba encontrar una unidad de aquella fábrica y recuperarla pese a su mal estado

21 abr 2019 . Actualizado a las 11:58 h.

No sabemos qué se le pudo pasar por la cabeza a José Barro cuando decidió crear una fábrica de montaje de vehículos a principios del siglo XX. Teniendo en cuenta el aislamiento geográfico gallego, lejos de grandes ciudades y centros logísticos, y en una Galicia rural basada en la agricultura y ganadería y castigada por una emigración forzosa; es difícil entender cómo le cuadraron los números para emprender esta cruzada. Posiblemente una corriente de entusiasmo por el vehículo de motor que inundaba toda Europa pudo tener parte de culpa.

En 1900, en España solo existía un vehículo por cada 200.000 españoles, una cifra ridícula si la comparamos con los 120.000 vehículos que circulan hoy con los mismos habitantes. Hay que recordar que hace 120 años la automoción en España estaba naciendo, a diferencia de otros países que ya nos llevaban algunos años de ventaja. Por ejemplo, en Francia, a principios de siglo XX, en áreas cercanas a París ya existía un vehículo por cada 500 habitantes. No olvidemos que el país vecino fue un pionero en cuanto a la fabricación de automóviles.

A partir de 1900, la fiebre de la construcción de vehículos a motor ya era imparable. En esos primeros años de siglo, solo en Francia existían más de 250 constructores. Este entusiasmo, en muchas ocasiones no estaba ligado a una capacidad productiva eficiente, por lo que muchos de estos fabricantes apenas llegaban a construir media docena de unidades. Otros, sin embargo, como Panhard, Delahaye, Daimler o De Dion Bouton, se estaban consolidando como marcas de referencia con miles de unidades contruidas en aquellos momentos.

Procesos constructivos 

Una característica común de todos estos fabricantes era su proceso manual de construcción. Por un lado se hacían el motor y el chasis y por otro la carrocería, que solía encargarse a empresas específicas carroceras. Estos artesanos construían estructuras de madera adaptadas a los gustos de cada comprador.

La excepción a esta forma de trabajar fue la cadena de montaje que Henry Ford puso en práctica en 1908, y al que los grandes fabricantes le seguirían años más tarde.

Entre todas las marcas existentes a finales del XIX sobresale De Dion Bouton, un fabricante surgido en 1882, y que se convierte en referente mundial, gracias, en parte a la construcción de unos motores robustos, fiables y de excelente rendimiento. En solo unos años es el principal proveedor de motores a más de 50 marcas europeas, entre ellas la de nuestro empresario gallego en Chavín. Solo en 1905, esta fábrica francesa empleaba a más de 3.000 trabajadores y construía no solo motores y chasis, sino también carrocerías.

Pioneros españoles

En España, esta fiebre por la construcción de automóviles aparece, en parte, gracias a las grandes exposiciones de automóviles europeas. Eran escaparates para expandir ideas y automóviles. Constructores como La Cuadra, Elizalde, Abadal o Hispano-Suiza son algunos ejemplos de aquellos pioneros. Aunque solo esta última, nacida en 1904, se convertiría en referencia mundial como fabricante de vehículos fiables y de un rendimiento extraordinario.

La factoría de José Barro

Este empresario de Viloalle (Mondoñedo) y apasionado de todo lo que llevase algún tipo de motor, propulsor o turbina llega a Chavín en 1895 con solo 22 años, y comienza su andadura empresarial con la construcción de una pequeña central eléctrica. Paralelamente adquiere un viejo taller de telares que poco a poco reconvierte en una de las factorías automotrices más avanzadas de su tiempo.

Un Dion Bouton sedán delante de la fábrica de automóviles de Chavín (Viveiro) en 1925
Un Dion Bouton sedán delante de la fábrica de automóviles de Chavín (Viveiro) en 1925

El primer automóvil

En 1904 José barro viaja hasta París decidido a comprar dos ómnibus con la idea de montar un servicio de transportes entre Viveiro y Bahamonde. Sin embargo, vuelve con una licencia en exclusiva para la venta de vehículos, buses y camiones de la marca De Dion Bouton para Galicia y Asturias.

Un año después comienzan a llegar de París los primeros chasis De Dion Bouton, famosos por su fiabilidad y dureza. Barro, además de la venta, ofrece servicios de reparación de todo tipo de vehículos. Autos de Valladolid, León o incluso Madrid comenzaban a estar entre sus clientes.

Carrocerías viveirenses

Durante la Primera Guerra Mundial el fabricante francés no puede suministrar las piezas necesarias a la factoría de Chavín, por lo que el empresario se ve obligado a carrozar y construir piezas. Se convierte de este modo en una factoría de construcción de carrocerías y montaje de vehículos, autobuses y camiones hasta el final de sus días.

Ya en los años 30 esta empresa ocupa uno de los puestos más altos en el ránking nacional en cuanto a la producción de material automotriz, con señas de identidad como la solidez y el acabado en sus autobuses y camiones.

Durante la Guerra Civil construye material militar, retomando sus anteriores funciones al finalizar la contienda hasta su muerte en 1943.

Sus herederos dividen la empresa en dos líneas de negocio y la mantienen hasta que la crisis económica de finales de los 70 les obliga a cerrar definitivamente en el año 1981.